La lucha de Carlos María de Bustamante fue por la libertad y la independencia. Desde que tuvo uso de razón. Le era propia y la quería para sí y para todos en la Nueva Antequera (hoy Oaxaca) y en la Nueva España.
No fue un hombre de su tiempo. Digamos que fue un adelantado. Siempre estuvo a la vanguardia de las ideas liberales y siempre las expuso, aun a costa de su libertad, porque en varias ocasiones estuvo preso por expresarlas… También tuvo claroscuros y dudas. Era necio y berrinchudo, también.
Pero ¿Qué fue Bustamante? ¿Un bogado? ¿Un intelectual? ¿Un periodista?
Fue las tres cosas. Pero predominó en él su interés por dilucidar lo que ocurría para tratar de darle explicaciones; y predominó aún más su interés por informar, por crear consciencia y porque encontró en el periodismo un camino difícil pero seguro para influir en la ruta que habría de seguir su país, para conseguir su libertad y su independencia.
“Soy hijo primogénito del segundo matrimonio de D. José Antonio Sánchez de Bustamante, que fue casado cuatro veces, y nací en Oaxaca en cuatro de noviembre de 1774 (244 a.). Mi madre Doña Gerónima Merecilla y Osorio me dejó huérfano a la edad de seis años, con salud bien quebrantada y débil.
“Una ictericia padecida en mis primeros años me dejó una melancolía profunda, que me ha acompañado en casi toda mi vida. Mis padres tenían una virtud muy severa, y procuraron darme una educación parecida a la de los Espartanos; poseían una regular fortuna, pero usaban de ella con mucha sobriedad: mi casa semejaba a un monasterio en que estaban regularizadas todas las labores domésticas…” (“Hay tiempos de hablar y tiempos de callar” Henestrosa, Andrés, “Carlos María de Bustamante”, Senado de la República, México. 1986).
Bustamante comenzó sus estudios a los doce años e ingresó al colegio anexo al Convento de San Agustín para estudiar gramática latina. Al poco tiempo fue enviado a la ciudad de México para continuar sus estudios y en donde se graduó de bachiller en Artes. Para 1796 comenzó la carrera de Jurisprudencia en el Colegio de San Pablo y en julio de 1801 en Guadalajara, en donde recibió el título de abogado en la Real Audiencia.
Ahí mismo fue contratado por la misma Real Audiencia para ocuparse del cargo de relator, pero renunció o porque no quiso extender una sentencia de muerte:
En adelante siguió su carrera en diversos lugares del país. Ya Ciudad de México, Puebla, Tlaxcala… y por supuesto Oaxaca…
Al principio no participó en el movimiento insurgente, pero simpatizaba con la causa y –de hecho- estableció contacto con los miembros del grupo secreto de apoyo a la independencia: “Los Guadalupes” –que era un grupo a modo de resistencia interna. De todos modos en un principio defendió al Rey Fernando VII por la invasión napoleónica y mandó a acuñar una moneda impulsando la unión de españoles y mexicanos.
El Diario de México, el primer periódico mexicano
La vocación por el periodismo era firme. Con regularidad recibía los periódicos que se editaban en la convulsa Europa y tenía noticias de lo que pasaba en España, conoce el valor de la palabra impresa, y su peso enorme en la toma de decisiones.
Así que en 1805 solicita al Virrey Iturrigaray una licencia para editar y distribuir un periódico, el cual fue financiado por Nicolás de Galera y Tarranco y, junto con Jacobo de Villaurrutia [Dominicano), emprendió la publicación del Diario de México.
Además de formar parte del cuerpo editorial, escribió c on el seudónimo de “El Proyectista”. A su llamado comenzaron a escribir ahí José Joaquín Fernández de Lizardi, Andrés Quintana Roo y muchos más de la inteligencia de su época.
“Luego que empezó a publicarse el diario, empezó el virrey a temer reclamos de la corte, porque en él se notaban los defectos de la policía y de algunos otros del gobierno; creía que en razón de esto se le darían reprehensiones amargas, por tanto mandó suspender su publicación a los tres meses, arrepintiéndose de haber concedido la licencia.
“Mucho trabajo costó que permitiera su continuación, y lo conseguimos pasando por la dura condición de que él mismo lo censurase antes de publicarlo. Reprobábalo los más días, y los miserables impresores tenían que trabajar de noche nuevas plantas y que velar, lo que causaba muchos gastos y fatigas;
“En fin. Continuamos la edición del primer diario que se conoció en México, y por su conducto dimos a conocer el gran mérito de algunos sabios y poetas divinos; … Aparecieron también producciones de toda clase de literatura, y mostramos al mundo culto que nuestra patria no era menos rica en metales preciosos que en talentos”.
El Diario de México nació con la idea de ser algo parecido al Diario de Madrid, el cual contenía artículos sobre literatura, arte y ciencia. En el periódico mexicano también colaboraron hombres ilustrados como el licenciado Azcarate, los hermanos Fagoaga, así como el fray Melchor de Talamantes, ni más, ni menos.
