El clima del 2017 fue favorable para la bodega chilena con más de 100 años de antigüedad. “Fue un invierno duro en el Hemisferio Sur con muchas lluvias bajo influencia del Niño, un fenómeno que causó un choque con la neblina matinal del Pacífico provocando una baja de temperatura fuera de lo normal”, explicó para Aderezo, la sommelier de la viña Concha y Toro, Soledad Manríquez.
Se trata de un blend de Cabernet Sauvignon, Carmenere, Malbec, Merlot y Pinot Noir.
La sequía en el terroir provocó una cosecha significativa de uva al tener mucha floración. Durante la primavera, la planta aprovechó el exceso de luz para lograr una acidez equilibrada. Por su parte, durante el verano al gozar un clima templado la acumulación de azúcares fue lenta y contínua, algo que ayudó a que también se obtuviera un equilibrio tánico. “Esto fue un hecho casi milagroso”, expresó Soledad.
De la cosecha 2018 a México llegarán 150 mil cajas. En cuanto a su nota de cata, podemos decir que hay una presencia alta de fruta roja, casis, moras y violetas. Un vino bien estructurado y de taninos maduros. balanceados, con aromas a cerezas, casis, higos, moras, guindas y violetas, además de una gran concentración, buena estructura, fineza y taninos maduros.
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