Alberto López pasó un año tejiendo entre las cuatro paredes de su recámara, era necesario hacerlo porque se decía que los hombres de su comunidad debían estar en el campo y no en las labores que sólo realizaban las mujeres tzotziles de Magdalena Aldama, Chiapas.
El simple hecho de salir al mercado a comprar sus hilos y tejidos le resultaba una pesadilla, ya que las personas se burlaban de él y lo agredían verbalmente.
“Cuando empecé a trabajar y aprender, la gente se expresaba horrible de mí, decían: ‘Alberto tiene que dedicarse al campo como todos los demás hombres de la comunidad’. Cuando iba a comprar los hilos y los tejidos que me hacían falta para mis huipiles, la gente, incluso las mujeres, hablaban mal de mí; llegó un momento en que ya no pude más y lloraba mucho.
“No le quise decir a mi mamá porque se iba a poner triste, pero al final, ella me dijo: ‘no te preocupes, te voy a apoyar para logres hacer lo que más te gusta, no le estás robando nada a nadie, vamos a seguir adelante, sé que tienes talento y sé que vas a lograrlo’, ella fue mi gran maestra”, cuenta Alberto.
Así fue como la gente se fue acostumbrando a ver a un hombre tejiendo, enfrentándose a las costumbres de una sociedad conservadora y tradicionalista.
“Me costó mucho trabajo, porque en mi comunidad existen ideas y pensamientos muy arraigados a nuestra cultura, pero hay que voltear a vernos entre nosotros a partir del respeto, de la idea de que todos tenemos derechos a hacer lo que reamente queremos y a luchar por nuestros sueños desde un pensamiento sin género.
“Tenemos que modernizarnos como comunidad, como pueblo originario, porque no vamos a seguir pensando como lo hacíamos antes, vamos creciendo y aprendiendo sin perder nuestra esencia. Permanecí un año así, encerrado entre cuatro paredes, pero llegó un momento en que me harté y dije si quieren hablar que hablen, quiero tejer afuera y bajo la sombra de un árbol”.
Permanecí un año encerrado, pero me harté y dije: Si quieren hablar que hablen, quiero tejer afuera y bajo la sombra de un árbol
El defender su pasión, y sus objetivos como artesano y diseñador, rindió los frutos esperados, colocándose en la escena internacional, como parte del talento de las pasarelas más importantes como la Semana de la Moda de Nueva York.
“El primer paso fue el aprendizaje que recibí de mi gran maestra Margarita, mi mamá, quien me enseñó los conocimientos de mis antepasados, no tengo carrera pero dije ‘lo voy a lograr’.
“Me dije: ‘Alberto, amárrate los cinturones porque vienen muchas buenas’, mi mamá me dijo: ‘tú sigue adelante, la gente verá en realidad quién eres’. Mi primera oportunidad para conocer el mundo fue en la Universidad de Harvard, en Boston, fue mi primera conferencia, mi primera plática sobre nuestro trabajo artesanal, después participé en la Semana de la Moda de Nueva York, muchos mexicanos radicados allá me apoyaron en todos los aspectos.
“Queremos demostrar que en México hay mucho talento, y que en Chiapas también, así empezaron los viajes a otros países, estuvo padrísimo”, expresa el creativo.
Una misión importante que lo ha motivado en toda su trayectoria es la de lanzar un mensaje importante al mundo sobre la explotación que sufren las artesanas tejedoras del pueblo de donde es originario.
El chiapaneco fundó su propia marca, K'uxul Pok', además del Taller Kuxul Pok
“Hemos sido muy explotados, hay muchos intermediarios que nos explotan a partir de los precios que ofrecen, pero de verdad son mujeres trabajadoras y artistas tejedoras cuyo trabajo es muy valioso. Así que llegó el momento de decir basta, hay que tener conciencia, hay que tener respeto y valorar lo que hacen las comunidades originarias, los extranjeros tienen mucho más dinero que nosotros y resulta que vienen aquí a regatear y eso no es posible, es lo que estamos demostrando, que nuestras piezas valen mucho porque no es cualquier cosa lo que se hace, este arte trae mucha historia detrás”.