El periódico fue pionero en temas literarios, que ayudaron al primer grupo de poetas neoclásicos mexicanos pertenecientes a la primera asociación literaria mexicana, La Arcadia. También, se enfocó en temas sociales, históricos y políticos. Asimismo, incorporó, asimiló y transformó varias ideas estéticas y políticas, tanto locales como internacionales.
En su estructura, El Diario de México era una hoja impresa por los dos lados que, doblada a la mitad, formaba cuatro páginas, sus dimensiones eran de 14x20 centímetros. El número de páginas variaba debido a un anexo de una o dos páginas. La numeración de sus páginas era reiniciada cada primero de enero, continuando la numeración el resto del año, esto con el fin de organizar las publicaciones y formar un tomo por año.
El periódico iniciaba con noticias religiosas, con el santoral o con efemérides. Inicialmente se plasmaba un poema en la primera página, no obstante, a partir de 1808 los poemas comenzaron a escasear hasta desaparecer.
En las páginas centrales se hablaba de descubrimientos científicos, la biografía de algún músico, cuestiones de gramática u ortografía (latina y española), literatura, historia y reseñas de obras de teatro
La página final contenía una sección de anuncios que informaban sobre algunos libros en venta, objetos extraviados o robados, una amplia gama de artículos, intercambio de objetos valiosos, esclavos en venta o alquiler de criados y la obra que sería representada esa noche en el Teatro Coliseo.
El Diario de México se publicó del 1 de octubre de 1805 al 9 de diciembre de 1812, esto debido a la suspensión de la libertad de imprenta que establecían las Cortes de Cádiz. Hubo una segunda etapa posterior, aunque ya no estaban los editores originales.
Cabe el mérito, en todo caso, de que El Diario de México fue el primer periódico que, como tal, apareció en México y, por tanto, el mérito para Carlos María de Bustamante de haber sido el promotor de la idea y su primer editor.
En adelante Carlos María de Bustamante seguiría colaborando con distintos periódicos que a partir de 1810 fueron apareciendo.
En 1812 publicó el periódico satírico “El Juguetillo”, del que fue fundador, editor y escribía ahí con base en la nueva Libertad de Imprenta consagrada en la Constitución Gaditana que pasó a la Nueva España inmediato, aunque el Virrey Francisco Javier Venegas la prohibió, por lo que fue perseguido y encarcelado.
Bustamante escapó y huyó hacia Tacubaya, luego a Zacatlán Puebla para pasar luego a Oaxaca y reunirse con José María Morelos, quien le dio el grado de Brigadier y lo nombró inspector general de Caballería.
Pero sobre todo, M orelos le encargo la redacción de El Correo del Sur, un periódico independentista, cosa que hizo inmediato, y seguía colaborando para el “Semanario Patriótico Americano”, periódico en el que se expresaban las ideas más avanzadas de la insurgencia americana.
Bustamante fue diputado por el Estado de México ante el Congreso de Chilpancingo. Por entonces escribió el discurso que leyó Morelos en la apertura de la Asamblea y redactó el Acta Solemne de la Declaración de la Independencia de la América Septentrional del 6 de noviembre de 1813.
Por estas razones en 1814 fue hecho prisionero por las tropas realistas que lo apresaron en Tehuacán. Se escapó y se refugió en Acatlán, pero acosado no le quedó otro recurso que solicitar el indulto por lo que se presentó ante la autoridad el 8 de marzo de 1817.
Quiso salir para Europa pero el 11 de agosto lo capturaron para internarlo luego en San Juan de Ulúa. Estuvo preso trece meses hasta el 2 de febrero de 1819. Después se dedicó a ejercer la abogacía, aunque pronto aparece colaborando con Vicente Guerrero a quien aconseja buscar un acuerdo con Iturbide.
En 1821 Bustamante desaprobó enfático la coronación de Agustín de Iturbide como emperador de México. El 26 de agosto es hecho prisionero y vuelve a la cárcel junto con otros liberales. Salió en 1823 cuando es derrocado Iturbide y se reinstala el Congreso en donde es elegido diputado.
En el Congreso se opuso al federalismo y apoyó la idea de un gobierno central para México. En 1824 México se convierte en una República Federal. El por su parte defendía sus ideas en El Sol y otros periódicos centralistas.
El dolor de ver intervenido a México, le hace escribir en 1847 su “Historia de la invasión de los Anglo-americanos en México”. Al año siguiente el 29 de septiembre de 1848 murió en la Ciudad de México.
Carlos María de Bustamante no sólo fue abogado o intelectual liberal, fue, sobre todo, periodistas y editor.
Ferviente defensor de la libertad de expresión, en principio Bustamante recibió con cierto escepticismo a la Constitución de Cádiz, pero al final lo razona bien y se decide por la libertad de imprenta; y se convierte en su ferviente defensor, que es asimismo la libertad de expresión.