En ocasiones, las experiencias personales o de vida suelen ser un parteaguas para el inicio de nuevos proyectos, así como le pasó a el ex matador de toros, Gerardo Gaya, quien renunció a todo para dedicarse de lleno a la filantropía y comprometerse con la comunidad autista.
Esto a causa del nacimiento de su segundo hijo que a los dos años fue diagnosticado con autismo, lo que provocó que su familia se enfrentara a un gran cambio y algo desconocido.
“A veces vivimos tan inmersos en nuestro propio contexto que no nos damos cuenta que todo lo que hacemos, afecta el entorno en el que vivimos. Hay situaciones que te empujan más allá de tus límites y pueden ser las que sacan lo mejor de ti”, compartió a El Sol de México.
Tras años de investigación para conocer más sobre el tema, en 2015 creó Iluminemos de Azul, una organización sin fines de lucro que él mismo define como “el mayor éxito de su vida”, cuya misión es incrementar la calidad de vida de las personas con autismo y sus familias, así como cambiar la percepción del mundo acerca del autismo y eliminar los mitos, paradigmas y estigmas que existen.
“Sabemos que el autismo es tan diverso y complejo, que tratar de explicarlo no es fácil. Para hablar de su futuro se debe solucionar primero muchos de los problemas del presente, creo que la falta de información y conocimiento acerca de este tema en todo el mundo es alarmante”, dijo.
Hizo hincapié en que el autismo no es una enfermedad, sino una condición de vida y no entiende de raza, género o grupo social, “además, tiene un grave impacto en el entorno familiar y su economía”.
Sobre el tratamiento explicó que todo tiene que ver con el entendimiento de la persona, su condición y de cada caso en particular, siendo clave la intervención temprana y oportuna. “Por encima de todo, sí es posible la inclusión total e integral de una persona con autismo también forma parte del tratamiento”.
Como parte de las actividades de recaudación de fondos para la fundación, nace una subasta de arte denominada IluminArte, que celebró su tercera edición.
“El arte, como el autismo, también es un espectro, lo podemos encontrar en distintos formatos, colores, texturas y tendencias que se combinan con lo que el artista expresa a través de su obra, desatando emociones que nos hacen valorar y aplaudir las características que lo hacen único y, por ende, importante y valioso”, explicó Gerardo.
En esta edición, se realizaron dos subastas, una presencial y otra en línea, en la que participaron varios artistas reconocidos internacionalmente y que se unieron a la causa para beneficiar al Programa de Apoyo a las Familias a través del cual se realizan acciones de acompañamiento, capacitación y empoderamiento a personas con autismo y sus familias.
“Creo que es una oportunidad única para adquirir un recordatorio de que en la vida como en el arte lo que más importa es la riqueza de nuestras diferencias”, concluyó.