Tras su muerte el pasado viernes 1 de marzo, la gran Iris Apfel conocida como “Rara avis” (en latín ave extraña) la industria de la moda le rinde tributo por su importante legado a los estilos de vida contemporáneos a los que otorgó su creatividad e ingenio, a través de su propuesta diseño que incluso no tenía que ser necesariamente ostentoso o excesivamente caro.
Para ella, el buen gusto era sinónimo de inteligencia para lograr mantener una personalidad propia y original, sin llegar a ser una víctima de la moda y de las tendencias. Incluso se definía como una mujer negada a la tecnología.
En sus constantes entrevistas para las revistas más importantes de Estados Unidos y Europa, repetía que era “alérgica a la tecnología. El mail y los celulares han hecho torpe y aburrida a la gente joven, ya no saben cómo hablar y comunicarse. Si alguien quiere encontrarme, que me hable por teléfono”, dijo para la revista Vogue España.
En 2016 durante la feria de arte Zona Maco el público pudo conocer una importante colaboración de la firma mexicana de platería y diseño TANE con el artista Pedro Friedeberg e Iris Apfel. Se trató de una línea compuesta de anillos, dijes, gargantillas, y aretes de grandes volúmenes maximalistas que mostraba la esencia de Apfel.
Nació en 1921 en Nueva York, en una familia propietaria de una tienda de espejos de una tienda de ropa, de ahí su gusto por la moda de la que después fue coleccionista y diseñadora, pero no sólo imprimió su propio estilo en la confección sino que impuso toda una filosofía de vida en la que sus frases, “el estilo es curiosidad y sentido del humor”, o “no te vistas para la fiesta, vístete para ti”, trascendieron hasta la exposición de su colección en el Metropolitan de Nueva York, en 2005.
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Una de sus enseñanzas más importantes que dejó en las mentes, sobre todo de las mujeres de las nuevas generaciones, fue “perder el miedo a la vejez usando a la moda como vínculo”, y el arte de de recorrer los mercados para descubrir piezas originales y combinarlas con mucho humor y creatividad.
Esto último, era una de sus grandes virtudes, que la distinguía, coleccionando y usando accesorios maximalistas, como collares, pulseras, aretes, gafas que combinaba con prendas de marcas de lujo.
Además de las antigüedades, en su armario destacaban los collares africanos que lograba combinar con audacia con prendas de marcas de lujo como Gucci, Dior, Versace o Lanvin.
Su historia estuvo siempre relacionada con el diseño de interiores, siendo la encargada de la ambientación de los espacios de la Casa Blanca para nueve presidentes (desde Harry S. Truman hasta Bill Clinton).
- Fue la empresaria en bienes raíces y reconocida interiorista Eleanor Johnson, quien creaba la ambientación en las casas de las estrellas de Hollywood o las grandes figuras militares de Estados Unidos, quien la contrató para formar parte de su equipo en los años 80.
“Tenía ese talento espectacular para reunir a la gente talentosa, los contrataba por muy poco dinero y acababa con las cosas más maravillosas creadas desde cero”, dijo Johnson, en una entrevista para la revista Architectural Digest.
A finales de los años 50, Apfel, creó su propia empresa de diseño junto con su esposo Carl Apfel creando la compañía de diseño textil Old World Weavers o Tejedores del Viejo Mundo, donde ambos destacaron por la remodelación y restauración de espacios y la fabricación de sus propios textiles. El talento de Apfel, la llevó a realizar una colaboración para Barbie en los años 90.