La reina Isabel II está entristecida por la muerte de uno de los dos cachorros que le regalaron para hacerle compañía poco antes de que falleciera su marido, el príncipe Felipe, informó el miércoles la prensa británica.
"La reina está absolutamente devastada", aseguró el diario The Sun citando una fuente del Castillo de Windsor, residencia real situada a unos 50 km al oeste de Londres, donde vive la monarca, de 95 años, desde el inicio de la pandemia.
"Todo el mundo está triste porque esto ha ocurrido tan pronto después de que ella perdiera a su marido", agregó la fuente.
El príncipe Felipe murió el 9 de abril, un mes antes de cumplir los 100 años, dejando un "enorme vacío" en la vida de la soberana, según uno de sus hijos, el príncipe Andrés.
Isabel II había encontrado consuelo paseando por los terrenos del Castillo de Windsor a su cachorros de cinco meses, Muick y Fergus, que murió inesperadamente, según The Sun.
Según la prensa fue Andrés, de 61 años, quien había regalado a su madre los pequeños dorgis -un cruce de dachshund y corgi- en febrero para animarla tras la hospitalización de su esposo.
La reina solía ser una entusiasta criadora de corgis, una raza galesa de patas cortas, de la que aún tiene un perro mayor llamado Candy. Había dejado de criarlos alegando su avanzada edad, pero según The Sun estaba encantada con los nuevos cachorros.
Pero no todo son malas noticias para la familia real británica. El miércoles el Palacio de Buckingham anunció que la princesa Beatriz -hija mayor de Andrés, de 32 años- y su esposo Edoardo Mapelli Mozzi esperan un bebé para el otoño boreal.
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La pareja se casó el 17 de julio en Windsor, en una discreta ceremonia privada retrasada y reducida por la pandemia.
Este será el 12º bisnieto de la monarca, tras la hija que el príncipe Enrique y Meghan Markle esperan próximamente.
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