Le costaba expresarse con palabras, por eso eligió hacerlo a través de las artes visuales. Vicente Rojo, quien decía pertenecer a la última generación de zurdos a los que les amarraron la mano izquierda, tenía muy claro sus prioridades y sus pasiones: “Trabajar por la cultura, es trabajar por la vida”.
Diseñador gráfico, escultor y pintor, nació en Barcelona en 1932 y vivió en la Ciudad de México desde los 17 años. “Soy un artista mexicano por formación y por voluntad”, escribió en el libro Puntos suspensivos. Escenas de un autorretrato (2010). En esas mismas páginas se describió como “un creador y recreador de imágenes”.
Integrante de la generación de la ruptura, Rojo falleció dos días después de su cumpleaños 89, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura preparan como homenaje una exposición retrospectiva en el Museo de Arte Moderno.
Vicente Rojo dedicó prácticamente toda su vida al arte. Según notas de la galería Mónica Saucedo, aprendió dibujo, escultura y cerámica en Barcelona.
“En 1949 llega a México, donde estudia pintura y tipografía. Expone por primera vez en 1958 y, desde entonces, ha mostrado su obra en numerosas exposiciones individuales y colectivas. De 1950 a 1956 fue asistente de Miguel Prieto en la Oficina de Ediciones del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), en el suplemento México en la Cultura del diario Novedades y en la Revista de la Universidad de México. Realiza estudios de pintura y sus primeros diseños gráficos”, detalla la nota de autor de la galería.
“Su pintura se divide, principalmente, en cinco series: Señales, Negaciones, Recuerdos, México bajo la lluvia y Escenarios. A partir de 1980 empieza a alternar la pintura con la escultura. También ha destacado en su faceta de diseñador gráfico, colaborando en la creación de distintas publicaciones, editoriales y suplementos culturales. Ha realizado obras de edición limitada con los poetas Octavio Paz y Álvaro Mutis, entre otros”, agrega.
Una de sus obras emblemáticas cumplió dos décadas en 2020, Escenario abierto, el antimural del Centro Nacional de las Artes, Cenart. “En 1994 el arquitecto Ricardo Legorreta, autor del plan maestro del Cenart, lo invitó a intervenir el edificio que albergaría el Aula Magna. Rojo enseguida pensó en textiles, cajitas de Olinalá, cestería, piezas de barro y hasta en alebrijes”, compartió un comunicado del Cenart en 2017, tras un acto en el que el propio Vicente Rojo habló del antimural.
“Escenario abierto es una obra hecha con miles de azulejos artesanales de colores azul marino, granate, rosa, lila, malva, verde y naranja. Aparece sin firma debido a que su creador quiso que fuera una obra de geometría impura del dominio público”, continúa el comunicado.
“Lo llamé un antimural porque la palabra mural dentro de la cultura plástica mexicana tiene una presencia enorme, y yo de ninguna manera quería ni podía acercarme a esa esencia. Entonces lo llamé así porque plasmé imágenes no convencionales, sobre todo en la visión de los grandes muralistas. Si bien Carlos Mérida había hecho cosas hermosísimas en murales para edificios, yo quería apartarme un poco de lo que se considera como muralismo mexicano, que es muy impresionante y al que sabía que de ninguna manera podía acercarme”, ha expresado el artista nacionalizado mexicano”, dijo entonces el artista.
En junio de 2019 inauguró una obra lumínica en el patio central del Monte de Piedad en el Centro Histórico, cuyo edificio reabrió tras cinco años de remodelación. Fue la primera pieza de este tipo que realizó el artista.
"Estuvimos trabajando durante tres años, dando ideas, imaginando cosas, algunas difíciles, pero con ayuda de los arquitectos fue posible, cuando vine al Monte de Piedad, estaba funcionado y vi que la gente que estaba aquí sólo esperaba, y no ocupaban su tiempo en otra cosa, entonces fue cuando pensé en hacer algo para ellos", explicó Rojo sobre su obra titulada Versión celeste.
Su obra mural Jardín urbano, luce en el recién inaugurado Museo Kaluz, ubicado en lo que fuera el Hotel de Cortés, la inauguración de este espacio fue este uno de los últimos actos públicos a los que asistió.