Carlos III eliminará el servicio privado de seguridad desplegado en casa del príncipe Andrés a partir del próximo mes de noviembre. Un equipo de seguridad que el propio monarca, de 75años, financiaba desde que su hermano menor, de 64 años, perdiese la protección policial pública en 2022, después de que su madre, la difunta reina Isabel II, le retirase al duque de York todos los títulos militares y patrocinios reales, tras verse involucrado en el escándalo sexual del pedófilo Jeffrey Epstein.
Según reveló ayer el periódico británico The Sun, los 10 miembros de su equipo de seguridad en la residencia de Royal Lodge ya han sido informados de que sus servicios no serán necesarios a partir del próximo otoño. “Todo el mundo especula si esto significa que el duque tendrá que abandonar Royal Lodge. Porque ¿qué otra razón habría para eliminar su seguridad?”, aseguraba una fuente de palacio al medio británico, que añadió que “no es un secreto” que Carlos III lo quiere fuera de esta residencia situada en Windsor Great Park, al sur del castillo de Windsor, y en la que vive el príncipe Andrés con su exesposa Sarah Ferguson.
Una información hecha pública justo cuando ambos hermanos se encontraban disfrutando este fin de semana de un retiro en el palacio de Balmoral, en Escocia. Según revela The Sun, Carlos de Inglaterra ha estado financiando él mismo guardias privados desde que los policías armados del príncipe Andrés, que cobraban unos tres millones de libras al año, fueron destituidos en 2022.
A principios de este año, se informó de que Andrés de Inglaterra había rechazado una oferta para trasladarse del Royal Lodge, su lugar de residencia los últimos 20 años, a la cercana Frogmore Cottage donde vivían el príncipe Harry y Meghan Markle,
antes de abandonar sus roles oficiales dentro de la familia real británica—; según señalaron entonces varios medios, el duque de York firmó en 2003 un contrato de arrendamiento de 75 años sobre la mansión con el Crown Estate, la colección de tierras y propiedades pertenecientes a la monarquía británica.
En enero, los informes sugerían que el hermano del rey tendría que financiar él mismo los multimillonarios costes de seguridad del Royal Lodge si quería permanecer en la propiedad de 31 habitaciones.
“Esto significa que, si quiere seguir viviendo en Royal Lodge, el duque necesitará encontrar una pequeña fortuna para financiar reparaciones extensas y mantener una seguridad multimillonaria en la propiedad”, indica por su parte The Telegraph. De hecho, el contrato de arrendamiento del duque le otorga el derecho a vivir en la propiedad hasta 2078, pero se entiende que este incluye una cláusula según la cual debe mantenerla en un nivel adecuado.
“Esto incluye volver a pintar las paredes exteriores con dos capas de pintura cada cinco años y, en el interior de la casa, pintar con al menos dos capas de pintura y empapelar, pulir, decorar y tratar adecuadamente las paredes cada siete años”, detalla el periódico británico.
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“La situación se ha vuelto tan tensa que los observadores reales han comenzado a describirla como el asedio a Royal Lodge”, asegura The Times este lunes. En esta residencia vivió previamente la Reina Madre hasta su muerte, a los 101 años, en 2022.
Si Andrés, que entonces invirtió en reformas unos siete millones de libras, se trasladara a Frogmore Cottage, la seguridad estaría cubierta pues esta residencia está dentro del perímetro de seguridad de Windsor, informa el mismo medio.
Desde abril de 2023, el duque de York dejó de recibir su asignación anual de 249 mil libras (algo más de 292 mil euros al cambio actual), lo que le incapacitaba, en teoría, para mantener su residencia actual en Windsor. De ahí que Carlos quiera trasladar a su hermano a Frogmore Cottage, una residencia más modesta.
La presión sobre el príncipe Andrés, quien fuera el hijo favorito de Isabel II, aumentó tras la revelación el pasado enero de cientos de páginas de documentos judiciales relacionados con el escándalo del magnate estadounidense Jeffrey Epstein. En concreto, unas páginas en las que el exmayordomo de Epstein, Juan Alessi, afirmaba que el duque de York recibía masajes diarios cuando pasaba “semanas” en la casa del rico financiero en Florida y que, tanto Andrés como su exesposa Sarah Ferguson, duquesa de York, eran amigos de Epstein y de la traficante sexual Ghislaine Maxwell, condenada en junio de 2022 a 20 años de cárcel. por proporcionar menores a Epstein.
Las acusaciones anteriores de que Andrés agredió sexualmente a su demandante Virginia Giuffre tres veces cuando ella tenía 17 años, también resurgieron en los documentos judiciales; aunque el príncipe negó las acusaciones y en 2022 le pago una suma millonaria para resolver extrajudicialmente un caso civil, afirmando que nunca la conoció.
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El juez del Distrito Sur de Nueva York dio a conocer en estos días los documentos de la demanda relacionada con el multimillonario estadounidense Jeffrey Epstein, acusado de tráfico sexual de menores, quien se suicidó en su celda en 2019.
Dichos documentos son denominados como “La lista de Epstein”, y en ellos se menciona a decenas de nombres de personajes de la élite internacional, así como políticos, empresarios, actores, cineastas hasta científicos e ilusionistas, que supuestamente estuvieron implicados y están generando controversia, pues en algunos casos, se tiene que comprobar la relación que tenían con el desaparecido empresario.
Entre los nombres destacan el del príncipe Andrés, hermano del rey Carlos III, cuyo caso ya había salido a la luz anteriormente y puso en aprietos a la realeza británica. Sin embargo, esta es la primera vez que se hace pública la acusación con un documento judicial.
De acuerdo a la demanda que inició en 2015, Virginia Giuffre, una de las principales denunciantes de Epstein, también se incluye una declaración de otra de las víctimas del magnate, Johanna Sjoberg, quien alega que el también duque de York, le tocó los pechos cuando ella tenía 21 años.
Según el relato, dice que fue durante una fiesta en la mansión de Jeffrey en Manhattan, donde conoció al hijo de la desaparecida reina Isabel II. En este lugar, Ghislaine Maxwell, socia y pareja del empresario, le pide que posen para una fotografía con una marioneta de látex, “Andrew se sentó en otra silla, yo me senté en su regazo y él puso su mano sobre mi pecho. Ghislaine puso la mano del títere sobre el pecho de Virginia y luego Andrew puso la suya sobre la mía. Fue una gran broma. Todos rieron. Ghislaine hacía muchos chistes sexuales", relató.