Alberto es experto en teñido, hilado y todo el proceso que conlleva el textil, como por ejemplo, plasmar el significado de cada brocado, del cual no todos saben. “Ahora nuestra meta es apoyar a las compañeras artesanas, levantar la voz de las maestras de mi pueblo, hay mucho que trabajar porque nosotros como marginados debemos apoyarnos entre nosotros, nunca hemos esperado nada del gobierno, sino que empezamos a luchar y a tocar puertas y aquí estoy, me siento muy agradecido con las personas que nos han abierto las puertas, que nos apoyaron, que vieron todo lo que hay detrás; cumplí el sueño de ser el portador de las obras de las compañeras (porque) si no salgo a mostrarlo, la gente no va a conocer nuestro arte”.
Simbolismos de los brocados
Lo que se plasma manualmente en los brocados es algo único, es la cosmogonía tzotzil. “En los brocados se aprecia nuestro aprecio al cielo en las mañanas, en las madrugadas y a la medianoche; ver las estrellas, las nubes… las estrellas grandes y las chicas, esto es lo que se plasma en los huipiles. También cómo será la temporada de lluvia, las estrellas grandes representan un reloj que marca la duración del día, los cuatro puntos cardinales donde el sol se oculta, la capa de la tierra, el maíz, la madre del maíz, la serpiente Cuculcán que es la que nos representa.
“También las montañas, nuestra madre Tierra, los hijos, el padre y la madre, las cruces y cada iglesia, la cosecha del maíz y donde nace el agua. La cosmogonía tzotzil es hermosa, y preservarla y cuidarla, rescatar algunos diseños que se han perdido, es en lo que estamos trabajando ahora”, describe.
Agrega que existen varios bordados que tienen significados iguales a los de otras regiones de México, “pero nuestro país es tan diverso en gastronomía, costumbres y tradiciones que los hace similares”.
El huipil en tendencia
El artesano se considera un apasionado de la moda, y uno de sus sueños es compartir sus conocimientos con los grandes diseñadores de la alta costura.
“Me encanta la moda y participar en las pasarelas, es mi sueño; me encantaría compartir mis ideas con los grandes diseñadores, sé que ellos cursaron una carrera, pero nosotros también tenemos talento y somos igual de creativos. Acabo de recibir la invitación para participar en las próximas pasarelas de España. Y presentaremos nuestras joyas, porque eso son para mí nuestros textiles”.
Reconoce que como parte de sus presentaciones, se encuentra el objetivo de dar a conocer el huipil originario, junto con los nuevos diseños, “agregamos telas más delgadas, más finas, algo que se vea impresionante, pero no perdemos la parte del huipil antiguo, tratamos cada año de presentar dos colecciones, donde aparecen nuevos colores, teñidos naturales, para que las personas vean cómo está cambiando y se ha modernizado el huipil”.
Actualmente el chiapaneco tiene su propia marca que lleva por nombre K'uxul Pok' y también fundó el Taller Kuxul Pok. Agrega que desde su fundación, el Taller Kuxul Pok ha crecido significativamente, integrando a 180 artesanas de 11 municipios de los Altos de Chiapas. "El taller tiene como objetivo rescatar técnicas ancestrales, especialmente los teñidos, que se han perdido bastante".
Recientemente, dice el también promotor cultural, quien forma parte del proyecto “Original”, de la Secretaría de Cultura, realizaron talleres en varias comunidades, buscando plantas y hojas para crear colores impresionantes. "Hemos tenido un impacto muy fuerte, compartiendo y aprendiendo de otras grandes maestras de diversas comunidades", añade.
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Ahora, afirma, “los jóvenes y los hombres de mi comunidad ya están trabajando en telares de cintura también. Es una luz que se dio cuando empecé a trabajar y me gusta mucho ver a otros jóvenes aprendiendo y saliendo adelante”.
Alberto es soltero pero dice que el amor está en sus textiles y que es feliz y agradecido con las personas que comparten su trabajo y que el amor de pareja llegará en su momento, “soy un apasionado de la cultura de mi país y si a alguien le interesa y es el indicado adelante, quiero viajar y seguir conviviendo con las compañeras de mi región”.