Sobre el Corredor Turístico de la Montaña, a dos horas de la CDMX y 30 minutos de Pachuca, se encuentra este maravilloso lugar, que fue el primero en obtener el nombramiento de Pueblo Mágico en el país, en el año 2001.
Cuenta con increíbles paisajes naturales, lugares históricos, calles empedradas, paseos románticos, haciendas coloniales.
Son sitios mágicos en donde se conjugan la naturaleza y lo construido por los seres humanos que tiene como resultado, un recinto acogedor para pasar una estancia en un ambiente pintoresco de provincia.
La vida económica y social de Huascazaloyam, como se llamaba antes, se transforma a raíz de la necesidad de construir haciendas de beneficio de la plata, para practicar el llamado sistema minero de patio, por lo que, a partir de la bonanza de la Veta de Vizcaína en el siglo XVIII, obligó a su propietario, Don Pedro de Romero de Terreros, a buscar un sitio para su edificación, dichas haciendas forman parte de este hermoso lugar, como la de San Miguel Regla y Santa María Regla.
Los bosques de oyamel, las presas, las formaciones rocosas, son joyas de la naturaleza que se pueden disfrutar en familia, ya que a su alrededor se encuentran cinco eco parques en donde puedes disfrutar de una gastronomía exquisita, como las truchas en todas sus presentaciones.
Su centro histórico tiene calles empedradas al estilo colonial y sus casas de techo de lámina roja, te transporta a la época de oro de la minería en la zona.
Las historias de duendes son un infaltable en este pueblo mágico, incluso existe un Museo de los Duendes que debes visitar. Las artesanas y artesanos ofrecen piezas únicas de alfarería colorada, como platones, jarritos y ollas típicas de la región.
Los Prismas Basálticos han sido escenario de grandes acontecimientos. Son unas formaciones rocosas magníficas y únicas en el continente americano. Actualmente forman parte de la Comarca Minera, luego de la respectiva declaración de la Unesco en el año 2018.
DATO
San Miguel Regla y Santa María Regla son haciendas producto de la bonanza de la Veta de Vizcaína en el siglo XVIII, propiedades en aquel entonces de Don Pedro de Romero de Terreros