El Cristo del Cerro del Cubilete tiene una gran tradición en el Bajío y fuera de la región. Quien lo visita puede aprovechar la ocasión para recorrer los pueblos mineros, cabañas en el bosque y practicar el senderismo.
En la cima del Cerro del Cubilete, en Silao, Guanajuato, se encuentra el Santuario de la Montaña de Cristo Rey, el segundo más visitado por los fieles católicos después de la Basílica de Guadalupe.
La imponente escultura, de 20 metros de altura y 80 toneladas de peso, atrae a fieles y a turistas, al tener una espectacular e inigualable vista que desde ahí se tiene del Bajío guanajuatense.
E incluso, la montaña de El Cubilete, está reconocida oficialmente por la Comisión Geodésica de Guanajuato y por la Comisión de Geografía y Estadística Mexicana como “el centro geográfico de México”, lo que además vuelve más atractiva para quienes visitan Guanajuato.
Un camino empedrado que rodea al cerro donde se encuentra la imagen de Cristo Rey, sus comercios de comida, artículos religiosos, artesanías típicas, venta de dulces y por qué no decirlo, decenas de mujeres y niños que todos los días aguardan en el sitio a la llegada de sus visitantes en busca de unas monedas.
Miradores espectaculares, naturaleza indescriptible, un clima fresco y hasta en cierto momento gélido, forman parte de los encantos que tiene la Montaña de Cristo Rey, que para quien la visita por primera ocasión, amenaza con volver, mientras que aquellos que ya tuvieron la fortuna de hacerlo, no dudan regresar.
La llegada de personas en su mayoría lo hacen en automóvil, motocicletas o en autobús de pasajeros, sin embargo, en últimas fechas, el reto es la llegada en bicicleta, a pie o en cabalgata, deportes que en el primer descanso hacía de la Montaña de Cristo Rey se puede practicar con mayor facilidad.
El camino no es fácil, la cuesta en forma de caracol con su empedrada subida es todo un reto, que hoy en día cada vez más personas se fijan y es a través de estos medios que deciden llegar hasta la cima de la montaña.
Su cercanía con Guanajuato, capital, les permite a sus visitantes recorrer parte de la sierra de Guanajuato, ya que una de las salidas es por Sangre de Cristo, sitio donde además se localiza un parador con el mismo nombre.
En el lugar se pueden disfrutar exposiciones, actividades al aire libre, recorrer los campos de vino, que llevan por nombre Caminos de Guanajuato, justo como el cantante y compositor guanajuatense José Alfredo Jiménez nombró la melodía, en la cual también se hace referencia del Cerro del Cubilete con su frase “consuelo de los que sufren, adoración de la gente”.
El primer monumento dedicado a Cristo Rey fue dinamitado un 30 de enero de 1928 a consecuencia de la guerra cristera, donde infinidad de creyentes fueron fusilados mientras gritaban el lema ¡Viva Cristo Rey!
En ese entonces, se logró rescatar el corazón de la santa imagen gracias a la oportuna intervención del Padre guanajuatense José Ascensión Betancourt y Montes de Oca, y este lo custodió por mucho tiempo en su casa ubicada en la avenida Juárez en Guanajuato capital número 110, donde por muchos años su hermano don Pío Betancourt, atendió su conocida y concurrida tienda “La Coronación de la Virgen”. El proyecto de erigir este monumento a Cristo Rey, fue gracias a la idea del Obispo de León Emeterio Valverde y Téllez, que en su gestión la extendió por casi cuatro décadas. Fue un 12 de marzo de 1919 cuando se colocó la primera piedra y el 11 de abril del año siguiente bendijo la imagen de los guanajuatenses, pero ocho años después, el estallido de una carga de dinamita destruyó uno de los tesoros de la fe más apreciados por los mexicanos.
Sin embargo, los fieles a la misericordia de Cristo Rey, no cesaron en su empeño de contar con su imagen en lo más alto de la montaña y fue hasta el año de 1943 cuando el Arq. Nicolás Mariscal y Piña, en colaboración con su colega de profesión José Carlos Ituarte González presentaron el nuevo proyecto para la edificación de un quinto y último monumento a tan venerada imagen de los mexicanos y finalmente fue aprobado tanto por el Arzobispo de México Luís María Martínez y Rodríguez como por el propio Presidente de la República don Manuel Ávila Camacho y la obra inició el 11 de diciembre de 1944.
Está conformado por una basílica en forma de esfera y sobre de ella destaca la figura imponente del cristo, además muy cerca se tienen dos ángeles que le ofrecen sendas coronas que representan las espinas, instrumento de martirio con el que redimió la humanidad y la corona real.
El monumento de estilo helénico cuyo autor fue Fidias Elizondo de la ciudad de Monterrey, representa la divina realeza de Cristo Señor del universo y en su base se tiene a una capilla de adoración eucarística y un templo que corona el cerro del Cubilete, donde acuden miles de personas para acompañar al Cristo milagroso. La imagen está representada de pie con los brazos abiertos y precisamente se localiza sobre una cúpula que representa la tierra.
Es importante destacar, que la estatua, que sin duda alguna se ha convertido en un ícono de Cristo Rey, es de bronce y fue elaborada por piezas; la cabeza de la imagen pesa alrededor de tres toneladas, misma que viajó en peregrinación por varias regiones del país antes de colocarla y formar la imagen en su totalidad.
En aquella época los cuevanenses tuvieron el privilegio de presenciar la llegada de la cabeza de Cristo y recibir su bendición. Esta valiosa y significativa pieza tiempo después se integró al cuerpo de la imagen que día y noche vela por los mexicanos y en la actualidad se ha convertido en uno de los santuarios de mayor importancia de nuestro país.
El monumento que descansa sobre su santuario, se encuentra en el centro de la República Mexicana. Por su ubicación a más de 2 mil 500 metros de altura, también se puede afirmar que es el santuario dedicado a Cristo más cercano al cielo. El santuario tiene una gran capacidad para recibir a miles de peregrinos que acuden durante todo el año, pero de manera particular, el día 21 de noviembre el número de visitantes se incrementa de manera sustancial en virtud de conmemorarse la fiesta de Cristo Rey.