Hace un año, Emilio Zacarías y Brenda Serrallonga decidieron emprender en el comercio digital del arte. Con un catálogo de diez artistas oaxaqueños lanzaron el sitio web Sin Galería que hace de puente entre los creadores y los coleccionistas sin intermediarios en la adquisición de piezas Ahora el proyecto llega a la Ciudad de México.
La propuesta es establecer un comercio digital más amable tanto para el artista como para el coleccionista y abrir espacio en el mercado a los creadores emergentes o a quienes no tienen acceso a una galería física. Así en sólo tres pasos, el comprador adquiere una obra desde la comodidad de su casa, y el autor se inserta en el campo del arte.
Si bien el proyecto no se pensó en el marco de la pandemia, los fundadores señalan en entrevista que la situación sanitaria ha despuntado el e-commerce por lo que hay un “amplio campo” poco explorado para la comercialización del arte donde, incluso, las comisiones de compraventa se reducen y el proceso de adquisición es más sencillo.
Sin Galería trabaja ahora con diez artistas y tres colectivos oaxaqueños, además de siete creadores de la Ciudad de México. El objetivo es ampliar su catálogo a autores de todo el país, en cualquier disciplina y generación. En el sitio web se ofrece pintura, escultura, grabado, fotografía, litografía y técnica mixta de artistas como Alejandro Echeverría, Daniel Salazar, José Santos, Cristina Luna, entre otros.
“Nos dimos cuenta que en México tanto los creadores como los espectadores de arte se enfrentan a algunos problemas. Por ejemplo, a que no todos cuentan con una galería donde puedan mostrar su trabajo y si bien hay muchas, la mayoría cobra las comisiones muy altas inaccesibles para un artista emergente y entonces no puede dar a conocer su obra y proceso creativo.
"Mientras que las personas que están buscando arte por una pasión o incluso como en los últimos años, buscan invertir en arte, no tienen acceso a una galería, o no saben dónde comprar ni cómo acercarse al arte. En este campo es donde entramos y atendemos a ambos casos”, refiere Brenda al precisar que no hay costo de envío en la compra de las obras.
El proyecto, además de ofrecer un proceso sencillo de compra a través de pago con tarjeta, permite al comprador dar seguimiento al proceso creativo del artista a través de herramientas como videos, fotografías a gran detalle e información de materiales y técnicas de cada obra. Con ello se busca sustituir el encuentra físico con las obras al momento de decidir la compra.
“Una parte de la venta se dedica a restaurar un taller, comprar insumos para que jóvenes puedan capacitarse o desarrollarse en alguna técnica, la idea es apoyar a la comunidad para adquirir insumos artísticos. Cada uno de nuestros colaboradores definen a qué causa quieren que se destine parte de la venta de la obra y así reinvertir las ganancias”, refiere Zacarias.