Patricio Campillo, primer mexicano en ser nominado a los LVMH Prize

El diseñador obtiene el reconocimiento internacional a través de sus creaciones basadas en sus raíces y en el atuendo típico de la charrería

Marinieves Tejeda / El Sol de México

  · lunes 1 de abril de 2024

Reinterpreta el traje de charro / Foto: Cortesía Patricio Campillo

Con una colección inspirada en la tradicional fiesta de la charrería y en sus raíces, el diseñador Patricio Campillo se convirtió en el primer mexicano en colocarse entre los 20 semifinalistas del prestigioso galardón LVMH Prize. Establecido en 2013, el premio ofrece un fondo de apoyo de 300 mil euros a diseñadores emergentes, brindándoles la oportunidad de desarrollar sus marcas con el respaldo y la asesoría del conglomerado multinacional LVMH.

“Ser el primer diseñador mexicano nominado para el Premio LVMH no es sólo un logro personal, sino un hito para la creatividad mexicana en una plataforma global. Representa los sueños colectivos y el arduo trabajo de aquellos que se esfuerzan por fusionar la tradición con la innovación”, dijo Campillo en exclusiva para El Sol de México.

El diseñador mexicano pide más unión entre creativos nacionales / Foto: Cortesía Patricio Campillo

Para Patricio, la moda siempre fue un tema de gran interés. Su acercamiento a esta industria se produjo a través del periodismo, trabajando en una consultoría de comunicación política, “fui corrido por estar viendo desfiles de moda”, contó Patricio.

Con estudios en comunicación y periodismo en Madrid y París, llegó a trabajar con la editora Tiffany Godoy para la revista The Reality Show Magazine, publicación francesa. Fue en la capital de la moda donde comprendió verdaderamente el funcionamiento de la industria, desde su sistema, la estructura de los calendarios y la rentabilidad del negocio. “Fue una gran escuela”.

Originario de Ciudad de México, el creativo decidió enfocar su camino hacia el diseño de modas, comenzando su trayectoria con el nombre The Pack. Esta primera etapa fue crucial para su formación, evolucionando hacia la marca como se conoce hoy, Campillo.

Retoma la silueta masculina del traje de charro / Foto: Cortesía Patricio Campillo

“La diferencia más grande entre The Pack y Campillo, es la identidad y la historia de la marca, no era algo tan personal como lo es ahora, ahora son pensamientos íntimos y vulnerables. En ese momento no estaba preparado para mostrar esa vulnerabilidad.” Fue así como la narrativa de la firma Campillo se centra en las raíces del diseñador, encontrando inspiración en su propia historia y tomando como referencia sus vivencias.

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La colección que lo hizo ser finalista del concurso, rinde homenaje al "traje de charro" y experimenta con su estructura y las proporciones “sexys y atractivas” de este atuendo; los pantalones de cintura alta, ligeramente acampanados y el saco corto que acentúan la cintura, logran un balance con la espalda ancha.

“Es lo que significa desde hace tres generaciones usar un traje charro, es lo que significaba para mi abuelo, para mi papá y para mí, esto es la narrativa de la marca. Me parece un proceso de empoderamiento brutal”.

Patricio encuentra inspiración en el trabajo y la evolución de diseñadores como Glenn Martens, director creativo de Y/Project, así como en la forma en la que el diseñador Belga, Dries Van Noten, recientemente retirado, creaba un diálogo visual a través de su confección. “En realidad no tiene tantísimo peso ideológico o sea, es ropa y punto, me gusta ese approach, es muy interesante.

Detalles del atuendo típico / Foto: Cortesía Patricio Campillo

“Mi medio creativo no son las palabras, es la ropa, si yo utilizo las palabras como medio estoy limitando el diálogo que puede tener la ropa como tal”, comentó.

El trabajo de Yohji Yamamoto basado en elementos culturales, sedas, impresiones textiles y sastrería japonesa, fue crucial para Campillo, sobre todo por la forma en cómo el diseñador nipón desafió las ideas de la moda convencional.

