/ viernes 5 de abril de 2024

Xingona, por Ivonne Melgar

La semana pasada apareció el libro de Ivonne Melgar titulado Xingona. Una mexicana contra el autoritarismo. Basado en la biografía política de Xóchitl Gálvez desde la visión de una periodista que utiliza sus mejores recursos, la entrevista y el reportaje, para contar una historia humana de la mujer que se ha aventurado en una lucha desigual para vencer a un gobierno dispuesto a todo para conservar el poder.

Conocí a Ivonne Melgar cuando fui Subsecretario de Educación y ella reportera del Reforma durante el Gobierno de Ernesto Zedillo. Ella destacaba de entre todos los reporteros de la fuente por su agudeza y visión crítica, sus preguntas eran producto del estudio previo y generalmente apuntaban a la sustancia educativa. Recuerdo una entrevista para dar a conocer los nuevos libros de Formación Cívica, mientras el resto de los periodistas querían saber sobre si el “chupacabras” había sido visto en alguna escuela (hablo en serio), Ivonne quería datos y pruebas de cómo los contenidos de los nuevos libros ayudarían en la formación de los estudiantes, resaltando la independencia y seriedad de la autora de este nuevo libro sobre la candidata opositora.

El libro que ofrece Melgar bajo el sello de la Editorial Grijalbo, es una semblanza de la vida de Xóchitl construida a partir de una entrevista directa de 10 horas, que recorre su vida desde su infancia en Tepatepec, Hidalgo, pasando por su época universitaria, su vida empresarial, su salto a la política y su llegada a la boleta electoral como candidata de la sociedad civil. En este recorrido aparecen todas las injurias, discriminación y obstáculos que por su humilde origen tuvo que soportar y superar sin victimismo, pero sí con un análisis directo que permite valorar el carácter de la candidata.

El primer capítulo tiene un muy bien logrado título, “Una Naif y mal hablada en el gabinetazo”. En efecto, recuerdo que en las primeras reuniones de ese gabinete donde tuve la oportunidad de participar, escuchaba las palabras “altisonantes” de Xóchitl y no me explicaba cómo una mujer en esa posición dentro del gobierno podía expresarse de esa forma. Con el paso del tiempo me di cuenta de que no buscaba insultar a nadie, así hablaba, una forma coloquial y muy mexicana de expresarse. También pude observar la inteligencia de Gálvez, en todas las reuniones de gabinete intervenía y decía lo que pensaba directamente, sin adornos y siempre aportando valiosas ideas. Desde el primer capítulo se da una muestra del carácter independiente de Xóchitl, por ejemplo, relata cómo salió a criticar la Reforma a la Ley Indígena por considerarla insuficiente a pesar de que Fox había expresado su beneplácito por el consenso alcanzado en las Cámaras.

En el segundo capítulo se puede apreciar la capacidad de Xóchitl de rodearse de las mejores personas. Al provenir del sector empresarial y como impulsora de una Fundación para apoyar a indígenas, pensaba con agilidad, nada burocrática, pero desconocedora de las intrincadas complejidades legales y operativas para ejercer el presupuesto e impulsar programas gubernamentales. Ella no opto por sus conocidos del sector privado ni por parientes, buscó asesoría y opiniones para tener a los mejores perfiles que la acompañaran en su responsabilidad frente a la Oficina para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, así construyó un equipo profesional con paridad de género donde reconocía que cada uno de ellos sabía más que ella en su campo, pero la responsable de las decisiones y los resultados era ella. A partir de entonces procuró que en sus equipos no existieran “ni pendejos, ni huevones, ni rateros”.

El tercer capítulo, “La niña de Tepatepec”, habla de su infancia en su tierra natal, el parto difícil en el que casi pierde la vida su madre, el origen de la familia Gálvez Ruiz, los siete hermanos donde dos fallecieron por causas curables, la casa de paja y adobe, el cuarto para toda la familia, los baños con jícara, la fila para usar la fosa séptica, la violencia familiar, la venta de gelatinas preparadas por las noches con su mamá, el alcoholismo y los golpes de su padre a su madre y hermanos. Una infancia dolorosa como la misma candidata reconoce.

Después vienen otros siete capítulos: “Una india en el DF”, “La empresaria de los edificios inteligentes”, “Una terca manera de hacer política”, “La hermana secuestradora”, “Prisas y excesos de una alcaldesa”, “La senadora rebelde” y “La Presidenta Xóchitl”, para terminar con un anexo de 36 denuncias que como Senadora interpuso para demandar investigación y deslinde de responsabilidades, principalmente ante la FGR y la SFP, así como su famosa carta para exigir al Presidente derecho de réplica por las injurias sobre estar en contra de los programas sociales.

En resumen, Xingona es un libro que debe leerse para enterase del carácter y personalidad de la candidata de la sociedad civil. Una mujer libre, que no tiene más dueño que sus convicciones e ideales. Una política valiente que habla de frente, fresca, sin cargar resentimientos, muy clara del futuro que requiere México. Una madre, hija, esposa, empresaria, activista social y política ejemplar. Una indígena que sabe lo que es la pobreza en carne propia y que nunca atentaría contra la ayuda a los más desfavorecidos.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación

La semana pasada apareció el libro de Ivonne Melgar titulado Xingona. Una mexicana contra el autoritarismo. Basado en la biografía política de Xóchitl Gálvez desde la visión de una periodista que utiliza sus mejores recursos, la entrevista y el reportaje, para contar una historia humana de la mujer que se ha aventurado en una lucha desigual para vencer a un gobierno dispuesto a todo para conservar el poder.

