/ jueves 13 de junio de 2024

Un Nuevo Proyecto de Comunicación

Para el presidente Andrés Manuel López Obrador, la conferencia de prensa matutina, coloquialmente denominada “la mañanera” fue el medio de comunicación principal a través del cual el gobierno pudo enfrentar, con éxito inusitado (y tal vez inesperable para muchos), el cerco informativo que los medios de comunicación convencionales y conservadores decidieron imponerle a la 4ª transformación. Basta con un breve análisis de contenido de los principales periódicos nacionales y cadenas de radio y televisión, para llegar rápido a la conclusión de que los contenidos trasmitidos a través de esos medios --desde principios del sexenio-- poco o casi nada representaron el espíritu y la voluntad de cambio del gobierno, y menos la de los millones de ciudadanos que vemos con mucho agrado y esperanza esta transformación y su inminente continuidad.

La guerra de la desinformación emprendida por el oligopolio mediático fue totalmente desproporcionada y con la abierta intención de jugar contra el gobierno obradorista. Los medios de comunicación conservadores, tanto nacionales como internacionales, así como los partidos y las mafias que estuvieron en el poder antes del 2018, creyeron que, a través de mentiras, campañas tipo #presidentenarco, información incompleta y miles de opiniones falseadas en contra de las decisiones y políticas de gobierno, se lograrían imponer, esta vez en la figura de una botarga postiza con la que Xóchitl Gálvez se propuso a representarlos. Creyeron tramposa e ingenuamente que, manipulando todas las comunicaciones posibles y gastando millones de dólares en la contratación de boots, se encontrarían con el mismo pueblo al que, durante todo el periodo neoliberal y más, consiguieron mantener adormilado, manipulado e indiferente. Creyeron también que los mexicanos ratificarían, con la compra de votos y la enorme corrupción del INE a la que estaban acostumbrados, al mafioso contubernio del antiguo prianato dominante que, sexenio a sexenio, se imponía con todo y fraudes electorales en favor de los corruptos e insaciables neoliberales.

Por fortuna la autoridad carismática del presidente, combinada con su extraordinaria capacidad de comunicación política con los gobernados, junto con un proyecto de gobierno en favor de pueblo y una movilización social equivalente a un poderosos tigre capaz de llegar hasta donde fuera necesario para defender el proyecto del sexenio de Andrés Manuel, fueron suficientes para contrarrestar el enorme poder de los medios conservadores que se pusieron al servicio total de un grupo de poder que hizo todo lo posibles para tratar de derrocar al actual gobierno de la 4ª transformación.

No sólo los poderes mafiosos no lograron imponerse de ninguna manera, el pueblo habló con toda la contundencia posible y a través de su voto, ratificó y mandó un mensaje absoluto: profundizar el proyecto a través del Plan C y desmontar de una vez por todas a esa oligarquía dominante, que con la máxima de la libertad de expresión ha afectado de manera muy grave el derecho a la información de todos los mexicanos. Ahora, el reto de arreglar este grave problema de la infodemia y la falta de pluralidad comunicacional queda en manos de nuestra nueva presidenta. Y por lo tanto lo que parece ya impostergable es la consolidación de un nuevo proyecto de comunicación social, además de” las mañaneras”. Algunos de los puntos más importantes es que imperen las leyes y la constitución en materia de comunicación, así como un Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR) para que compita realmente con el conglomerado dominante de medios de comunicación comerciales.

Para el presidente Andrés Manuel López Obrador, la conferencia de prensa matutina, coloquialmente denominada “la mañanera” fue el medio de comunicación principal a través del cual el gobierno pudo enfrentar, con éxito inusitado (y tal vez inesperable para muchos), el cerco informativo que los medios de comunicación convencionales y conservadores decidieron imponerle a la 4ª transformación. Basta con un breve análisis de contenido de los principales periódicos nacionales y cadenas de radio y televisión, para llegar rápido a la conclusión de que los contenidos trasmitidos a través de esos medios --desde principios del sexenio-- poco o casi nada representaron el espíritu y la voluntad de cambio del gobierno, y menos la de los millones de ciudadanos que vemos con mucho agrado y esperanza esta transformación y su inminente continuidad.

La guerra de la desinformación emprendida por el oligopolio mediático fue totalmente desproporcionada y con la abierta intención de jugar contra el gobierno obradorista. Los medios de comunicación conservadores, tanto nacionales como internacionales, así como los partidos y las mafias que estuvieron en el poder antes del 2018, creyeron que, a través de mentiras, campañas tipo #presidentenarco, información incompleta y miles de opiniones falseadas en contra de las decisiones y políticas de gobierno, se lograrían imponer, esta vez en la figura de una botarga postiza con la que Xóchitl Gálvez se propuso a representarlos. Creyeron tramposa e ingenuamente que, manipulando todas las comunicaciones posibles y gastando millones de dólares en la contratación de boots, se encontrarían con el mismo pueblo al que, durante todo el periodo neoliberal y más, consiguieron mantener adormilado, manipulado e indiferente. Creyeron también que los mexicanos ratificarían, con la compra de votos y la enorme corrupción del INE a la que estaban acostumbrados, al mafioso contubernio del antiguo prianato dominante que, sexenio a sexenio, se imponía con todo y fraudes electorales en favor de los corruptos e insaciables neoliberales.

Por fortuna la autoridad carismática del presidente, combinada con su extraordinaria capacidad de comunicación política con los gobernados, junto con un proyecto de gobierno en favor de pueblo y una movilización social equivalente a un poderosos tigre capaz de llegar hasta donde fuera necesario para defender el proyecto del sexenio de Andrés Manuel, fueron suficientes para contrarrestar el enorme poder de los medios conservadores que se pusieron al servicio total de un grupo de poder que hizo todo lo posibles para tratar de derrocar al actual gobierno de la 4ª transformación.

No sólo los poderes mafiosos no lograron imponerse de ninguna manera, el pueblo habló con toda la contundencia posible y a través de su voto, ratificó y mandó un mensaje absoluto: profundizar el proyecto a través del Plan C y desmontar de una vez por todas a esa oligarquía dominante, que con la máxima de la libertad de expresión ha afectado de manera muy grave el derecho a la información de todos los mexicanos. Ahora, el reto de arreglar este grave problema de la infodemia y la falta de pluralidad comunicacional queda en manos de nuestra nueva presidenta. Y por lo tanto lo que parece ya impostergable es la consolidación de un nuevo proyecto de comunicación social, además de” las mañaneras”. Algunos de los puntos más importantes es que imperen las leyes y la constitución en materia de comunicación, así como un Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR) para que compita realmente con el conglomerado dominante de medios de comunicación comerciales.