Jerusalén.- El príncipe William de Inglaterra finalizó hoy su viaje de tres días a Israel y Palestina con una visita al Monte de los Olivos y la Ciudad Vieja, en el territorio ocupado de Jerusalén Este, y a los lugares sagrados de las tres religiones, el cristianismo, el judaísmo y el islam.
Las imágenes en el interior de la Cúpula de la Roca, situada en la Explanada de las Mezquitas, frente al Muro de las Lamentaciones ataviado con una kipá (solideo) y junto a la tumba de Jesucristo, en la Basílica del Santo Sepulcro, ilustraron la última jornada del duque de Cambridge en la región.
Comenzó su jornada esta mañana en el Monte de los Olivos, desde donde divisó las murallas de ciudad antigua y visitó la Iglesia de Santa María Magdalena, donde está enterrada su bisabuela, la princesa Alicia de Battenberg, reconocida por el Museo del Holocausto como Justa entre las Naciones por ayudar a salvar a una familia judía en Grecia.
Puso un ramo de flores sobre su tumba y charló con el sacerdote en jefe de la misión religiosa que administra el lugar sagrado -perteneciente a la iglesia rusa ortodoxa- sobre las conexiones de su familia con el templo.
Posteriormente, visitó la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar más sagrado para el islam, que alberga la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa, donde le recibieron representantes del Waqf, la institución religiosa jordana que lo administra.
Desde allí se dirigió al Muro de las Lamentaciones, principal vestigio del Segundo Templo de Jerusalén y el lugar de rezo más sagrado del judaísmo.
William tocó el muro con su mano y dejó una nota entre sus paredes, según establece la tradición, y deseó en el libro de visitas que "el Dios de la paz bendiga esta región y todo el mundo con paz", reportó el digital local Times of Israel.
Su última parada en la Ciudad Vieja fue en el Santo Sepulcro, donde fue recibido por los líderes religiosos de las iglesias con representatividad en el templo -católica, greco-ortodoxa y armenia-, ante una gran expectación de peregrinos y turistas que visitaban el lugar.
Tras su paso por los lugares sagrados de las tres religiones, el nieto de la reina Isabel II y segundo en la línea sucesoria al trono británico abandonó de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
No se reunió con el alcalde de la ciudad, Nir Barkat, y su visita al lado oriental fue incluida en la agenda de la Casa Real como parte de su paso por "los territorios palestinos ocupados", tal como la comunidad internacional considera esa parte de Jerusalén, en contradicción con la visión de Israel, que se anexionó en 1980 esa parte de la ciudad, ocupada desde 1967, y la considera territorio soberano.
Jerusalén.- El príncipe William de Inglaterra finalizó hoy su viaje de tres días a Israel y Palestina con una visita al Monte de los Olivos y la Ciudad Vieja, en el territorio ocupado de Jerusalén Este, y a los lugares sagrados de las tres religiones, el cristianismo, el judaísmo y el islam.
Las imágenes en el interior de la Cúpula de la Roca, situada en la Explanada de las Mezquitas, frente al Muro de las Lamentaciones ataviado con una kipá (solideo) y junto a la tumba de Jesucristo, en la Basílica del Santo Sepulcro, ilustraron la última jornada del duque de Cambridge en la región.
Comenzó su jornada esta mañana en el Monte de los Olivos, desde donde divisó las murallas de ciudad antigua y visitó la Iglesia de Santa María Magdalena, donde está enterrada su bisabuela, la princesa Alicia de Battenberg, reconocida por el Museo del Holocausto como Justa entre las Naciones por ayudar a salvar a una familia judía en Grecia.
Puso un ramo de flores sobre su tumba y charló con el sacerdote en jefe de la misión religiosa que administra el lugar sagrado -perteneciente a la iglesia rusa ortodoxa- sobre las conexiones de su familia con el templo.
Posteriormente, visitó la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar más sagrado para el islam, que alberga la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa, donde le recibieron representantes del Waqf, la institución religiosa jordana que lo administra.
Desde allí se dirigió al Muro de las Lamentaciones, principal vestigio del Segundo Templo de Jerusalén y el lugar de rezo más sagrado del judaísmo.
William tocó el muro con su mano y dejó una nota entre sus paredes, según establece la tradición, y deseó en el libro de visitas que "el Dios de la paz bendiga esta región y todo el mundo con paz", reportó el digital local Times of Israel.
Su última parada en la Ciudad Vieja fue en el Santo Sepulcro, donde fue recibido por los líderes religiosos de las iglesias con representatividad en el templo -católica, greco-ortodoxa y armenia-, ante una gran expectación de peregrinos y turistas que visitaban el lugar.
Tras su paso por los lugares sagrados de las tres religiones, el nieto de la reina Isabel II y segundo en la línea sucesoria al trono británico abandonó de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
No se reunió con el alcalde de la ciudad, Nir Barkat, y su visita al lado oriental fue incluida en la agenda de la Casa Real como parte de su paso por "los territorios palestinos ocupados", tal como la comunidad internacional considera esa parte de Jerusalén, en contradicción con la visión de Israel, que se anexionó en 1980 esa parte de la ciudad, ocupada desde 1967, y la considera territorio soberano.