Ser barbero: El arte de la navaja y la tijera se reinventa

Tony Curtis impuso un estilo de cabello en los años 60 e incluso Adolfo Hitler hizo lo mismo en los 40, así lo recuerdan los barberos mexicanos de antaño, quienes ahora inspiran a las nuevas generaciones a crear nuevos conceptos de barberías inspiradas en el pasado

Gerardo León y Mildred Estrada | El Sol de México

  · sábado 28 de marzo de 2020

Foto: Daniel Galeana | El Sol de México

"Mi cabeza sólo la toca don Edmundo. Llevo viniendo a esta peluquería por más de 55 años, desde que estaba en Antonio Caso. Vivo en Xochimilco y vengo hasta la San Rafael exclusivamente con él; lo mismo hacen mis hijos", dice José Luis Lara, quien a sus 83 años se confiesa cliente asiduo a la peluquería El Sol Naciente, en esta colonia al norte de la Ciudad de México.

"La verdad es que yo prefiero los cortes a la antigüita, a veces lo corta el joven quien peina como su abuelito, he pasado hasta tres meses sin cortarme el pelo porque mi cabeza sabe con quién se corta. Aquí uno se divierte mucho, platicamos de todo ", dice don José Luis.

Foto: Daniel Galeana | El Sol de México

El paso del tiempo no desgasta la vieja técnica de la navaja, la espuma y la toalla caliente, elementos que van acompañados de una buena plática y los divertidos albures que crean la atmósfera de las antiguas barberías de México. Aquí no hay secretos, los clientes y los barberos conocen sus penas y sus éxitos.

Actualmente muchos han querido recrear este tipo de negocios para adaptarlos a nuestros días, pero la realidad es otra, sólo se han convertido en lugares de moda con diseño retro con servicios de antaño.

"Yo vivía en Toluca y llegué a México en el 54, vendía naranjas. Eran tiempos muy difíciles para el país. Después conocí a Ricardo Nakamura, un peluquero de origen japonés que le cortaba el pelo a Pedro Infante, quien en ese tiempo vivía con Irma Dorantes en la esquina de Insurgentes y Sullivan, atrás del hotel Vista Hermosa.

Foto: Daniel Galeana | El Sol de México

"A ese peluquero que llegó a México en 1905 es al que le aprendí. Yo puse mi puesto de fruta cerca de su peluquería donde también se encontraba la cantina La Castellana", dice Edmundo García, propietario de El Sol Naciente.

Su vida cambió cuando por órdenes del gobierno de entonces se debía limpiar la ciudad, por lo que su puesto de frutas debía ser removido.

"Fue casi por el año 1955 que Nakamura me invitó a formar parte de su peluquería, aún sin que yo supiera mucho del oficio, pero él me dijo que me enseñaba y así aprendí. Pero para estar en este oficio tienes que tener cierta sensibilidad, no cualquiera puede hacerlo".

Foto: Daniel Galeana | El Sol de México

Mientras le invaden los recuerdos, don Edmundo no puede evitar describir la decadencia del México de esa época: "Abundaban las ciudades perdidas, los arrabales… me costó mucho trabajo ir mejorando porque la situación del país era muy crítica, no eran buenos tiempos. Hablamos de que el mundo venía saliendo de la Segunda Guerra Mundial y de que México aún no se recuperaba de la Revolución.

"En esa época había peluqueros y peluquerías por categorías: las de lujo, de primera, tercera y cuarta, ah… y las de paisajito", a lo que de inmediato preguntamos a qué se refería, "bueno pues a los peluqueros que trabajaban en la calle debajo de un árbol", aclara entre risas.

Dice que en las de lujo había de 10 a 12 sillones y con manicuristas "enseñando pierna", los boleros daban grasa y se daba masaje.

"Recuerdo que en esa época el artista Tony Curtis dejó todo un estilo, pero la gente decía: 'quiero un corte a la Antonio Cortés".

Además, afirma que otro de los cortes de moda que se pedían mucho era el que usaba Adolfo Hitler.

"Arreglé a gente de muy alto nivel durante 60 años, y desde entonces imagínese… han pasado muchas modas".

Foto: Daniel Galeana

Y en los años 70 le dio forma a las grandes melenas, "los jóvenes traían su melenota, se hacía el look de la poloma o simplemente se los diseñabas para que se les acomodara", narra García para después presumir los sillones donde se sientan sus clientes para recibir el servicio.

"Me los trajeron de Chicago en 1935, son de la marca Emilio Paila y hasta tienen un aditamento donde puedes remojar tus uñas antes del manicure".

Después de años logró que el hijo de aquel peluquero japonés le traspasara la barbería y ahora El Sol Naciente desde hace 14 años se ubica en Serapio Rendón. Ahí también trabaja su nieto, a quien dejará su legado.

Foto: Daniel Galeana | El Sol de México

"Mi abuelo me enseñó todo. El sello del negocio es corte tradicional y ejecutivo, lo voy a seguir conservando durante mucho tiempo. Nos vamos actualizando, así que si llega alguien con barba de leñador o corta lo atendemos, dependiendo el gusto de la gente. Con el corte de cabello igual hacemos del más clásico al ejecutivo con un desvanecido bajo que se pueda peinar. El mejor corte es el que se te acomoda sin nada de gel, que se preste a la manera que deseas peinarte", afirma Héctor Iván Abasolo, nieto de don Edmundo García.

