GUADALAJARA. México se ha vuelto referente del cine latinoamericano y del mundo en las últimas dos décadas, pero eso no significa que nuestro país pueda presumir de tener una industria como tal.
Martín Hernández, editor y diseñador de sonido dos veces nominado al Oscar, plantea esta idea cuando se le pregunta sobre los cambios que ha vivido el cine mexicano en los últimos dos años, tiempo que lleva trabajando como especialista en el trabajo sonoro después de su debut en la cinta Amores perros.
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“Nuestro cine todavía no es una industria per sé; hacer cine en México es un acto heroico, todo es absolutamente difícil. Hay productores muy tristes que se han dedicado a saquear, a hacer malas obras robándose el dinero, todos sabemos quiénes son. Y hay otros heroicos, fantásticos, que han puesto cada centavo en la imagen, lo ves y dices ‘ahí está el dinero de la película’, pero no es una industria”, comentó en entrevista para El Sol de México.
Colaborador de Alejandro González Iñárritu, con quien realizó el diseño de sonido de Birdman y El renacido por las que recibió la nominación al premio de la Academia, Martin Hernández consideró que parte del problema radica en separar los procesos industriales de los artísticos que “no están divorciados”.
“Creo que las nuevas generaciones lo están entendiendo mejor. Los equipos editores con los que trabajo son muy jóvenes, entre los 30 años o menos. Ellos están entendiendo que lo que se necesita es convertirnos en profesionales de esto. Y hacerlo significa convertirnos en especialistas en diálogos, efectos, ambientes y demás, trabajar con conciencia y constancia”, señaló.
El éxito del cine nacional en el mundo es indudable, dice Hernández, pero esto es porque fuera de nuestro país “hay una mayor apreciación del contenido nacional, una clara manifestación del contenido de esa producción en las plataformas del cine mundial”.
Para ello toma como ejemplo Ya no estoy aquí, una cinta realizada en nuestro país por Fernando Frías, pero “con un discurso que ya pertenece al universo, al acervo de la humanidad. Si ves esa película verás que esa percepción no es algo que hable exclusivamente de México, es cine mexicano, pero está hablando del universo. Tiene paralelos con la condición humana en cualquier latitud del planeta, eso lo vuelve universal”.
Pensar el cine por nacionalidades resulta en estos tiempos hasta anticuado. “A mí no me interesa el cine mexicano, es un atavismo muy de mi generación que ya no hay ni por qué tenerlo. Las nuevas generaciones no piensan en el cine mexicano, sino en el universal, porque quieres contar una historia del universo y la naturaleza humana”, señaló
Martín Hernández cuenta en su curriculum trabajos sonoros que van desde series como Hernán, Los héroes del Norte y Oscuro deseo hasta películas nominadas al Oscar como El laberinto del Fauno, Babel o Biutiful. Pero antes de convertirse en sonidista, sus pininos ocurrieron como locutor junto a Alejandro González Iñárritu.
“Empezamos a trabajar en la radio como un juego y le fue bien. Luego Alejandro decidió involucrarse en la publicidad y luego se le ocurre con un profesor que tuvimos en la universidad, Guillermo Arriaga, hacer un guion que se convierte en Amores perros. Y el resto es historia”, recuerda.
Martín Hernández fue uno de los invitados especiales de la 35 edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, donde ofreció una clase magistral sobre los procesos para la creación de sonidos en filmes y plataformas digitales en donde destacó que el avance tecnológico permite a las nuevas generaciones facilitar los procesos creativos.
“La tecnología se ha vuelto afortunadamente una herramienta muy democrática e inmediata, es un lenguaje de comunicación y se ha vuelto eficiente. Hace 20 años era al revés la tecnología era súper difícil, pero ahora yo podría estar editando un episodio de una serie en el cuarto del hotel y mandarlo en la tarde. Sólo necesito un disco duro, una buena computadora, un teclado, un mouse y unos buenos audífonos”, dijo en entrevista.
Martín Hernández confía en que los jóvenes profesionalicen el cine que se hace en nuestro país para convertirlo en una industria. Y señaló que la manera de hacerlo es aplicando el gerundio: “Trabajando. Yo soy una persona a la que nunca le fue bien académicamente hablando, tuve que dejar la academia así que debo ser el peor dando consejos, pero puedo decir que hay que ponerse a trabajar y descubrirlo”, concluyó.