Cannes. Tuvo su estreno en una sesión especial la película Chicuarotes, único filme mexicano seleccionado en Cannes este año, es el segundo intento de Gael García Bernal como director después de Déficit que se presentó aquí en la Semana de la Crítica en 2007.
Filmada en el pueblo de San Gregorio Atlapulco, la película que se estrenó en presencia de Bernal y de sus intérpretes. Se trata de dos adolescentes que se vuelven delicuentes en su afán por obtener dinero y salirse de su precaria condición.
García Bernal no parece haber avanzado en su dominio de la realización respecto a Déficit, pero aquí lo que falla principalmente es el no suficientemente desarollado guión a cargo de Augusto Mendoza.
Por su lado las otras dos aportaciones latinonoamericanas, ambas primeras obras presentadas en la Semana de la Crítica, Ceniza negra de la puertoriquenia Sofía Quiroz Ubeda y Nuestras madres del guatemalteco César Díaz tratando temas tanto íntimos como relativos a su tormentosa historia política y social dejaron buenas impresiones.
El inicio de la segunda parte del festival, que concluye este fin de semana con la entrega de la Palma de Oro, resultó relativamente decepcionante respecto a las películas en competición.
El joven Ahmed de los hermanos belgas Jean Luc y Pierre Dardenne no estuvo a la altura de la candente actualidad del tema -el adoctrinamiento de jóvenes musulmanes para potencialmente convertirlos en mártires-autores de atentados en países europeos donde viven, en el caso de la película en Bélgica donde se acuerda uno de los tremendos atentados perpetrados alla por fanáticos musulmanes.
La cinta de rigida fe y costumbres, describe como el adolescente, influenciado por los adoctrinamientos del imam de la mesquita busca matar a su profesora, por considerarla liberal y apóstata aunque ella es igual de musulmana, pero no fánatica.
Lo que mina la fuerza que debería tener una película de semejante potencial es su aparente falta de construcción dramática. El filme parece casi un documental que registra los hechos conforme suceden en lugar de encajarlos dentro de una progresion dramática de los personajes principales. Los Dardenne han tratado con mucho éxito temas de adolescentes y de jóvenes adultos (Rosetta en 1999 y El niño en 2005 les valieron sendas Palmas de Oro en Cannes). Últimamente este brillante recorrido parece haberse opacado desde La chica desconocida con la que compitieron aquí en 2016.
El norteamericano Ira Sachs es por el contrario la primera vez que accede a la competición de Cannes estrenando Frankie que cuenta con la actuación de la renombrada intérprete francesa Isabelle Huppert, quien justamente aparece aquí en el papel de una famosa actriz quien afectada por cáncer en estado terminal convoca a toda su familia a un viaje de vacaciones en la idílica locación portuguesa de Sintra.
Filmando por vez primera en Europa Sachs opta por una narrativa donde los diálogos y las situaciones en que se encuentran mezclados los miembros de la familia recuerdan el cine de dos grandes ya desaparecidos cineastas franceses, Seis cuentos morales de Eric Rohmer en los años sesentas y de Patrice Chereau en Los que me quieren pueden tomar el tren (1998).
Por ende aunque no iría hasta tacharlo de plagiario, me parece que al adaptarse a este particular clima narrativo europeo y precisamente francés, el realizador se encuentra alejado de su fuertes raíces del cine íntimo nortemericano presente en sus peliculas Forty shades of blue (2005), Love is strange (2014) y Brooklyn village-little men (2016).