Diseñar prendas para hombre resultó para Laura Carrillo un reto que fue formando el camino al éxito, a partir del conocimiento sobre las necesidades que ellos tienen actualmente ante la falta de opciones y propuestas que existen dentro del mundo de la moda.
Así lo afirma la creativa mexicana quien al visitar un bazar de ropa de la Ciudad de México acompañada de su esposo, éste le preguntó “¿Por qué sólo hay ropa de mujer? Fue cuando juntos emprendieron el proyecto de una firma de diseño que pudiera ofrecer un concepto de diseño original y diferente para el sector masculino, así surgió la firma Boyfrien’s Shirt.
“Después de que me casé, fui con mi esposo al bazar La Lonja Mercantil, en ese entonces mi esposo me dijo que se necesitaban más propuestas de moda para hombre ya que hay mucho para mujer.
“Los hombres hoy en día ya se están atreviendo a romper con lo tradicional, por lo que pensamos en crear algo original. Después me separé de mi marido y entró mi amiga Cristina, siempre hemos sido dos chicas medio “Tomboy” esta parte masculina que surge de lo femenino. Y ahora cuando diseño, lo hago pensando en hombres”.
Para la diseñadora tomar la decisión de ingresar al mundo del diseño, no fue fácil, porque desconocía los términos y el mundo de las tendencias.
“Siempre he dicho que mi acercamiento con la moda no tiene que ver con ninguna tendencia, o por elegir la carrera que todo mundo quiere estudiar, lo mío viene desde mis papás, mis mamá diseñaba para una fábrica de ropa cuando era joven y mi papá era cortador de la fábrica. Mi mamá dejó el trabajo por cuidar a sus hijos y siguió cociendo en casa, donde siempre había máquinas de coser, y todos los elementos de la confección.
“De hecho yo no sabía lo que era la moda, lo que eran las tendencias, yo venía de otro contexto de vida diferente. Estudié danza contemporánea por dos años y después busqué una carrera, pensé en arquitectura o algo relacionado con artes y humanidades, así di con Casa de Francia, la universidad de moda en CDMX, vi la lista de materias y todas tenían que ver con lo que yo quería: dibujo, el estudio del cuerpo, entre otras, por eso escogí moda”, narra Laura.
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Dice que su mejor maestra, hasta ahora, ha sido su mamá, a quien describe como una talentosa y detallista cosedora.
“Hacer ropa para mí tenía que ver con mi niñez y mi familia. Mi mamá es muy perfeccionista, es de las que antes de poner el cierre hilvana, ella fue mi mejor maestra, todo lo aprendí de ella.
“Cuando empecé a hacer ropa fue con un proyecto de moda para mujer en la escuela. Después participé con Fashion Week al ser seleccionada en una convocatoria de esta plataforma; yo nunca soñé con tener mi propia marca, no sabía de las plataformas, ni de nada de este mundo”, confiesa la diseñadora.
Agrega que al hombre de hoy en día se le debe enviar un mensaje claro sobre la forma en que debe armar su guardarropa.
“A los hombres les da un poco de flojera entrar a una tienda donde ven prendas diferentes o alternativas, y sobre todo de colores vivos. El mercado gay tiene más conocimiento, y ahora con la tendencia genderless, hay que informar que la ropa actualmente ya no tiene género. La mujer es la que se atreve más, no importa que la prenda sea de hombre o de mujer, se la pone, y el hombre, no, aún lo piensa dos veces”.
Cómo se crea la mezclilla orgánica
En estos días Laura celebra los diez años de su marca con la que ha podido expresar todo su conocimiento e innovadoras ideas de confección, además de difundir un importante mensaje sobre el cuidado del medio ambiente.
“Hemos trabajado mucho, llevo 20 años en esto, somos una marca de diseño independiente para hombre, en un mercado donde no hay mucho para ellos. Somos una firma de deconstrucción de piezas, deconstruimos las prendas para lograr formas únicas y diferentes.
“Cuando estábamos pensando en los diez años de Boyfrien’s Shirt, dijimos hagamos las piezas más icónicas que hayan sido parte del éxito de la marca, y pensamos hacerlas en telas que nunca hayamos hecho y fue así como evolucionó en nuestra empresa el concepto denim (mezclilla) crudo y lo teñimos en añil en un tinte orgánico sin nada de químicos”.
La experta describe que su proceso de producción no es teñir la tela de manera industrial como las grandes marcas, sino que es un proceso artesanal, que resulta más complicado.
“Todo el teñido es a mano, en este caso las prendas son seriadas, únicas, las personas que nos ayudaron a teñir me decían, podemos teñir en añil, y fijamos con un proceso químico, nosotras no quisimos porque entonces se rompería la idea del proceso orgánico y no era el objetivo”.
Laura describe el proceso que llevan a cabo para lograr que la mezclilla adquiera la textura y la imagen deseada que son la identidad de su marca. “Cuando compras la mezclilla en crudo, trae como una textura similar a una goma, cortamos por lienzos de cinco metros, en diferente gramaje, uno para camisas y otro para pantalones; se lava todo a mano para quitarle la goma, se hace con un jabón artesanal zapoteco, las personas originarias de esta región lo usan para lavar su cabello, para mantener su tono negro y brillante.
“Posteriormente, la tela se calienta, se hierve, se muele el añil (colorante natural) en un mortero… no es cuánto añil pongas, sino cuántos baños le des a la mezclilla para lograr la profundidad del tono azul que se requiere. Entre más delgada la mezclilla absorbe más el color, entre más gruesa, más baños necesita. Lo que le da el tono azul es el oxígeno, al lavarse se ve verde y al sacarla al tener contacto con el oxígeno se convierte en azul. Mientras más baños le des y lo saques al oxígeno más azul tiene. Son de 10 a 15 lavadas no sólo es mantener la mezclilla por mucho tiempo dentro del añil sino que hay que sacarla constantemente para que le dé el oxígeno necesario”.
Explica que después sigue el proceso de fijación, y se vuelve a lavar para quietarle el exceso del color.
Dice que, “en cuestión de competencia nunca me fijo en el de al lado, a lo más complicado que nos enfrentamos es que somos una sola maquila. Una chava que es parte de la familia que nos ayuda a teñir la mezclilla, nos dijo en una ocasión, que no estaba dispuesta a llevar a cabo todo el proceso a mano, eso es uno de los desafíos a enfrentar al igual que el encontrar telas, en México, no encuentras telas.
“Ahora estamos trabajando en una colección donde el 80 por ciento de las telas son producidas por un colectivo de artesanos de Oaxaca, la idea es hacer algo contemporáneo con esencia tradicional”, concluye Laura.