Manolo Blahnik, diseñador español de zapatos de lujo afincado en el Reino Unido, anunció su victoria judicial en un largo litigio en China para utilizar su propio nombre en el país, donde la marca había sido registrada por un particular.
Una marca llamada "Manolo & Blahnik" fue registrada en 1999 y aprobada en enero de 2000 en China, donde prevalece un sistema por el que el nombre pertenece al primero que lo registra.
La compañía británica del diseñador español presentó una denuncia ante la oficina de marcas de China ese mismo año.
La marca había adquirido notoriedad entre el gran público gracias a la serie de televisión Sexo en Nueva York, cuya protagonista, la columnista neoyorquina Carrie Bradshaw, (Sarah Jessica Parker) no puede resistirse a un par de zapatos Manolo Blahnik, que pueden alcanzar más de mil dólares.
"Nos sentimos humildes y agradecidos por el apoyo que hemos recibido en China y a nivel internacional, tanto dentro de la industria de la moda como fuera de ella", comentó el diseñador español, fundador y director creativo de la marca, en un comunicado.
Su marca, a la que se ha negado el acceso al enorme mercado chino durante dos décadas, está "deseando" recuperar el tiempo perdido "compartiendo la historia, los diseños y las pasiones de Manolo", añadió Kristina Blahnik, directora general de la empresa y sobrina del fundador.
"Manolo Blahnik seguirá protegiendo enérgicamente sus marcas en todo el mundo", añadió.
El caso ante el Tribunal Popular Supremo de China se alargó 22 años, acumulando peticiones y recursos. Defendió su existencia desde los años 1970 y denunció que el particular chino no usaba la marca, o actuaba de mala fe.
Tras una vista celebrada el pasado enero, una sentencia definitiva de junio dio finalmente razón al creador y confirmó la invalidación del primer registro del nombre.
Muchos grupos occidentales en China han experimentado casos de infracción de marcas, al descubrir cuando empiezan a comercializar sus productos que su nombre ya fue registrado por una empresa local.
En 2016, el tribunal supremo chino dictaminó que un fabricante local de material deportivo no podía seguir utilizando la transcripción fonética en mandarín del apellido de la leyenda del baloncesto estadounidense Michael Jordan, tras varios años de proceso.