Conocí a Ivonne Melgar cuando fui Subsecretario de Educación y ella reportera del Reforma durante el Gobierno de Ernesto Zedillo. Ella destacaba de entre todos los reporteros de la fuente por su agudeza y visión crítica, sus preguntas eran producto del estudio previo y generalmente apuntaban a la sustancia educativa. Recuerdo una entrevista para dar a conocer los nuevos libros de Formación Cívica, mientras el resto de los periodistas querían saber sobre si el “chupacabras” había sido visto en alguna escuela (hablo en serio), Ivonne quería datos y pruebas de cómo los contenidos de los nuevos libros ayudarían en la formación de los estudiantes, resaltando la independencia y seriedad de la autora de este nuevo libro sobre la candidata opositora.

El libro que ofrece Melgar bajo el sello de la Editorial Grijalbo, es una semblanza de la vida de Xóchitl construida a partir de una entrevista directa de 10 horas, que recorre su vida desde su infancia en Tepatepec, Hidalgo, pasando por su época universitaria, su vida empresarial, su salto a la política y su llegada a la boleta electoral como candidata de la sociedad civil. En este recorrido aparecen todas las injurias, discriminación y obstáculos que por su humilde origen tuvo que soportar y superar sin victimismo, pero sí con un análisis directo que permite valorar el carácter de la candidata.

El primer capítulo tiene un muy bien logrado título, “Una Naif y mal hablada en el gabinetazo”. En efecto, recuerdo que en las primeras reuniones de ese gabinete donde tuve la oportunidad de participar, escuchaba las palabras “altisonantes” de Xóchitl y no me explicaba cómo una mujer en esa posición dentro del gobierno podía expresarse de esa forma. Con el paso del tiempo me di cuenta de que no buscaba insultar a nadie, así hablaba, una forma coloquial y muy mexicana de expresarse. También pude observar la inteligencia de Gálvez, en todas las reuniones de gabinete intervenía y decía lo que pensaba directamente, sin adornos y siempre aportando valiosas ideas. Desde el primer capítulo se da una muestra del carácter independiente de Xóchitl, por ejemplo, relata cómo salió a criticar la Reforma a la Ley Indígena por considerarla insuficiente a pesar de que Fox había expresado su beneplácito por el consenso alcanzado en las Cámaras.

En el segundo capítulo se puede apreciar la capacidad de Xóchitl de rodearse de las mejores personas. Al provenir del sector empresarial y como impulsora de una Fundación para apoyar a indígenas, pensaba con agilidad, nada burocrática, pero desconocedora de las intrincadas complejidades legales y operativas para ejercer el presupuesto e impulsar programas gubernamentales. Ella no opto por sus conocidos del sector privado ni por parientes, buscó asesoría y opiniones para tener a los mejores perfiles que la acompañaran en su responsabilidad frente a la Oficina para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, así construyó un equipo profesional con paridad de género donde reconocía que cada uno de ellos sabía más que ella en su campo, pero la responsable de las decisiones y los resultados era ella. A partir de entonces procuró que en sus equipos no existieran “ni pendejos, ni huevones, ni rateros”.

El tercer capítulo, “La niña de Tepatepec”, habla de su infancia en su tierra natal, el parto difícil en el que casi pierde la vida su madre, el origen de la familia Gálvez Ruiz, los siete hermanos donde dos fallecieron por causas curables, la casa de paja y adobe, el cuarto para toda la familia, los baños con jícara, la fila para usar la fosa séptica, la violencia familiar, la venta de gelatinas preparadas por las noches con su mamá, el alcoholismo y los golpes de su padre a su madre y hermanos. Una infancia dolorosa como la misma candidata reconoce.

Después vienen otros siete capítulos: “Una india en el DF”, “La empresaria de los edificios inteligentes”, “Una terca manera de hacer política”, “La hermana secuestradora”, “Prisas y excesos de una alcaldesa”, “La senadora rebelde” y “La Presidenta Xóchitl”, para terminar con un anexo de 36 denuncias que como Senadora interpuso para demandar investigación y deslinde de responsabilidades, principalmente ante la FGR y la SFP, así como su famosa carta para exigir al Presidente derecho de réplica por las injurias sobre estar en contra de los programas sociales.

En resumen, Xingona es un libro que debe leerse para enterase del carácter y personalidad de la candidata de la sociedad civil. Una mujer libre, que no tiene más dueño que sus convicciones e ideales. Una política valiente que habla de frente, fresca, sin cargar resentimientos, muy clara del futuro que requiere México. Una madre, hija, esposa, empresaria, activista social y política ejemplar. Una indígena que sabe lo que es la pobreza en carne propia y que nunca atentaría contra la ayuda a los más desfavorecidos.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación