Banksy, la genialidad en el muro

Una de sus últimas obras, Game changer, alcanzó el precio récord de 22 millones 900 mil dólares en una subasta en Christie's el pasado mes de marzo. Pero ¿quién es Banksy, este artista urbano celoso de su anonimato?, ¿cómo aquel contestatario del arte urbano ha acabado en galerías, museos y salones de multimillonarios?

Amalia González Manjavacas | EFE

  · viernes 30 de abril de 2021

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¿Quién es Banksy? Su identidad sigue siendo un secreto bien guardado y, a lo sumo, cuando se habla de él se hace alusión a dos datos básicos y, puesto que no se sabe quién es, no contrastados: un hombre nacido a mediados de los setenta y de la localidad británica de Bristol.

En realidad, poco importa que no sepamos nada acerca de la persona, porque sí conocemos al artista, sus preocupaciones y el tono irónico que imprime en sus creaciones.

Banksy lleva demostrando décadas precisamente que la calle es un lienzo, el mejor para transmitir sus potentes mensajes de crítica social, moral y política.

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Sensible y comprometido

Game changer, la obra con la que el artista británico homenajeó al personal de salud por su labor durante la pandemia del coronavirus, ha alcanzado un precio récord de 22 millones 900 mil dólares en una subasta en Christie's, el pasado mes de marzo.

La obra fue un regalo que el misterioso artista envió en mayo de 2020, durante la primera ola del coronavirus, al hospital general de Southampton, cerca de Londres, suma que ha donado el artista a organizaciones benéficas de la sanidad pública británica.

La obra muestra a un niño elevando su brazo con un nuevo juguete, una muñeca vestida de enfermera con mascarilla y capa, convertida en nueva superheroína, mientras otros famosos superhéroes yacen en una papelera. Game Changer es su homenaje a aquellos que han cambiado y siguen cambiando el rumbo de la pandemia, un revelador “cambio” de rumbo de la sociedad en todos los niveles, como muestra el dibujo.

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Con toda una vida dedicada al grafiti, Banksy nunca ha mostrado el rostro, apenas ha concedido entrevistas, y se comunica mediante notas, como la que depositó juntó a esta obra, en la que expresaba su agradecimiento al personal sanitario por su trabajo: "Gracias por todo lo que estáis haciendo. Espero que esto ilumine un poco el lugar, aunque sea en blanco y negro".

“Hace todo esto y permanece en el anonimato. Eso es genial. En estos días todo el mundo intenta ser famoso. Pero él prefiere el anonimato”, dicen que exclamó Brad Pitt sobre Banksy.

¡Exacto!, ha sido capaz de tejer -con sus creaciones artísticas y mensajes- una gran biografía permaneciendo en el más absoluto anonimato, ¡insólito y admirable!

¿Importa saber su identidad?

Banksy oculta su identidad real a sus seguidores, a la prensa, a todos; sólo quiere dar a conocer su obra. Aún así, cada cierto tiempo se especula y se publican nuevas teorías sobre su supuesta verdadera identidad. Las especulaciones son constantes, algunos dicen que podría ser un colectivo, e incluso hay quien se ha atrevido a dar nombres.

En 2016, alumnos de la Queen Mary University de Londres realizaron un proyecto de investigación en el que afirmaban haber descubierto la verdadera identidad de Banksy, apuntando a Robin Gunningham, un joven cuyo nombre ya sonaba desde 2008, algo que fue negado desde la web de Banksy.

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Varios supuestos excompañeros han corroborado esta posibilidad cuando comenzó a usar el nombre de Robin Banks, de ahí Banksy. Otros especulan que sea el cantante de la banda de heavy meta: Massive Attack.

Lo poco que se sabe es que comenzó a pintar grafitis a los 14 años en Bristol a finales de los ochenta y después en Londres; que fue expulsado de la escuela y hasta cumplió prisión por delitos menores.

“Cuando tenía unos 10 años, un chico llamado 3D, que pintaba mucho por las calles y creo que había estado en Nueva York, fue el primero en traer la pintura con espray a Bristol. Crecí viendo pintura con espray por las calles mucho antes de verla en las revistas o en las pantallas de computadora”, publica el artista en su web.

En los años noventa, con la cultura del grafiti y el arte callejero, se creía que era miembro de DBZ (DryBreadZ), grupo de grafiteros que cubrían los muros urbanos con grandes letras con espray.

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Reconoció sus limitaciones en su página: "Cada vez que creo que he pintado algo ligeramente original me doy cuenta de que Blek le Rat lo hizo mejor, sólo que veinte años antes", decía e, incluso, también que nunca se le dio muy bien trabajar con spray porque tardaba demasiado.

“Tenía que encontrar una forma de hacerlo más deprisa; le preocupaba la policía, el grafiti estaba prohibido. Pensó que trabajaría más rápido utilizando plantillas o esténciles y, desde entonces, usó esta técnica", cuenta Hettie Bingham en la biografía (no autorizada) Banksy, el arte rompe las reglas.

Una reflexión en cada obra

Banksy dió a conocer su obra cuando un día decidió colarse disfrazado en la Tate Modern Britain de Londres y, burlando la vigilancia, colocó en la pared una de sus obras al lado de un prestigioso cuadro, acción que repitió en otros museos, unas acciones vandálicas con las que lograba colocarse en las noticias.

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Banksy pinta entre estética y lenguaje, en los lugares menos esperados. Sus obras presentan ganchos y metáforas que trascienden las barreras de dos lenguajes, la palabra y la imagen.

“Un muro siempre ha sido el mejor sitio para dar a conocer tu obra", dice Banksy, que ha publicado cuatro libros con reveladoras reflexiones sobres sus obras llenas de ironía, como el primero, titulado Bancing Your Head Against a Brick Wall, (Dándote golpes en la cabeza contra una pared de ladrillos).

Como muestra, veamos algunas de sus obras. En 2005 Banksy pintó sobre el muro entre Israel y Palestina. En total nueve obras, entre ellas, la famosa niña flotando tirada por unos globos; un grupo de palestinos con los trajes de rayas que los judíos usaron en los campos de concentración nazis o un agujero por el que se ve una playa tropical.

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En 2015, en Gaza nuevamente, pinta un lindo gatito que parece echar de menos la alegría en su vida y se pregunta “¿Dónde están los niños?"; una torre de vigilancia convertida en carrusel de feria y, en la puerta de una casa bombardeada, pinta una diosa griega que se lleva las manos a la cara de dolor por lo que ve alrededor.

En 2016 denuncia sobre la situación de los refugiados. Su obra aparece ante la embajada francesa en Londres. Sobre un tablón de madera aparece la niña del cartel del musical Les Misérables, con la bandera francesa rasgada a sus espaldas y un reguero de lágrimas en sus mejillas, causadas por un bote de gases lacrimógenos.

En 2017 nuevamente en la ciudad palestina de Belén, ‘decora’ el llamado Hotel Amurallado que se anuncia como el hotel con "las peores vistas del mundo", desde donde se ve el muro que separa Palestina de Israel.

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En un cabecero aparece un palestino y un israelí ‘enfrentados’ en una guerra de almohadas; los llaveros tienen trozos de muro; el ascensor está tapiado por una pared de ladrillo, y donde también aparece una escultura del que fuera ministro de Asuntos Exteriores británico hace cien años, cuando los ingleses tomaron el control del territorio palestino con el consabido “caótico resultado”.

El famoso mural de la niña dejando marchar un globo rojo en forma de corazón lo usó Banksy en su campaña en apoyo a los refugiados sirios en 2014 y en otras campañas después, hasta que se autodestruyó en 2018 tras alcanzar el 1.30 millones de dólares en una subasta de Sotheby's; récord que superó Devolved Parliament un año después, que llegó a 13 millones de dólares.

Otra acción no artística pero sí solidaria - y que dice mucho de quién es Banksy - la vimos el 27 de agosto de 2020 cuando fletó un barco, -financiado por él- para transportar a refugiados en una primera operación que rescató a 89 personas cuando vagaban en una lancha inflable por el mar Mediterráneo.

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