Guanajuato.-. Oscurece y Guanajuato, sin importar los fríos, se convierte en una multitud de luces y gente. Tocan las estudiantinas, cantan los mariachis, se oyen música de banda y se sueltan las típicas callejoneadas.
Pero parece que algo falta. Si uno aguza el oído puede escuchar a los comensales de generaciones más grandes en los bares y restaurantes diciendo cosas como: “Uy, hubieras visto antes”, “afuera sí había un montón de cosas artísticas”, “antes cada calle era una fiesta”; o “esto era un desmadre”, “antes había puro hippie, y borracho”. Las opiniones son divididas.
“Ya casi no dan chance”
Lejos del centro, sobre una banqueta, con un portafolio de aretes de alambre, plumas de águilas, loros, pavorreales y gallos, además de un letrero de palabras en latín, Diciembre opina lo mismo: “La verdad en los últimos años lo veo en decadencia, mucho menos cultural del lado de la calle. La banda casi ya no viene porque no dan chance casi de vender artesanía, ni malabarear ni hacer performances.
“Como que todo ese tipo de artes se están dejando de lado y le están danto más oportunidad a los puestos de comida y cosas que son menos artísticas”, dice, para luego reconocer que sí hay algunas muestras de cultura callejera, como personas que actúan como estatuas de revolucionarios o que se disfrazan de catrinas o personajes de películas como Deadpooll, Batman, Jack Sparrow, o John Wick, para las fotos en redes sociales", explicó.
“Dicen que no hay plazas y yo no sé cómo le hacen ellos. Tal vez es porque conocen a alguien o tienen contactos”, se lamenta, aunque se le mira tranquila.
Mientras, Ray, su compañero de viaje en los últimos años, la secunda: “Sí, antes había más arte en las calles. Esa fue una de las razones por las que muchos empezamos a venir al Cervantino la primera vez. Y sí, me tocó ver a varios, unos hasta con performances prehispánicos, que eran de mucha calidad”.
Artistas callejeros
Diciembre y Ray son mochileros, artesanos y performanceros desde hace casi una década y llevan siete años visitando el Cervantino. Se conocieron en Chiapas, de donde es él. Ambos, a veces por separado, han recorrido la república en más de una ocasión, por lo que han sido testigos del modo en que la práctica de mochilazo ha cambiado.
“Creo que ahora es más fácil moverse. Hace como 10 años que rolaba, te daban aventón, pero ahora hay aplicaciones de viajes que te dan la seguridad de pagarte un pasaje por muy bajo costo. Así conoces todas las ciudades más rápido. Creo que las aplicaciones facilitan mucho eso porque si ves que vas a hacer una trayectoria muy larga, puedes optar por generar dinero con tu arte y pagar un pasaje barato”, dice Ray.
“¿Y en cuanto a la violencia?”, se les pregunta y Diciembre responde: “Normalmente uno intenta viajar con traileros con personas que andan de pickups. Quizás en algunos estados, cuando aumenta la delincuencia es más difícil que te den aventón, lo que lo hace todo más complicado, porque luego hay algunas personas que te dejan en puntos muertos y tardas mucho para que alguien te quiera llevar”.
Entonces, alguien interrumpe la conversación, es un miembro de la Policía de Guanajuato, les dice con gestos que no pueden seguir ahí, que se tienen que mover. Ambos asienten y guardan la los aretes y el letrero.
Al otro día, se les mira de nuevo, ahora sobre otra banqueta. Algunos curiosos se les acercan, mientras que otros mochileros cruzan saludos con ellos y se dicen que hay que trabajar.
Cotorreo Cultural
Rodeado de collares, pulseras, cuarzos, amuletos y algunos textiles, con Janis Joplin, Jimi Hendrix, El Haragán, y Bob Marley, entre otros como música de fondo, “El Chino” pasa sus días cervantinos doblando con gran maestría alambres y cortando cueros para hacer más productos.
Desde hace 38 años, viene al Cervantino desde la Ciudad de México, pero ya no es mochilero como lo fue en su juventud, sino como comerciante del famoso Mercado de Hippies de Guanajuato.
“Anteriormente era más cultural, había más música, más danza y más obras callejeras. Había un grupo al que le decían los ‘los Cletos’, que llegaba y hacía cosas culturares”, dice “El Chino” quien se refiere al proyecto “Cervantino Callejero”, organizado por el Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística (CLETA), creado por el actor Enrique Cisneros, fallecido en 2019.
“Ya no es lo mismo, estabas al aire libre y dejabas tu puesto con el valedor de al lado y te lo cuidaban. No importaba si vendías o no, la idea era cotorrear y ver los eventos”, agrega el artesano, que admite que a pesar de que antes a Guanajuato lo conocían como “la cantina más grande de México”, el arte se respiraba más en las calles.
➡️ Únete al canal de El Sol de México en WhatsApp para no perderte la información más importante
Sin embargo, pesar de la nostalgia, agradece la oportunidad de vender en este mercado, fundado por el artesano y líder de comerciantes Martín Álvarez, quien también falleció en 2023.
“La verdad que la artesanía es sagrada. Hay algo muy padre en tomar alambre o un cuero y transformarlo en otra cosa”, finaliza “El Chino”, quien gracias a su oficio, ha podido mantener a su familia.