Para Kwame Onwuachi, el reconocido chef de origen nigeriano y estadounidense, la comida, en particular la mexicana, es una poderosa herramienta para unir naciones, afirma al referirse a las relaciones que actualmente existen entre México y Estados Unidos de América.
El galardonado en los Premios James Beard como Chef emergente del año propuso ver las similitudes que hay entre los países para fortalecer sus lazos y señaló a sus cocinas como el camino para eso.
Desde el Patio Vitral del Congreso de Tlaxcala, el chef señala que la comida no sólo es eso, comida, sino que se trata de un arte en el que es posible compartir historia y cultura de los países y que, sobre todo en México, hay muchas expresiones plasmadas en los platillos.
En entrevista con El Sol de Tlaxcala, el joven de 29 años de edad se dijo maravillado con los ingredientes y con la cocina de México, a la que calificó como hermosa, basta y completamente diferente en cada rincón del país pues, incluso, dice que ha retomado algunas recetas y las ha adaptado con un toque personal para servirlas en su restaurante.
"Me gustan las capas y la profundidad de sabor que hay en cada platillo mexicano, la gastronomía tiene mucha sutileza y particularidades", expresa. La tlaxcalteca, en particular, se caracteriza por ser muy casera y tradicional, algo que es propio de varios poblados y estados de México, como Jalisco.
Al relatar que convivió con cocineras tradicionales de Xicohtzinco, Tepeyanco, San Pablo Apetatitlán, Zacatelco y San Pablo del Monte, municipios de Tlaxcala, destacó el mole y las tlatlapas como platillos que se lleva consigo. "Llegué para aprender de la cultura y me llevó la hospitalidad y el cariño con el que me recibieron".
LUCHEN POR SUS SUEÑOS, DICE
El participante del programa Top Chef edición California estuvo en Tlaxcala como parte del programa de Diplomacia Culinaria de la Embajada de Estados Unidos en México e impartió la charla Construyendo oportunidades desde la cocina.
Dijo que a su corta edad es chef ejecutivo en el restaurante Kith/Kin ubicado en Washington D.C, pero ese logró le costó de forma previa el cierre, en menos de un año, de su primer restaurante en el que invirtió alrededor de dos millones de pesos.
Su color de piel fue motivo para ser discriminado en varios lugares, algo que vio como muy común y que no le impidió conseguir su sueño de tener su propio restaurante y ser de los pocos chefs "negros".