Entrar al mundo de Lorena Pestana es convivir con anémonas, serpientes, colibríes y otras especies que aparecen por doquier. Es como si en un instante realizáramos un viaje a la selva amazónica, a esos lugares exóticos y extremos que son su mayor inspiración.
Así son las piezas de joyería que la diseñadora peruana trae a México, para mostrar parte de su cultura y experiencias de vida a través de “Ramificaciones”, una muestra retrospectiva con la que celebra sus 20 años de trayectoria que se presenta hasta el 31 de mayo, en el showroom Simple by Trista de la colonia Roma.
“Este es un trabajo que hice hace diez años y que hace seis, comencé a comercializarlo. Lo que he traído es toda mi historia. Todo comenzó en un viaje que hice a la selva de Santa María, ubicada casi en frontera con el Ecuador; es selva baja, donde te cuentan que las hormigas son de gran tamaño, y hay una gran cantidad de especies extrañas.
“Fue muy fuerte la experiencia, ahí se encuentra la tribu guardiana guerrera del guaraná. Es la comunidad regida por la propia naturaleza, se les denomina ‘la realeza de la naturaleza’”, narra Pestana.
Este viaje lo realizó en el 2000, y cambió su vida para siempre, incluso la llevó a cambiar de profesión con la necesidad de expresar toda su experiencia de aquel lugar extremo.
“Soy arquitecta y después de ese viaje me convertí en joyera; allá trabajaba con una señora que me acogió, hicimos un trueque, yo le ayudaba a hacer sillas y ella a tejer. Hicimos una junta de mujeres y tejíamos todo el día. Ellas crean su trabajo sólo con las manos, sin ningún tipo de herramienta y con una gran libertad”, dice la diseñadora.
Así surgen pulseras, collares, dijes, aretes y una variedad de piezas creadas con materiales como el hilo de pescar, algodón, plástico y otros como el hilo de acero con el que realizó un brazalete con aplicaciones de piedras de diferentes colores.
“En 2008 hice mi primera colección. Tenemos desde brazaletes de hilo de acero tejido a crochet con hilos platinados, hasta piezas juguetonas en algodón y plástico”, describe.
En esta variedad destacan las pulseras inspiradas en anémonas, “es una línea con estructuras muy interesantes, que retoman la figura de las anémonas luminicentes de aquella selva, están hechas con hilo de pescar, es como si la anémona cayera en la trampa del pescador. Es una línea orgánica con diferentes puntos de aglomeraciones de cosas”.
Canutillos de plata, macramé y otras técnicas son las que Lorena emplea para dar forma a su obra. Sin embargo, dice, no está peleada con la tecnología. “Hice piezas en 3D, fue prueba y error, tuve que investigar mucho, no me salió a la primera”.
Esta línea está dividida en una trilogía: puma, serpiente y ave. “También me inspiré en la cultura mochica del Perú y en todo el mundo amazónico, muchos animales, tengo a la naturaleza entera en puros aretes”.
Con respecto a su trabajo como arquitecta, el cual dejó por el diseño, dice, “de la arquitectura al diseño es como un paso adelante, porque ya sabes un poco sobre las formas. Hice algunas casas en Perú, pero no me gustaba. Pienso que la joyería es atemporal a diferencia de la moda. Me inclino por la cultura viva, eso es para mí la artesanía tejida, llevo aprendiendo este arte de las chicas amazónicas por más de 10 años”, afirma Pestana.
Y agrega que, “mi mayor reto es reinventarme, darle la vuelta, no quedarme en lo mismo. Me encanta investigar, tengo fascinación por el trabajo ancestral y el estar en contacto con los animales”.
El precio de sus piezas van desde los 500, hasta los 20 mil pesos.