/ viernes 25 de agosto de 2017

La princesa Diana se convirtió en un icono de la moda

Algunas de sus marcas favoritas Chanel, Christian Lacroix

Desde su llegada a la familia real británica en 1981, se convirtió, sin duda, en uno de los más poderosos iconos de la moda y que con ayuda de reconocidos diseñadores internacionales, revolucionó los códigos de vestimenta de su nuevo ADN monárquico. Sin embargo, antes de casarse salió de su zona de confort y se concientizó en que la ropa era un fuerte aliado como medio de comunicación, aprendió a usar la moda como instrumento para promover causas y transmitir mensajes.

Diana dominó a la perfección el look correcto para cada ocasión y logró que cada vestuario dijera lo que ella no podía decir, por eso, muchos diseñadores anhelaban colaborar con ella en diversas campañas para que fuera su imagen principal.

 

REVOLUCIONÓ LOS CÓDIGO DE VESTIMENTA REALES

Llamada la Princesa del pueblo por realizar causas altruistas a favor de las comunidades británicas, así como mostrar humildad y sencillez en todo momento, entendió las reglas del vestir de la realeza, pero no fue suficiente para que ella misma creara su estilo.

Al visitar hospitales, vestía con colores luminosos para parecer cálida y accesible, y en sus visitas al extranjero usaba prendas inspiradas en los colores nacionales, como el vestido blanco con tonos rojos que lució en Japón en 1986.

Eligió no llevar guantes, como hacía y sigue haciendo la reina Isabel II, porque le gustaba entablar contacto con la gente. Las fotos de la princesa estrechando la mano a unos enfermos de SIDA ayudaron a desmentir los mitos que rodeaban a la enfermedad, como el contagio por el mínimo contacto.

Diana ayudó además a modernizar el vestuario de la realeza, con vestidos que causaron controversia, como el de terciopelo azul que usó en una cena en la Casa Blanca en 1985.

Los diferentes outfists expresaban su forma de pensar; algunos de ellos eran seleccionados de acuerdo a su estado de ánimo o tipo de evento

También usó vestidos negros de noche, un color que la Casa Real reserva para los momentos de duelo, como el inolvidable “vestido Travolta”, con el que bailó con el actor estadounidense John Travolta la canción You should be dancing de la película Saturday Night Fever, que él protagonizó y que tiene su propia página en Wikipedia. Este vestido fue vendido por 240 mil libras (318 mil dólares, 268 mil euros) en una subasta en 2013. Asimismo, fue la primera en llevar pantalones en un acto vespertino.

 

CUENTO DE HADAS HECHO REALIDAD

La boda más vista alrededor del mundo fue la de Diana y Carlos, rompió récords de audiencia en las televisoras nacionales.

Pero el protagonismo total no se lo llevaron los novios, sino el vestido de novia diseñado por David y Elizabeth Emanuel, dos chicos recién egresados de la universidad y que este trabajo, fue su primera gran confección.

El llamativo vestido fue hecho a base de seda color marfil, tenía mangas abullonadas inspiración tipo victoriana, diez mil perlas bordadas, una cola de tafetán de seda y encaje de 7.62 metros, valuado en aquel tiempo en 9 mil libras esterlinas (alrededor de 234 mil pesos).

Siguiendo con las tradiciones, Diana complementó su peinado con una diadema con piezas florales de diamantes y plata montadas sobre oro, que usó su abuela, la vizcondesa de Althorp, en su boda en 1919 y la cual es conocida como la Spencer Tiara. Su anillo de compromiso fue hecho de oro blanco y tiene un zafiro azul de 12 kilates rodeado por 14 diamantes. Es el mismo que el príncipe Guillermo regaló a Kate Middleton.

Desde su llegada a la familia real británica en 1981, se convirtió, sin duda, en uno de los más poderosos iconos de la moda y que con ayuda de reconocidos diseñadores internacionales, revolucionó los códigos de vestimenta de su nuevo ADN monárquico. Sin embargo, antes de casarse salió de su zona de confort y se concientizó en que la ropa era un fuerte aliado como medio de comunicación, aprendió a usar la moda como instrumento para promover causas y transmitir mensajes.

Diana dominó a la perfección el look correcto para cada ocasión y logró que cada vestuario dijera lo que ella no podía decir, por eso, muchos diseñadores anhelaban colaborar con ella en diversas campañas para que fuera su imagen principal.

 

REVOLUCIONÓ LOS CÓDIGO DE VESTIMENTA REALES

Llamada la Princesa del pueblo por realizar causas altruistas a favor de las comunidades británicas, así como mostrar humildad y sencillez en todo momento, entendió las reglas del vestir de la realeza, pero no fue suficiente para que ella misma creara su estilo.

Al visitar hospitales, vestía con colores luminosos para parecer cálida y accesible, y en sus visitas al extranjero usaba prendas inspiradas en los colores nacionales, como el vestido blanco con tonos rojos que lució en Japón en 1986.

Eligió no llevar guantes, como hacía y sigue haciendo la reina Isabel II, porque le gustaba entablar contacto con la gente. Las fotos de la princesa estrechando la mano a unos enfermos de SIDA ayudaron a desmentir los mitos que rodeaban a la enfermedad, como el contagio por el mínimo contacto.

Diana ayudó además a modernizar el vestuario de la realeza, con vestidos que causaron controversia, como el de terciopelo azul que usó en una cena en la Casa Blanca en 1985.

Los diferentes outfists expresaban su forma de pensar; algunos de ellos eran seleccionados de acuerdo a su estado de ánimo o tipo de evento

También usó vestidos negros de noche, un color que la Casa Real reserva para los momentos de duelo, como el inolvidable “vestido Travolta”, con el que bailó con el actor estadounidense John Travolta la canción You should be dancing de la película Saturday Night Fever, que él protagonizó y que tiene su propia página en Wikipedia. Este vestido fue vendido por 240 mil libras (318 mil dólares, 268 mil euros) en una subasta en 2013. Asimismo, fue la primera en llevar pantalones en un acto vespertino.

 

CUENTO DE HADAS HECHO REALIDAD

La boda más vista alrededor del mundo fue la de Diana y Carlos, rompió récords de audiencia en las televisoras nacionales.

Pero el protagonismo total no se lo llevaron los novios, sino el vestido de novia diseñado por David y Elizabeth Emanuel, dos chicos recién egresados de la universidad y que este trabajo, fue su primera gran confección.

El llamativo vestido fue hecho a base de seda color marfil, tenía mangas abullonadas inspiración tipo victoriana, diez mil perlas bordadas, una cola de tafetán de seda y encaje de 7.62 metros, valuado en aquel tiempo en 9 mil libras esterlinas (alrededor de 234 mil pesos).

Siguiendo con las tradiciones, Diana complementó su peinado con una diadema con piezas florales de diamantes y plata montadas sobre oro, que usó su abuela, la vizcondesa de Althorp, en su boda en 1919 y la cual es conocida como la Spencer Tiara. Su anillo de compromiso fue hecho de oro blanco y tiene un zafiro azul de 12 kilates rodeado por 14 diamantes. Es el mismo que el príncipe Guillermo regaló a Kate Middleton.

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