Otra de las figuras que lo marcó, fue la del desaparecido Virgil Abloh, ex director creativo de Louis Vuitton, con la presentación de una colección de 123 conjuntos repetitivos, frente a más de tres mil personas.

“Tú logras algo así, sólo a través de la repetición de las ideas y la mejora de las ejecuciones con la que la produces durante muchos años. Fue refrescante ver este contraste entre una marca como Vuitton y Yamamoto”.

Campillo se dio cuenta de que algo con una identidad como la de Yamamoto no se da de una temporada a otra y sólo se puede crear a través de una constante exploración al ADN de la marca. “Para mí fue clave, como un one hit wonder para construir lentamente mi ADN muy claro y único”.

Los retos del diseño en México

A lo largo de su trayectoria profesional, Patricio ha enfrentado diversos desafíos al estar desarrollando su marca y la producción de ésta en México, destacando su resiliencia ante la notable ausencia de un sentido de comunidad, aspecto que el mexicano considera fundamental.

“En otros países se comparten los proveedores y tu ventana competitiva no recae en si tienes proveedores o no, todos tienen todo y más bien depende de la calidad de tus ideas y lo estricto y preciso que eres con tu trabajo".

Añade que, "eso sucede cuando una industria está en esa etapa de maduración; parte de poder lograr que en México crezca en este tema y lograr el reconocimiento internacional, recae en crear una comunidad. En la medida en la que uno crece, crecen los demás, los grupos y la gente no crece sola, las industrias crecen en grupos.”

Elegancia al estilo mexicano / Foto: Cortesía Patricio Campillo

Patricio hace énfasis en que las plataformas de apoyo existentes en el país están más enfocadas en patrocinios que en respaldar a los diseñadores. Sugiere que el enfoque debería centrarse en garantizar el éxito del diseñador.

Por otro lado, aunque México cuenta con una industria textil de gran competitividad, la atención sigue recayendo en las cuatro principales capitales de la moda: París, Milán, Londres y Nueva York. Esta situación se orienta más hacia un mercado de consumo masivo que hacia uno premium, lo que complica la producción a gran escala de productos de calidad.

“Creo que existe mucho talento en México y la visión en general nos permite tener una identidad muy única y distinta a todo lo que sucede, en cuestión de inspiración y cuestión de referencias; hay muchísima riqueza y muchísima gente talentosa. Sin duda, es un muy buen momento para la industria mexicana, sin embargo, hay que reconocer que estamos en un proceso muy temprano de desarrollo”.

La visión de Campillo es establecer la primera casa de lujo mexicana, con la intención de ofrecer una amplia gama de productos que incluyen marroquinería, artículos de piel, accesorios y fragancias. Aspira a emular el modelo de las grandes casas de moda europeas y en términos de desarrollo creativo, busca que las colecciones se acerquen más a la alta costura y se extiendan a través de diferentes categorías de productos.

“En realidad las marcas funcionan cuando su ropa y sus colecciones son buenas, tú puedes hacer lo que quieras, pero si la ropa no es buena, no vas a llegar a ningún lado. Las cosas suceden solas cuando el producto es de calidad y es muy bueno.”

Finalmente, resalta la importancia del orden que se debe tener en las finanzas del negocio y fomenta la idea de crear una red de apoyo y comunidad entre personas de la misma industria. “Creer en ti es lo más poderoso que hay, y a través del trabajo sí es posibles lograr tus sueños”.

Sin duda, para Patricio sería emocionante ver vestidos de su marca a figuras icónicas del cine mexicano como el director Alejandro González Iñárritu.

Es muy claro que la industria de la moda es conocida por ser altamente competitiva, y a pesar de las limitantes que enfrenta, Patricio Campillo ha demostrado que es posible alcanzar el reconocimiento internacional.

Su filosofía se centra en que más allá del talento individual, es fundamental contar con el apoyo y la colaboración de una comunidad. En este sentido, enfatiza la importancia de construir relaciones sólidas, trabajar en equipo y buscar oportunidades de crecimiento compartido.