“Cuando la muerte reclame mi vida, las milpas y los llanos de mi pueblo guardarán el recuerdo de mi infancia, de nuestra infancia”, se escucha en uno de los temas de la banda de rock y metal otomí , Arme, cuyo primer álbum será lanzado este año.
Con ayuda del artista almeacense Andrés Amado, los músicos han diseñado playeras, sudaderas y stickers oficiales de la banda, que serán comercializadas a través de su página oficial en Facebook, con el objetivo de cubrir la producción de su nuevo disco, cuyo costo asciende a los 10 mil pesos.
Una vez reunida esa cantidad, Luis Ángel Esteban Eligio (batería y percusiones), Leandro González Esteban (bajo, coros y ocarinas), Alejandro Marcos Claudio (guitarra líder), Braulio Gael Marcial (huéhuetl y ocarinas), Amarantha Gálvez Rigonni (coros) y Edgar Valerio –quien además de tocar la guitarra y darle voz a las canciones, escribe y compone los temas de la agrupación–, viajarán desde Amealco a Querétaro para grabar sus canciones en Albatrhoz Studio.
De acuerdo con Valerio, hace un par de semanas el productor de este espacio, Gerardo Ríos El Borre, visitó la comunidad Chitejé de Garabato –donde se creó Arme– para conocer su proyecto. Sorprendido por la combinación de sonidos y la poesía de sus letras, el mismo día Ríos cerró trato con los artistas.
Actualmente la banda de rock y metal otomí ya cuenta con su primer video musical y espera presentarse pronto en diferentes escenarios de Amealco y Querétaro para difundir su proyecto, con el que buscan reivindicar la lengua, la memoria y la historia de su pueblo.
“Cuando pienso en mi infancia viene a mi mente la imagen de mi abuela en la cocina. Aunque ella casi nunca hablaba en su lengua (otomí), arh me (que en español quiere decir tortilla) es una palabra que le escuché decir siempre, por eso fue el nombre que escogí para el grupo. Algunos académicos han criticado la falta ortográfica que tiene nuestro logo pero esto no es un error, pues quería reflejar que los abuelos que aún hablan hñähñu en la comunidad, lo aprendieron por medio de la oralidad; y los pocos que sabían escribir, lo hacían por cómo lo escuchaban.
"Cuando le pedí a un amigo de la comunidad que hiciera el diseño del logotipo, él lo escribió como se oye, lo que confirma que la generación a la que pertenezco ha perdido gran parte de sus orígenes, su lengua e identidad, pero el grupo tiene arraigado el concepto de autodeterminación: somos otomíes. Así que no se trata de si el nombre es correcto o no, sino de lo que nos identifica y del mensaje que queremos transmitir”, explicó Edgar sobre el objetivo y concepto de la banda, entorno a la cual ya comienzan a aglutinarse melómanos locales.