El sello personal de cada mandatario históricamente tiene que ver con lo que su gobierno quiere expresar desde el punto de vista simbólico, de percepción mediática que en el fondo es el mensaje político sexenal.
Una mujer indígena joven que oculta el águila devorando una serpiente portando la bandera y siendo ella misma las veces del escudo nacional es el impactante mensaje del histórico gobierno que encabeza la Presidenta y Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo.
En el marco de la reforma al artículo 2º constitucional referente al reconocimiento que nuestra Carta Magna hace a los pueblos indígenas y afromexicanos, cabe resaltar el enaltecimiento especial que en la entrega del Bastón de Mando que otorgaron a la Presidenta 32 representantes de distintas etnias en un acto hermoso, rebosante de cultura, nostálgico y enérgico, ya que más de 200 mil personas participamos en un rito donde el Sol y los elementos naturales fueron los protagonistas para brindarle a la mandataria todas las bienaventuranzas y deseos traducidos en una esperanza de buen gobierno lleno de confianza y amor.
La imagen de una mujer joven indígena portando la bandera nacional, evoca al presente, pero también con énfasis esperanzador donde se le da un lugar único a la mujer mexicana, desde el poder público no hay mejor forma de representar a la parte más sensible del pueblo de México a través de una imagen.
La garantía de que todas serán sujeto de derechos y que cada vez más se restaura una condición que se encontró entre paréntesis durante el periodo neoliberal como si no existieran; hoy este mensaje completamente externalizado es un anuncio para toda la nación mexicana y la comunidad internacional de que en México es Tiempo de Mujeres, y que las épocas en las que se les excluyó de toda forma de desarrollo personal, profesional y educativo quedaron atrás en una negra historia de machismo y misoginia que debe quedar sepultada.
La presencia de la Presidenta Dra Claudia Sheinbaum, en su primer día de gobierno, en la zona devastada del puerto de Acapulco, con gran parte de su gabinete en materias de seguridad y social, es también un mensaje de la característica primordial de la mujer mexicana que es la fraternidad y que no sólo en las catástrofes naturales están presentes. Desde la imagen de las soldaderas, que en igualdad de condiciones lucharon en la gesta revolucionaria, se empodera a la mujer mexicana como un ícono mundial de sabiduría, humildad, fortaleza y ternura hacia sus semejantes, en un acto natural que todos reconocemos y agradecemos.
La imagen del gobierno de México es una mujer, y la dirección que encabeza nuestra Presidenta es una revolución de trascendencia geopolítica.