Tras casi 15 días de la coronación del rey Carlos III, los duques de Sussex, el príncipe Harry y su esposa Meghan Markle reaparecieron en una gala en Nueva York, en la que la labor feminista de la ex actriz estadounidense fue reconocida.
Para el evento que se realizó ayer por la noche en el Ziegfeld Ballroom de la ciudad de Nueva York, el matrimonio más polémico de la realeza británica, reapareció en compañía de Doria Ragland, madre de Meghan. Muy felices y sonrientes, los tres posaron ante las decenas de cámaras que los estaban esperando.
Markle recibió el premio Mujer de Visión (Women of Vision) organizado por la fundación MS y que le fue entregado por su amiga, la también activista política Gloria Steinem.
“Meghan, la duquesa de Sussex, es feminista, defensora de los derechos humanos y de la equidad de género, modelo a seguir a nivel mundial. Su defensa de toda la vida por las mujeres y las niñas sigue siendo un hilo conductor constante que teje a través de empresas humanitarias”, se lee en la página web oficial de los premios.
A lo largo del tiempo, Meghan a adoptado en su estilismo la tendencia de “lujoso silencioso”, que radica en lucir piezas costosas pero que a simple vista no lo parecen, misma que esta noche, fue la protagonista de su look.
Para la especial ocasión, lució un glamoroso y metálico atuendo. Se trató de un ajustado vestido dorado te texturizado con escote corazón al frente con hombros descubiertos, firmado por la marca colombiana Johanna Ortiz y que cuesta cerca los 850 dólares, según afirmó el sitio web chileno TiempoX.
Lo combinó con unas sandalias doradas de Tom Ford con broche de pulsera de unos mil 350 dólares. Un bolso de Carolina Herrera a juego con el tono de su vestido de mil 100 dólares. Finalizó con joyas que alguna vez pertenecieron a su desaparecida suegra Lady Di; un brazalete de diamantes y una fina pulsera de oro, ambos de Cartier.
Su peinado fue suelto con ligeras ondas que lució de lado y un maquillaje cobrizo natural.