Deslumbrar una vez más en la pasarela de Colombiamoda y ver el impacto que su colección "Amazonas" causó en la gente le reafirmó al diseñador colombiano Diego Guarnizo que la tarea "se está haciendo bien" al conectar con el propósito que mueve su corazón y su espíritu creativo.
En el marco de dicho encuentro, el diseñador lamentó que la gente que hace moda en su país "siempre mira para afuera, quiere emular primavera-verano, otoño-invierno, Milán, París", y aunque no lo ve del todo mal, porque es consciente que de eso también se trata la globalización, sí espera que su gremio mire más hacia adentro y que desarrolle una industria "propia y real".
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"Me parece que es un acto muy responsable y honesto, en términos visibilizar realmente lo que nosotros tenemos. Este país ha sufrido mucho, pero a pesar de toda la violencia, el narcotráfico, la corrupción y de todos los dolores, seguimos sonriendo", enfatizó.
“Una ropa que hable”
Más allá de los aplausos recibidos por prendas de su propia inspiración, como el llamado vestido pirarucú (en referencia a un pez amazónico), el abrigo heliconia (por una planta tropical que lleva ese nombre) y la chaqueta jaguar durante el desfile inspirado en la selva amazónica, a Guarnizo lo llena haber puesto sobre la mesa un mensaje de conservación en un ejercicio de moda con contenido, origen, y voz que hizo mirar hacia el pulmón del planeta.
"La ropa habla. Yo quiero que todos volvamos la ropa un manifiesto de moda; que la ropa diga algo superior al ser", dijo Guarnizo.
El diseñador se percibe como un líder inspirador, que cuenta historias conscientes a través de sus prendas, como pasó con "Feliza", una colección que hizo voltear a ver al Pacífico colombiano para llenar de lecciones y aprender: “El respeto a la raza negra, sobre todo por la mujer negra, que es maltratada en todos los niveles".
Con su colección "Alegría", inspirada en el Caribe colombiano, especialmente en Cartagena, el creador rindió un homenaje a las mujeres que hacen el dulce típico alegría, y después se sumergió en "Magdalena" para darle su lugar "al río de vida de Colombia", que ha alimentado al país y que hoy "está convertido en un cementerio".
"Tengo que ser consecuente con mi país, tengo que ser muy responsable con la industria", subrayó el diseñador tras evocar sus colecciones memorables, con las que invita a hacer una industria "propia y real, no mentirosa ni frívola".
En ese afán por trabajar en casa, incluso, reactivó máquinas que llevaban años apagadas en Bogotá para empezar a hacer bordados en hilo con la técnica guipur, "que estaban olvidados". Y con la ayuda de un emprendedor fabricó los miles de letines (encajes) que necesita para su colección.
La artesanía y el poder de la selva
Para él, "todavía ningún diseñador puede decir que construimos piezas de lujo. En Colombia todavía no hacemos lujo… El único lujo de verdad, se llama "artesanía nacional", esa que estuvo muy presente en sus creaciones en "Amazonía", con el aporte de comunidades indígenas que además de ser tan sabias, sobreviven de una manera extraordinaria utilizando fibras como el cumare y la calceta de plátano porque, dice, "la selva es poderosa".
"Sólo basta con mirar la historia de los niños indígenas rescatados; la misma selva los protegió y los alimentó", argumentó el diseñador respecto a la historia de los cuatro hermanos que sobrevivieron 40 días en la selva después de un accidente aéreo, y añadió: "cómo no rendirle homenaje y ponerle voz de mujer a Amazonas".
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Por otro lado, ser un "guardián" del Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, en Colombia, considerado Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad por la Unesco, lo hizo levantar su voz este año por la Amazonía al ver la deforestación y el daño a los ecosistemas.
"Los mismos miembros de la industria subestimamos el poder de la moda porque no creemos y el ego nos gana", reflexiona Guarnizo, por ello su aspiración es que quien compre una prenda de "Amazonas" tenga claro que “somos culpables de la destrucción del planeta” y que "empiece a hacer algo, así sea pequeño".