BERLÍN, Alemania.- Quedándo ya dos días de películas por estrenarse en competencia el panorama parece confirmar que estamos presenciando una de las mas decepcionantes competiciones en la reciente historia del certamen.
Sea la que sea la razón, falta de buenas películas, de realizadores de talla aún en estado de pos producción o de criterios no adecuados a la hora de la selección, la sección oficial se salvó este año por la presencia de una o dos figuras de talla mundial, quienes ayudaron a que apenas se equilibrara la delicada situación de la selección competitiva..
Este fue justamente el caso de la abuela del cine francés quien a sus 91 años se muestra llena de vida, ideas y entusiasmo por el cine.
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Se trata nada menos que de Agnes Varda, quien se desplazó a la Berlinale para presentar en la sección oficial fuera de competencia el documental Varda por Agnes, un exquisito recuento-testamento de su vida detrás de la cámara a lo largo de 54 películas entre documentales y ficción desde la década de los cincuenta, en que rodó su ya clásico primer largo de ficción Cleo de 5 a 7, hasta 2018 año en que su excelente documental Caras y lugares corealizado con el joven fotógrafo frances JR, fue presentado y premiado en Cannes 2018 y nominado a un Oscar.
El estreno de Varda por Agnes fue recibido con entusiasmo por público y críticos, quienes asistieron además a su concurrida conferencia de prensa y a la posterior entrega de la máxima presea honoraria del festival, la Berlinale Camera.
Estando en el renglón de los homenajes y premios, anotemos que Wieland Speck, el por largos años muy apreciado director de la sección de la Berlinale Panorama hasta 2018 en que se retiro, fue igualmente homenajeado con otra Berlinale Camera, mientras que la célebre actriz inglesa Charlotte Rampling, acreedora de premios de actuación en varias ocasiones, entre ellas últimamente en Berlin 2015 por 45 Años, y en Venecia 2017 por Hannah, presidenta además del jurado aquí en 2006, fue merecedora a un Oso de Oro honorífico por su trayectoria.
Me temo que el tono y la conclusión de esta nota no sería otro tanto positiva respecto a las película estrenadas estos últimos dos días en competición y en las secciones paralelas de Panorama y de Forum.
Entre las de competición, con la honorable excepción de la entrega alemana Yo estaba en casa, pero… donde la realizadora Angela Schanelec trata con delicadeza y buen tino un drama familiar, la nueva película Sinónimos del israelita Nadav Lapid resultó, para ponerlo de manera elegante, un rompecabezas difícil de entender y mucho menos de apreciar respecto a la historia de un joven israelí quien decide ir a vivir a París, un tema que tanto por su enfoque, como por su casi caótico tratamiento decepcionó al ser la propuesta del realizador promisorias películas como lo fueron en 2014 El maestro del jardin de niños y el Diario de un fotógrafo de bodas en 2016.
Otro descalabro de la competición fue el muy tuteado drama social italiano La banda de los niños piraña, donde Claudio Giovannesi pretende, basado en el homónimo libro de su célebre compatriota Roberto Saviano –escritor de Gommora que inspiró en 2008 el homónimo excelente y galardonado film de Matteo Garrone- pintar el retrato de una banda de adolescentes que pretenden tomar las riendas de la delincuencia mafiosa en Napoli.
El débil guión, la falta de elaboración dramática de caracteres y una realización superficial y epidérmica contribuyen para un resultado catastrófico.
En cuanto a La Fiera y la bestia, el último film de Laura Guzmán e Israel Cárdenas, una coproducción con Mexico (Pimienta films de Nicola Celis) presentada en Panorama uno, se pregunta hacia donde tira esta mezcla de filme de género, entre splatter y lujuria, basado sobre la historia de una anciana realizadora y actriz, interpretada por la patética Geraldin Chaplin, quien pretende filmar una película sobre el guión de un querido desaparecido amigo suyo, el cineasta de dominicano, en vida real Jean-Luis Jorge.