/ miércoles 11 de septiembre de 2024

Una crisis humanitaria pendiente

Karla Ivett Rosas Apipilhuasco

Debido a la crisis en materia de desaparición forzada que se experimenta en México, es evidente que el Estado no ha impulsado acciones satisfactorias en materia de búsqueda e identificación de personas. Esto queda claro con las numerosas acciones que han adquirido visibilidad en el marco del 30 de agosto, Día Internacional de las Personas Desaparecidas. En nuestro país, suman más de 116,000 personas desaparecidas, en su mayoría buscadas por sus propios familiares, ante la falta de compromiso de las autoridades.

Las madres buscadoras han tenido que adoptar la obligación de estudiar, capacitarse y especializarse en el trabajo de campo, reconociendo como hacer un trabajo idóneo de búsqueda e identificación en diferentes espacios, siendo que la mayoría de estas búsquedas requieren tiempo, esfuerzo y recurso económico. En el mejor de los casos obteniendo resultados favorables con localizaciones en vida o en muerte, a través de fosas clandestinas donde se encuentran cadáveres en diferentes fases de descomposición, donde muy pocas veces resultan ser sus familiares.

A pesar de la fortaleza que poseen cada una de ellas, el impacto psicosocial es un problema al que se enfrentan día con día ya que, no tienen el apoyo suficiente y necesario para sobrellevar este tipo de procesos impactantes. Nada te prepara para el contacto cotidiano con la muerte, con el dolor y situaciones de violencia extrema como las que enfrentan todas estas personas que buscan a sus familiares desaparecidos.

A sus luchas se han unido cientos y miles de personas que desde los colectivos, organizaciones de la sociedad civil o ciudadanía en general han generado acciones de diferente tipo como son: campañas digitales de concientización, bordado de diferentes artículos para canalización de emociones o para venta de productos que puedan ayudan a solventar las necesidades económicas que se necesiten durante los procesos, actividades artísticas y culturales que así como el arte del bordado pueda generar el plasmado de sentimientos y emociones que atraviesan en el día a día con el duelo permanente, posicionamientos, manifestaciones, marchas, etc.

Las anteriores acciones son generadas a través de redes de apoyo que se han consolidado en el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México, mismo que está compuesto por cientos de colectivos en diferentes estados de la república como: Veracruz, Guerrero, Guanajuato, Tamaulipas, Coahuila, Estado y Ciudad de México, por mencionar a algunos de los estados precedentes que comenzaron a tomar acciones en materia de Desaparición Forzada desde la mal llamada “guerra sucia”, este mismo Movimiento se constituyó en los pilares de justicia transicional y principios fundamentales como son: verdad, justicia, memoria, garantías de no repetición y de reparación

Las madres buscadoras se enfrentan a un Estado que no promueve acciones en favor de la búsqueda de sus familiares desaparecidos. Son mujeres que, además, se enfrentan a un gobierno que invisibiliza la crisis de desaparición, que demerita sus esfuerzos acusándolas de servir a los bloques de la oposición, dejándolas en el abandono y merced de la misma violencia que les arrebató a sus seres queridos.

Son víctimas de un abandono gubernamental patente en la falta de compromiso para asignar un presupuesto adecuado para el desarrollo de las acciones de búsqueda requeridas, o para dotar de capacitación adecuada al personal forense especializado en la identificación de personas. En cambio, lo que sí ha hecho este gobierno es eliminar el Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense y alterar las cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas.

Es importante así dejar una reflexión para consolidar las acciones tomadas el pasado 30 de agosto…

La Real Academia Española, encargada de definir diferentes conceptos, desde diferentes ámbitos y contextos ha encontrado palabras para conceptualizar la pérdida de un padre o una madre, de una esposa o esposo, pero aún ni siquiera ella con 93,000 palabras en español hasta el 2022, ha encontrado la manera de conceptualizar la pérdida de una hija o hijo…


Karla Ivett Rosas Apipilhuasco

Debido a la crisis en materia de desaparición forzada que se experimenta en México, es evidente que el Estado no ha impulsado acciones satisfactorias en materia de búsqueda e identificación de personas. Esto queda claro con las numerosas acciones que han adquirido visibilidad en el marco del 30 de agosto, Día Internacional de las Personas Desaparecidas. En nuestro país, suman más de 116,000 personas desaparecidas, en su mayoría buscadas por sus propios familiares, ante la falta de compromiso de las autoridades.

Las madres buscadoras han tenido que adoptar la obligación de estudiar, capacitarse y especializarse en el trabajo de campo, reconociendo como hacer un trabajo idóneo de búsqueda e identificación en diferentes espacios, siendo que la mayoría de estas búsquedas requieren tiempo, esfuerzo y recurso económico. En el mejor de los casos obteniendo resultados favorables con localizaciones en vida o en muerte, a través de fosas clandestinas donde se encuentran cadáveres en diferentes fases de descomposición, donde muy pocas veces resultan ser sus familiares.

A pesar de la fortaleza que poseen cada una de ellas, el impacto psicosocial es un problema al que se enfrentan día con día ya que, no tienen el apoyo suficiente y necesario para sobrellevar este tipo de procesos impactantes. Nada te prepara para el contacto cotidiano con la muerte, con el dolor y situaciones de violencia extrema como las que enfrentan todas estas personas que buscan a sus familiares desaparecidos.

A sus luchas se han unido cientos y miles de personas que desde los colectivos, organizaciones de la sociedad civil o ciudadanía en general han generado acciones de diferente tipo como son: campañas digitales de concientización, bordado de diferentes artículos para canalización de emociones o para venta de productos que puedan ayudan a solventar las necesidades económicas que se necesiten durante los procesos, actividades artísticas y culturales que así como el arte del bordado pueda generar el plasmado de sentimientos y emociones que atraviesan en el día a día con el duelo permanente, posicionamientos, manifestaciones, marchas, etc.

Las anteriores acciones son generadas a través de redes de apoyo que se han consolidado en el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México, mismo que está compuesto por cientos de colectivos en diferentes estados de la república como: Veracruz, Guerrero, Guanajuato, Tamaulipas, Coahuila, Estado y Ciudad de México, por mencionar a algunos de los estados precedentes que comenzaron a tomar acciones en materia de Desaparición Forzada desde la mal llamada “guerra sucia”, este mismo Movimiento se constituyó en los pilares de justicia transicional y principios fundamentales como son: verdad, justicia, memoria, garantías de no repetición y de reparación

Las madres buscadoras se enfrentan a un Estado que no promueve acciones en favor de la búsqueda de sus familiares desaparecidos. Son mujeres que, además, se enfrentan a un gobierno que invisibiliza la crisis de desaparición, que demerita sus esfuerzos acusándolas de servir a los bloques de la oposición, dejándolas en el abandono y merced de la misma violencia que les arrebató a sus seres queridos.

Son víctimas de un abandono gubernamental patente en la falta de compromiso para asignar un presupuesto adecuado para el desarrollo de las acciones de búsqueda requeridas, o para dotar de capacitación adecuada al personal forense especializado en la identificación de personas. En cambio, lo que sí ha hecho este gobierno es eliminar el Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense y alterar las cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas.

Es importante así dejar una reflexión para consolidar las acciones tomadas el pasado 30 de agosto…

La Real Academia Española, encargada de definir diferentes conceptos, desde diferentes ámbitos y contextos ha encontrado palabras para conceptualizar la pérdida de un padre o una madre, de una esposa o esposo, pero aún ni siquiera ella con 93,000 palabras en español hasta el 2022, ha encontrado la manera de conceptualizar la pérdida de una hija o hijo…