Indignación, cólera, indiferencia y hasta olvido: múltiples han sido los sentimientos que ha provocado el caso de desaparición forzada de los 43 estudiantes de La Escuela Normal Rural, Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, ocurrida entre el 26 y 27 de septiembre de 2014.
En un intento por conocer los mecanismos y evolución de las narrativas que desatan estos sentires y son capaces de cambiar la percepción del caso, el periodista italiano Federico Mastrogiovanni, radicado en nuestro país, escribió el libro Ayotzinapa y nuestra sombra, mitologías de una desaparición forzada (Grijalbo, 2024).
Entre estas narrativas, Mastrogiovanni ha estudiado, las que han sido generadas desde el Estado Mexicano, las cuales han entrado en pugna desde un principio en búsqueda de la construcción de la memoria, pero que, según identifica, ha cambiado.
“Resulta interesante que, de una narración desde las instituciones de gobierno Federal, que sustancialmente criminalizaba a los estudiantes y los colocaba dentro de pugnas locales de bajo nivel, se ha pasado, con este sexenio que está a punto de terminar, a otra narración que asume otro tipo de responsabilidad y que ya no los criminaliza”, afirma Federico Mastrogiovanni, en entrevista con El Sol de México.
“Podemos decir, y lo afirman varios de los entrevistados en el libro, que (la interpretación de los hechos y los estudiantes) si ha cambiado y mejorado, pero se detiene cuando se tiene que llegar a responsabilidades del más alto nivel”, agrega el periodista, quien para este libro entrevistó a activistas, académicos e incluso representantes de organizaciones de Derechos Humanos, implicados en las investigaciones.
Hay que devolverle su lucha
Matrogivanni considera que el interés por el caso de los 43 ha decaído en los últimos años. Sin embargo, afirma que no se trata necesariamente de un hecho único en la historia de las luchas sociales.
“El paso del tiempo es inevitable y conlleva una menor intensidad en la lucha, porque la gente envejece y está sobre pasada por la vida misma. Esto sucede en todos los movimientos sociales y más si están relacionados con un hecho específico. Si habláramos de la lucha de clases, está se renueva todo el tiempo, pero como se trata sobre la verdad y la justicia de un caso específico, es natural que así suceda”, afirma el periodista.
En cuanto a la percepción que se ha construido de los estudiantes en la sociedad mexicana, Matrogiobanni tras sus análisis afirma que, en búsqueda de apoyo legítimo de la población, se ha tenido que omitir un hecho fundamental en la narrativa de los estudiantes de Ayotzinapa: la lucha de clases, campesina y obrera, la cual puede llegar a ser violenta, como ha sucedido en durante las más recientes protestas.
Esto considera el periodista, basándose en varios textos académicos y filosóficos, como los escritos por el pensador italiano Daniele Giglioli, que propone a la “victima como héroe de nuestro tiempo”, ha mermado el carácter combativo y político de los estudiantes.
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“Sería importante que se devuelva a los sujetos en general su capacidad de decisión política. Estos muchachos tienen una idea de la sociedad que es muy diferente de la que hay, y que requiere actos revolucionarios junto con otros segmentos de la población, como los campesinos y los indígenas que están intentando defender sus territorios de los abusos del neoliberalismo y del mismo poder del estado, el narcotráfico y otros.
“México está repleto de luchas de este tipo, en las que ellos participan. Creo que es necesario narrarlos, honestamente, como son, con su propia dignidad dentro de la lucha y su capacidad de tomar decisiones”, finaliza.