Aquí los precios varían: El afeitado de barba tiene un costo de 80 pesos, el diseño de barba cuesta 95, el delineado con máquina 30, el recorte con máquina 20 y el arreglo del bigote 40.

"El mejor legado que me dejó mi abuelo es enseñarme el arte de la peluquería y que puedes llegar muy lejos siempre y cuando le tengas amor y respeto".

Foto: Daniel Galeana | El Sol de México

EL CONTRASTE Y LA MODA

En la época actual, el cuidado físico y estético ya no es sólo cosa de mujeres, también los hombres tienen necesidad de verse y sentirse bien, pues el cuidado masculino ha ido tomando cierta tendencia a nivel mundial en los últimos años.

El sitio ideal para ellos son las barberías, existen desde los siglos XV y XVI donde los barberos también tenían facultad de médico cirujano y hasta dentista, practicaban cirugías, amputaciones, trataban heridas, drenaban, etc. Pero después de que Francia emitió un decreto, se separaron oficialmente las funciones del médico y barbero.

“Tradicionalmente, las barberías en la entrada tenían como un cilindro que da vuelas, que yo le llamo ‘caramelito’, pero en realidad es un barber pole y su color rojo, se refiere a la sangre, por el tipo de trabajos que se hacían”, explicó Emmanuel Serra, creador y fundador de Homme Gromming Center a El Sol de México.

Foto: Daniel Galeana | El Sol de México

Él es comunicólogo y hace cuatro años emprendió, junto a Erik Zuckermann, el proyecto de una barbería contemporánea, donde los hombres de todas las edades se sientan cómodos y se consientan.

“De repente fui viendo como estaba cambiando el mercado y viendo cuales eran las necesidades del cuidado masculino, de ofrecerles una propuesta que se alejara de la barbería tradicional y del salón de belleza unisex, donde pueda atenderse de pies a cabeza en un solo lugar con atención personalizada”.

Foto: Daniel Galeana

De acuerdo con él, el hombre siempre ha sido muy coqueto y vanidoso, “antes, el hombre elegante se distinguía porque se mandaba a hacer trajes a la medida, tenía muchos accesorios como el bastón y el sombrero, siempre estaba impecable. Pero, conforme fueron pasando las décadas, el hombre perdió el interés por este cuidado, incluso va de la mano con el machismo”.

Serra, desde su experiencia cree que el éxito social, personal y profesional del hombre, es a raíz de su cuidado físico.

Sobre la evolución y diferencias de las barberías clásicas a las actuales, detalla que “las barberías clásicas han existido toda la vida, después existieron los salones para mujeres que les abrieron un espacio a los hombres, pero la moda va cambiando y de repente el hombre se deja crecer el cabello, rompe con los estándares generales que se tenían”.

Foto: Daniel Galeana

En Homme –que significa hombre en francés-ofrece servicios que van desde un corte de cabello, hasta coloración de vello axilar, pasando por depilación, manicura, pedicura, etcétera, los tratamientos son top con los mejores productos mexicanos, italianos, franceses y estadounidenses, hechos especialmente para la piel masculina.

“Todos nuestros barberos cuentan con la mejor capacitación, tanto que si tienes a tu barbero de confianza y el día que tienes tu cita, no se encuentra, puedes tener la certeza de que te atenderemos como te gusta”.

De la importancia de la decoración del lugar dijo que es indispensable, hacer sentir a la clientela como en casa, que el sitio sea ad hoc para que se sientan cómodos y con la confianza de hacerse un arreglo personal, “lo que queremos es que la persona se sienta en un lugar 100 por ciento varonil que le pertenezca, con el que pueda identificarse con el universo masculino. Mezclamos lo tradicional con lo contemporáneo, madera, sillones de piel café, televisión para ver los partidos de futbol, etc”.

Foto: Daniel Galeana | El Sol de México

Cómo recomendación para los hombres que asisten por primera vez a una barbería y quieren vivir la experiencia, puntualizó en que definan muy bien lo que quieren, “los hombres somos el doble de indecisos que las mujeres, no sabemos qué queremos y al momento estamos decidiendo qué es lo que nos vamos a hacer. Otro tip es llevar fotos en el celular cómo ejemplo de lo qué quieren, para así las personas capacitadas los asesoren y recomienden que es lo mejor para su figura y tomar en cuenta el estilo de vida que llevan, si tienen tiempo de peinarse con productos o sólo con el cabello mojado”.

Los precios que se manejan en la mayoría de las barberías profesionales suele ser un poco elevados, a lo que Emmanuel comentó: “en nuestro caso, creemos que nuestros precios no son elevados, realmente lo que se cobra es el servicio y calidad que se ofrece en el sitio”.

Concluyó describiendo al hombre actual: “Al día de hoy, el hombre tiene que ser muy funcional, muy práctico, pero tenemos que ser realistas con nuestro estilo de vida, ser hombre no significa descuidarnos”.

Foto: Daniel Galeana