Pandora, el gigante distribuidor de joyas anunció esta semana que sacará de sus vitrinas los diamantes tradicionales y que sólo venderá los generados en el laboratorio.
La decisión de la empresa basada en Copenhague de virar hacia los diamantes artificiales, que además se pueden producir a una fracción del costo y el tiempo que los extraídos, refleja una reorientación del mercado de la joyería, provocado por el perfil de los compradores más jóvenes, que tienen más en cuenta preocupaciones medioambientales y de derechos humanos a la hora de elegir ciertos productos.
"Es lo correcto", dijo el director ejecutivo de la firma, Alexander Lacik. “Queremos convertirnos en una empresa de bajas emisiones de carbono. Yo también tengo hijos y dejaré esta tierra algún día, pero espero poder dejarla en una mejor forma de la que tal vez hemos creado en los últimos 50 años”, aseguró.
El dirigente fue más allá al asegurar que "los diamantes naturales y los cultivados en laboratorio son diamantes; si bien no son idénticos, tienen esencialmente las mismas propiedades químicas ópticas y físicas".
De acuerdo con Hannah Denham, reportera del Washington Post, la industria minorista de diamantes, que se valora en unos 64 mil millones de dólares, históricamente había rechazado los diamantes sintéticos y los veía como una amenaza para la escasez altamente rentable de los reales.
Sin embargo, los diamantes fabricados en laboratorio son significativamente menos costosos (tan solo una décima parte del costo) que los diamantes extraídos y atraen a una base de clientes más joven, dada su asequibilidad y porque plantean menos reparos éticos.
De acuerdo con la compañía, su colección “Pandora Brilliance” estará hecha con carbono neutral, en un proceso en el que los diamantes se cultivan con más del 60 por ciento de energía renovable, cifra que crecerá al 100 por ciento con el lanzamiento global de la misma.
Pandora también se ha comprometido a dejar de utilizar oro y plata recién extraídos y cambiar a metales preciosos reciclados para 2025, el mismo año en que espera lograr la neutralidad de carbono.
La política global de abastecimiento responsable de la firma, actualizada esta semana, describe la tolerancia cero para el trabajo forzoso y el trato inhumano, el trabajo infantil, el uso de registros falsificados para eludir auditorías, la corrupción y el soborno, una seria amenaza para la salud de los trabajadores y el medio ambiente, y fallas estructurales para cumplir a los derechos de los trabajadores.
La firma señaló en su política que no entablará nuevas relaciones comerciales con proveedores que violen cualquiera de estos términos, pero que se reserva el derecho de evaluar las violaciones de los proveedores actuales caso por caso.
Más allá de las preocupaciones ambientales, la extracción de diamantes es controvertida debido a los informes de condiciones de trabajo abusivas y esclavitud infantil en la industria minera, especialmente concentrada en el sur de África. El Proceso de Kimberley, respaldado por las Naciones Unidas, trabaja para abordar los casos de diamantes en bruto utilizados para financiar conflictos y guerras en Sierra Leona, Angola, Costa de Marfil y el Congo.
Por cierto, Pandora no es el primer gigante de la industria en ingresar al mercado sintético. En 2018, De Beers lanzó una línea de aretes y collares con diamantes hechos en laboratorio, con precios a partir de 200 dólares. La empresa, que extrae diamantes además de venderlos, ha creado productos fabricados en laboratorio durante más de 50 años.
Los ingresos por diamantes cayeron entre un 15 y un 33 por ciento en todo el mundo en 2020, según el informe Bain, ya que la producción cayó un 20 por ciento debido a las pausas mineras y el cierre de tiendas físicas durante la pandemia. Pero Pandora y otras marcas importantes de joyería vieron aumentos en las ventas debido a los controles de estímulo y una aceleración de las ventas en línea, y el sector obtuvo mejores resultados que otras categorías de lujo personal.
Si bien la pandemia desencadenó oleadas de cancelaciones y aplazamientos de bodas, muchas parejas gastaron su dinero en otra parte, incluso en diamantes más grandes. De Beers vio aumentar las ventas de anillos de compromiso en el cuarto trimestre un 12 por ciento con respecto al año anterior, y otros joyeros han experimentado un crecimiento similar, informó The Washington Post.
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