Para la chef especialista en repostería, Paulina Abascal con más de 25 años de trayectoria, la pandemia también representó un gran desafío, fue tiempo de decisiones y tomó una de las más importantes de su carrera gastronómica.
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Ante la crítica situación que atravesaba en ese momento la Ciudad de México, Paulina cerró definitivamente sus dos tiendas ubicadas en Interlomas y Palmas, momento que enfrentó como una “reinvención” en su trayectoria.
“Cuando llegó la pandemia yo tenía dos tiendas, y obviamente con esta situación, muchos tuvimos que reinventarnos y yo decidí cerrarlas definitivamente, entendí que nadie iba a salir a comprar pasteles en estos momentos tan complicados”, contó Abascal.
Al viajar con su familia a Acapulco y radicar en el puerto mexicano por algún tiempo, la también empresaria comenzó a pensar en cómo “endulzar el alma” bajo una nueva propuesta y adaptarse a las exigencias del nuevo consumidor. Así nace The wish, su nueva marca, que como su nombre indica, tiene el propósito de enviar buenos deseos a las personas.
Se trata de una serie de pasteles y panqués, entre otros postres de diferentes sabores, que vienen acompañados con los wishes, que son perlas de chocolate de diferentes tamaños decoradas con diamantina comestible que hacen alusión a las velitas del pastel y a los deseos positivos.
“Cuando cumplimos años, apagamos las velitas del pastel para pedir nuestros deseos, y ahora que no se puede soplar a las velas, los wishes hacen esa función. Nosotros como marca queremos enviarles los mejores deseos y que se hagan realidad”, explicó.
Dentro de estos deseos está uno muy especial que tiene que ver con la conciencia social, “un porcentaje de la venta de mis pasteles se va a Fundación Andrade, en donde apoyamos a los hijos de algunos pepenadores. Es una propuesta muy bonita, ya que con esto mis postres tienen un significado y con ellos podemos generar conciencia. Ayudar siempre deja un gran sabor de boca”.
“Queremos endulzar la vida a la gente, llegar a todos los rincones de México con estos pasteles deliciosos que te apapachen el alma, y que te recuerden bellos momentos como cuando la abuelita te hace un pastel de cumpleaños, cuando nos reuníamos en familia”, añadió.
Desde que tenía siete años, Abascal comenzó a cocinar pasteles, lo que era un juego de niña, se convirtió en un sueño hecho realidad, es la pasión de su vida, tiene cinco libros publicados, y 13 años al aire con su programa de televisión.
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“La gastronomía de manera personal significa un acto de amor, cuando todo el que cocina decide poner su pasión y corazón, alimenta el alma y cuerpo”, dijo. Su ingrediente favorito es la vainilla y su olor la cautiva totalmente.
“El acto de cocinar y tener la capacidad de manifestar el poder que tiene la gastronomía es una gran responsabilidad, me queda claro que la comida nos une, hace familia y que el corazón de un hogar está en la cocina”, concluyó.
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