Para el taco, en tamales, para las enchiladas, el pozole, con flautas, incluso en las bebidas y postres, el maíz no solo es motivo de orgullo entre los mexicanos, es parte de la identidad de la gastronomía mexicana en el mundo.
Según el libro La historia e importancia del maíz de Acción Ecológica, Red por una América Latina libre de transgénicos, es la planta más domesticada y evolucionada del reino vegetal.
Sus granos, están constituidos de tres partes: la cascarilla, el endospermo y el germen. La cascarilla es la piel externa o cubierta del grano, que sirve como elemento protector; el endospermo, es la reserva energética; y el germen, es el que contiene una pequeña planta en miniatura, además de grandes cantidades de energía en forma de aceite, que tiene la función de nutrir a la planta cuando comienza el período de crecimiento.
Descubrimientos arqueológicos y paleobotánicos, han determinado que el maíz procede de un cereal silvestre de grano duro, contenido en una vaina, en el que cada semilla estaba protegida por una cubierta formada por dos valvas.
De acuerdo con leyendas de culturas antiguas, al principio todo el maíz era blanco, pero el rayo que uno de los dioses lanzó para romper el peñasco, quemó, ahumó o abrasó algunos granos. Por eso, ahora hay maíz de diferentes colores.
También hay otra historia, en el Popol Vuh, libro sagrado de los mayas, que dice que de la mezcla de granos amarillos y blancos procede la actual raza humana.
En ningún otro país es tan grande la variedad de maíces como en México; en un estudio realizado en 1943, por la Fundación Rockefeller, se encontró, por ejemplo, que existen razas primitivas en otros países como Perú. Sin embargo, en ese país son tratadas como especie de reliquia, mientras que en México continúan usándose en nuestras cocinas.
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), en el territorio mexicano crecen 64 razas distintas de maíz, de las cuales 59 son nativas y cinco crecen también en países latinoamericanos.
Por el gran valor cultural, social, económico y simbólico con el que cuenta el maíz en nuestro país, el pasado 13 de abril se publicó en el Diario oficial de la Federación el decreto con la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo.
Esta ley busca entender así como proteger las relaciones entre el hombre y el maíz en el contexto de las comunidades rurales tradicionales, además de contribuir al conocimiento científico del producto, al igual que salvaguardar los recursos genéticos, los saberes y conocimientos relacionados con el cultivo.
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