Aunque la reina Isabel II se ha mantenido al margen del conflicto entre Rusia y Ucrania, esta semana se dio a conocer que la soberana de 95 años revocó el permiso para que tres piezas de su colección de arte se exhiban en los museos del Kremlin ubicados en el centro de Moscú.
Según The Guardian, la Royal Collection había dado luz verde para que las piezas formaran parte de una exposición que iba a inaugurarse en marzo. Sin embargo, a mediados de febrero retiró su permiso, coincidiendo con el desplazamiento de tropas rusas a la frontera ucraniana.
Se trata de tres espadas del siglo XVII, incluida una del rey Carlos I.
Con esta acción, la monarca más longeva se suma al boicot cultural contra Moscú, misma decisión que han adoptado otras instituciones europeas que iban a colaborar con la exposición:
“El núcleo del proyecto consiste en la exhibición de piezas procedentes de museos europeos, los cuales han tenido que retirarlas antes de tiempo debido a la situación geopolítica", se explica en el comunicado que el museo emitió.
Asimismo, en la publicación del diario británico, se dice que el principal patrocinador de la exposición es la fundación cultural de Alisher Usmanov, un magnate ruso considerado el testaferro de Putin y uno de los primeros oligarcas en ser sancionado tanto por Reino Unido como por la Unión Europea y Estados Unidos.
Aunque por el momento la reina Isabel II no ha condenado expresamente las acciones de Putin como otros monarcas europeos, lo ha hecho con guiños a través de sus atuendos.
En sus últimas apariciones públicas ha aprovechado su ropa para lanzar mensajes de apoyo a Ucrania.
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Para su reunión con Mary Simon, la gobernadora general de Canadá, escogió un vestido con un estampado de cachemira con los colores de la bandera ucraniana para una audiencia en el castillo de Windsor, además adornó su residencia con flores azules y amarillas cuando la visitó el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.