/ sábado 3 de agosto de 2024

Venezuela y el futuro inmediato

En Venezuela el golpe de Estado está en marcha, pero no ha cuajado. Y al paso de los días, su consolidación se torna más improbable. Ha perdido gas. Y, mientras tanto, el chavismo da señales de fortalecimiento. No se está tambaleando.

Cuenta con enormes activos. Primeramente, las fuerzas armadas no participan en el golpe. Venezuela en 2024 no es lo mismo que Chile en 1973. Y sin el concurso de éstas, el éxito del golpe se torna imposible.

En segundo lugar, el chavismo-madurismo posee una enorme base social y popular que se traduce, como se vio en los pasados comicios, en una fuerza electoral decisiva.

Descartado el golpe militar, a la derecha pro yanqui se le cierran los caminos, algunos que ya han transitados sin éxito, como el intento de magnicidio o la intervención militar directa de Estados Unidos.

Por eso ahora Washington acude de nuevo al expediente, también ya antes fracasado, del golpe blando, de mucho ruido y pocas nueces.

También cuenta el madurismo con un entorno internacional muy favorable, tanto en América Latina como en el resto del mundo. Son muchas las naciones y los gobiernos que no se han sumado al intento de golpe.

Frente a este panorama, cabe esperar que se agudice el castigo económico y comercial contra Venezuela por cuenta de EU y el resto de los países imperialistas. Pero como enseña la historia reciente, ese tipo de guerra no es suficiente para provocar un cambio de régimen. Cuba, Irán, Rusia y la propia Venezuela dan prueba de ello.

Y en cuanto al liderazgo, Maduro, como antes Chávez, han dado muestras de enorme entereza moral. No se asustan y, más bien, se crecen ante las dificultades.

Por otra parte, la derecha autóctona carece de líderes con prestigio. El candidato derrotado es un hombre de paja, un simple prestanombres, en tanto que la verdadera cabeza de la contrarrevolución, María Corina Machado, se hizo famosa cuando visitó el jefe del imperio, George Bush, para solicitarle el derrocamiento del gobierno venezolano mediante una invasión militar.

De modo que el balance de la situación no es favorable para el imperio y sus cipayos. Y cada día que pasa se ve menos promisorio.

¿Y si finalmente Washington se decide por la invasión militar directa? El resultado será semejante al desenlace visto en Corea, Vietnam, Afganistán, Irak y Somalia. La decisión es difícil. Y el tiempo corre en favor de Venezuela.


mentorferrer@gmail.com


En Venezuela el golpe de Estado está en marcha, pero no ha cuajado. Y al paso de los días, su consolidación se torna más improbable. Ha perdido gas. Y, mientras tanto, el chavismo da señales de fortalecimiento. No se está tambaleando.

Cuenta con enormes activos. Primeramente, las fuerzas armadas no participan en el golpe. Venezuela en 2024 no es lo mismo que Chile en 1973. Y sin el concurso de éstas, el éxito del golpe se torna imposible.

En segundo lugar, el chavismo-madurismo posee una enorme base social y popular que se traduce, como se vio en los pasados comicios, en una fuerza electoral decisiva.

Descartado el golpe militar, a la derecha pro yanqui se le cierran los caminos, algunos que ya han transitados sin éxito, como el intento de magnicidio o la intervención militar directa de Estados Unidos.

Por eso ahora Washington acude de nuevo al expediente, también ya antes fracasado, del golpe blando, de mucho ruido y pocas nueces.

También cuenta el madurismo con un entorno internacional muy favorable, tanto en América Latina como en el resto del mundo. Son muchas las naciones y los gobiernos que no se han sumado al intento de golpe.

Frente a este panorama, cabe esperar que se agudice el castigo económico y comercial contra Venezuela por cuenta de EU y el resto de los países imperialistas. Pero como enseña la historia reciente, ese tipo de guerra no es suficiente para provocar un cambio de régimen. Cuba, Irán, Rusia y la propia Venezuela dan prueba de ello.

Y en cuanto al liderazgo, Maduro, como antes Chávez, han dado muestras de enorme entereza moral. No se asustan y, más bien, se crecen ante las dificultades.

Por otra parte, la derecha autóctona carece de líderes con prestigio. El candidato derrotado es un hombre de paja, un simple prestanombres, en tanto que la verdadera cabeza de la contrarrevolución, María Corina Machado, se hizo famosa cuando visitó el jefe del imperio, George Bush, para solicitarle el derrocamiento del gobierno venezolano mediante una invasión militar.

De modo que el balance de la situación no es favorable para el imperio y sus cipayos. Y cada día que pasa se ve menos promisorio.

¿Y si finalmente Washington se decide por la invasión militar directa? El resultado será semejante al desenlace visto en Corea, Vietnam, Afganistán, Irak y Somalia. La decisión es difícil. Y el tiempo corre en favor de Venezuela.


mentorferrer@gmail.com