Un documental íntimo sobre las mujeres transexuales palestinas en Israel, filmado antes del actual conflicto en la Franja de Gaza, lleva a Cannes el retrato inédito de esta comunidad de "guerreras".
La cineasta Yolande Zauberman filmó los márgenes más cerrados de la sociedad israelí, tras su documental sobre parejas mixtas (Would you have sex with an arab?, de 2011) y el que aborda los casos de pederastia en los círculos judíos ortodoxos, titulado M (2018).
Por su parte, La belle de Gaza, presentado fuera de competición, se sitúa en Tel Aviv, donde en una de sus calles con restaurantes a la moda, las prostitutas trans palestinas esperan ser "escogidas" por el cliente, ya sea judío o árabe.
En Tel Aviv, las sexoservidoras trans palestinas esperan ser escogidas por el cliente, ya sea judío o árabe
La cámara sigue a tres de ellas, llamadas Danielle, Nadine y Nathalie, en su lucha por salir de la prostitución.
Los rumores cuentan que una de ellas llegó "a pie desde Gaza". Otra dejó la calle y, tras su transición, se acercó al islam y adoptó el velo. Y Nadine, detrás de sus lentillas verdes, sabe que no podrá volver nunca como mujer a su familia beduina, para explicarles que "Dios la ha creado así".
"Son auténticas guerreras de su propio destino", dice Zauberman a la agencia AFP, en una entrevista realizada en París antes del estreno en Cannes.
"Antes, las mujeres trans eran vistas como diosas o semidiosas. Quería darles ese lugar en la cinta", añade la cineasta.
En el documental también se menciona a la que consiguió llegar al firmamento, Talleen Abu Hanna, de 29 años, nacida en una familia cristiana árabe-israelí de Nazaret, y logró ser Miss Trans Israel en 2016.
La guerra interior
Ser árabe, homosexual y trans en la comunidad, "es más difícil que en otras partes (...) mi padre no tenía ninguna noción de nada, ni de la transidentidad ni de la homosexualidad", cuenta Abu Hanna, que fue acogida por una militante judía religiosa que la acompañó, "como una madre", hasta su operación en Tailandia.
"Mi sueño era convertirme en lo que soy hoy", dice en una entrevista en París.
Israel es a menudo acusado por los activistas propalestinos de practicar el lavado de imagen rosa, para ser percibido como progresista
De la guerra "me siento lejos, porque yo viví una guerra entre mi cuerpo y mi alma, y conseguí llegar a esta paz, esta situación (política) es difícil para mí, y me supera completamente", detalla.
El conflicto israelo-palestino, presente en el filme a través de la dureza de las autoridades ante las "clandestinas" venidas de Cisjordania sin permiso de trabajo, tiene poco peso, comparado con el combate íntimo y personal que viven estas personas.
"Hay una clave en el mundo que entendí a partir de mi primer filme (Classified people, sobre el apartheid, 1988) que es que la resistencia está en lo íntimo", dice Zauberman.
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Israel, que para muchos es el país más liberal de Oriente Medio en materia de derechos de los homosexuales, es a menudo acusado por los activistas propalestinos de practicar técnicas de pinkwashing, o lavado de imagen rosa para ser percibido como progresista.
"Yo no tengo nada que pinkwashar, esto es mi vida, mi verdadera historia, no tengo otra", se defiende Abu Hanna.