En el semáforo de la nueva normalidad se divide prácticamente a la mitad en el país, mientras el centro sigue en rojo, algunas entidades del norte del país cambiaron a naranja, pero incluso cuando el país se pinte de verde, los mexicanos tendrán que hacerse de nuevos hábitos hasta que se descubra la cura o la vacuna contra el virus SARS-CoV2.
La reactivación del sector turístico es una de las urgencias más grandes para el país, pues apenas en mayo se registró la desaparición de 344 mil 526 empleos formales en el país, la mitad de las fuentes laborales perdidas el mes pasado se concentraron en Quintana Roo, Nayarit, Baja California Sur y Guerrero, todos ellos estados que dependen de los visitantes para echar a andar la economía local.
De acuerdo con el semáforo de la Secretaría de Salud, los hoteles de las entidades del país que estén en color naranja podrán abrir, pero tendrán que limitar su capacidad a 30 por ciento de su capacidad total para prevenir contagios.
Este cambio, anunciado el viernes pasado, echará a andar a un grupo de la industria turística, que ya perdió parte de sus ingresos de la Semana Santa, y que busca rescatar una fracción de otra de sus temporadas fuertes: el verano.
Las playas mexicanas, así como los destinos coloniales, acumulan ya 10 semanas sin visitantes, pero el gobierno federal dio paso a un cambio en las reglas para apoyar al sector turístico: denominarlo como una actividad esencial.
El Lineamiento Nacional para la reapertura del Sector Turístico advierte que el transporte terrestre es un medio donde la propagación de la enfermedad Covid-19 puede ocurrir con mayor facilidad.
"En materia sanitaria, las terminales de los modos de transporte representan un punto estratégico de operación para la vigilancia, detección, mitigación y contención de enfermedades transmisibles".
Por ello, el documento establece los pasos a seguir para tener un viaje seguro, en caso de requerirlo, dividido en recomendaciones tanto para el personal como los pasajeros.
El objetivo central, señala el gobierno, es detectar casos sospechosos en las llegadas de pasajeros para confirmar los casos y atenderlos.
En este sentido, el lineamiento precisa que al interior de los autobuses, los usuarios deberán mantener la sana distancia, por lo que las empresas están obligadas a señalar los asientos que quedarán desocupados durante todo el viaje.
El gobierno será el que determine el cupo máximo en cada vehículo de pasajeros, al tiempo que los viajeros, adultos y niños, deberán mantener el uso de cubrebocas durante todo el recorrido.
La ventilación de la unidad deberá mantenerse encendida y los vehículos contarán con varios dispensadores de gel antibacterial para uso de los pasajeros.
El lineamiento especifica que cada empresa deberá designar a un coordinador del protocolo sobre Covid-19 en el lugar de trabajo, quien será el responsable de todas las cuestiones relativas a la enfermedad y se encargará de revisar que los empleados sigan todas las medidas de sanidad e higiene establecidas.
Además, el personal pasará por el filtro sanitario diario antes de iniciar sus labores para detectar que no presente síntomas relacionados con el padecimiento.
Igual que dentro de las unidades, en el área administrativa los coordinadores garantizarán el abasto de insumos para el lavado y desinfección del establecimiento; así como la dotación de insumos de protección personal para los empleados.
Al interior de la empresa se colocarán módulos de atención médica, y todas las áreas deberán permanecer separadas entre sí, es decir, lugares específicos para las áreas administrativas, las de operación y para el operador del autobús.
En temas de pago, las compañías deberán promocionar los canales de venta digitales para reducir las operaciones en el mostrador, o bien, motivar el uso tarjetas de prepago para el servicio intermedio.
Además, para ello, se considera la capacitación del personal, limpieza y desinfección de áreas comunes; condiciones específicas para el abordaje de la unidad, manteniendo siempre la sana distancia.
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