Y abyecta a extremos jamás vistos. Los senadores morenacos salieron, a la par que los gobernadores también guindas, a la defensa del patrón. Habría que preguntarse de qué lo defienden, ya que, lo sucedido con el asunto de la “casa gris” de su hijo, no debería afectarlo. Un adulto actúa como se le da su gana y es absurdo cuestionar al progenitor por las barbaridades del vástago.
El meollo de la cuestión, que cada día se enreda más., es el del tráfico de influencias. El “rorro de marras” habita en una mansión que le perteneció a un socio de una proveeduría de Pemex y resulta que trabaja para un “bufet” de abogados de los hijos de uno de los empresarios favoritos del sexenio, el señor Chávez, hotelero y muchos más negocios, propietario del Grupo Vidanta. ”Todo queda en familia, o, entre cuates”, como el que se le hayan concesionado playas al interfecto, o el que él donara un terrenazo, para que la CFE construya una planta eléctrica que alimentará a uno de sus desarrollos: Favor con favor se paga.
Datos irrefutables que, a pesar de las lágrimas de cocodrilo del “mártir de Palacio”, confirman que algo muy chueco hay en la residencia del mentado José Ramón, en territorio yanqui.
La culpabilidad se confirma con el desbocamiento y la “cargada”, de acuerdo a los ancestrales métodos, por parte de los lacayunos favorecidos por el tlatoani, unos con el manejo de una entidad, otros con un escaño congresista.
Los desgobernadores, bajo la convocatoria de la que no oculta la forma en que se “le queman las habas” por la silla máxima (Claudia Sheinbaum), violaron la veda electoral, dispuesta por la farsa de la revocación de mandato, que los ilusos y los mismos serviles, votarán en el mes de abril. El Instituto Nacional Electoral les exigió que sacaran la ridícula misiva de las redes sociales y la jefa de gobierno salió con una perogrullada escandalosa: “Renuncio a publicar, pero no a mis convicciones”. La hipocresía de esta damisela raya en lo demencial. Creerá que somos tontos como para no darnos cuenta de su escenografía cotidiana para agradarle al gurú y demostrarle que solo ella puede seguir sus pasos.
Los senadores rebasaron cualquier límite. Entre otras lindezas dijeron que “AMLO encarna a la Nación, a la patria y al pueblo”, barrabasada que nos deja fuera a todos los que no participamos de semejante estulticia. Ni en los peores sueños de un atrabiliario se le pasaría por la cabeza semejante frase. El caudillismo a las nubes y la adoración a quien lo encarna hasta el vituperio.
Al igual que el señor, dividen a la sociedad entre los incondicionales y los opositores. La 4T rechaza a cualquiera que, como dice el tabasqueño, no piense igual que él.
Califican de “traidores a la patria”, a estos mismos disidentes, delito que conlleva años de cárcel y que, hasta hace unas décadas era motivo de pena de muerte.
Traidores a la patria quienes destazan y dividen un país, por puros intereses creados, o, ¿se las habían visto mejores la sarta de pránganas que ahora viven a cuerpo de rey, gracias a que la “transformación” les hizo justicia?
Ocupamos uno de los peores lugares en corrupción y en caída de la democracia. El emperador de palacio lo resuelve poniendo verdes a los organismos internacionales que lo afirman. La realidad es que, con tal de no perder el poder, AMLO fabrica estrategias encaminadas a lograr la sobrevivencia de sus ciegas obsesiones.
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