El Ballet Folklórico de Amalia Hernández regresa al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, una de las que ha sido de sus sedes principales a lo largo de sus más de 70 años de existencia. El programa cuenta con la dirección general de Salvador López López y la dirección artística de Viviana Basanta Hernández.
Se compone de 10 números, encabezados por Los mayas, una coreografía basada en los libros sagrados Popol Vuh y Chilam Balam. Este primer ballet, en el que participa toda la compañía (conformada por más de 60 artistas), y combina tres leyendas del sur del país.
La primera es la de Xtabay, diosa de la caza, quien seduce y caza a sus víctima para llevarlas al Bosque Sagrado; la segunda es la de los Tres príncipes hermanos, donde uno de ellos desaparece misteriosamente; y la última la de Nic-Te, hechicera que con sus mitos devuelve el amor perdido.
El espectáculo, cuya duración es de hora y media, cuenta con música en vivo de mariachi y marimba, así como percusiones que acompañan a los bailarines en el escenario durante algunos de los números.
El programa continúa con Sones antiguos de Michoacán, Tarima de Tixtla, La Revolución, en el cual los bailarines lucieron atuendos acordes a esa época, y las mujeres aparecieron vestidas de adelitas y portando rifles; y Fiesta en Tlacotalpan.
En éste último, que tiene influencias españolas e israelíes, los bailarines estuvieron acompañados de cuatro mojigangas, y algunos de ellos descendieron del escenario para deleitar a los asistentes de cerca.
Los números continúan con Dios nunca muere, La danza de los Quetzales, La danza del venado y El floreo, que contó con el acompañamiento de un mariachi, que se quedó durante el resto de la velada.
La función culminó con Fiesta en Jalisco, un colorido set de cuatro danzas de sones, entre las que destacaron El son de la negra y La culebra, que cerró con una explosión de serpentinas que cayeron sobre el público.
Fundado en 1952, el Ballet Folklórico de Amalia Hernández (entonces llamado Ballet Moderno de México), comenzó a trabajar en la Sala Chopin, con coreografías creadas por Amalia Hernández, cuya primera pieza fue Sones antiguos de Michoacán.
Para 1959 el entonces presidente, Adolfo López Mateos, los nombró Embajadores Naturales de México. Han recibido reconocimientos en Francia, Roma y Nueva York, y son hasta la fecha un referente de la danza nacional.
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Desde entonces, han realizado más de 100 giras internacionales, teniendo presencia en más de 300 ciudades a lo largo de 60 países. En México, su sede oficial es el Palacio de Bellas Artes, pero también ofrecen espectáculos en otros recintos como el Castillo de Chapultepec y el CENART.
Este espectáculo presentará una última función este domingo 9 de abril, a las 19:00 horas, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. Los precios van desde los 300 hasta los 800 pesos, y es apto para todo público.