MORELIA, Mich.- MORELIA, Mich.- La española Laura Herrero recuerda que en una visita a nuestro país llegó al Barba Azul, un cabaret con más de 60 años de historia ubicado a unas cuadras del metro Obrera de la Ciudad de México. Ahí conoció a doña Olga, la encargada de cuidar los baños de mujeres y consejera de las chicas que noche con noche ofrecen compañía a los clientes.
“Vi lo importante que era su labor en el baño y sobre todo cómo aconsejaba el cuidado de las chicas, lo importante que es el espacio en que viven en esta noche confusa y caótica; que ella es el pilar, el sostén, la sobria, la que cuida del lugar”, cuenta la directora en entrevista.
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Fue así como nació la idea del documental La mami, título que viene del apodo con el que es conocida doña Olga, quien cada noche purifica el espacio para librarlo de malas energías, le pide a varios santos protección para ella y para las mujeres que ocupan el baño como camerino, donde se arreglan antes de bajar a bailar con los asistentes del Barba Azul.
“Hay una parte muy fuerte de Olga con la Virgen de Guadalupe, con la santería, con bendecir los espacios. Siente que se mueven muchas energías en la noche y que hay que cuidarse de ellas. Y hay algo en la Santa Muerte y en la Virgen de Guadalupe que las protege”.
La mami, que compite en la Sección de Documental Mexicano de la decimoctava edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), no sólo entra en la intimidad de la señora Olga, sino también de todas las mujeres que trabajan ahí y que aliadas entre sí generan un espacio de confianza y seguridad antes de salir a compartir la copa con los clientes.
“Me atrajo mucho el lugar en sí, como de protección, de alianzas, como símbolo de la colectividad. Ver cómo dentro de este cabaret puedes representar a una sociedad, en este pequeño espacio donde las mujeres se pueden unir, tranquilizarse, estar a salvo. Para mí era importante hacer una película íntima, que en el proceso las respetara, las escuchara y entendiera”.
La mami, dice su directora, es una película para escuchar las historias de todas estas mujeres, “para tratar de entenderlas y romper juicios orales”, como es el caso de Priscila, quien después de migrar a la Ciudad de México busca algunos ingresos que le ayuden a solventar los gastos médicos de su hijo con cáncer.
“Creo que es una película hecha muy de cerca, de mucho respeto. Y es importante comprender a las mujeres que retrata, trabajarlas desde ahí, no suponer y poner cosas en ellas que no les pertenecen, sino trabajarlas desde un lugar más respetuoso y escucharlas”, concluye.
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