Cantante, empresaria, guionista, argumentista, actriz, escritora, editora, productora de cine y gestora cultural, son algunas de las palabras que definen la trayectoria de Herminia Pérez de León, mejor conocida como Mimí Derba. Nació en la ciudad de México en 1893, hija de Francisco Pérez de León y Jacoba Avendaño. Recibió una educación muy diferente al resto de las mujeres de su época, a quienes mayormente se les formaba en los oficios del hogar, en contraste a Herminia se le instruía en música, literatura y teatro. El gusto por las artes le fue inculcado por su madre, quien era escritora y amante del género chico.
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La infancia de Herminia coincidió con el crecimiento del cinematógrafo, las carpas eran el entretenimiento más recurrente en la capital. El cine más gustado y difundido era el italiano. Las femmes fatales como Pina Menichelli, Francesca Bertini o Lyda Borelli, inspiraban por su exuberancia, sus vestidos, maquillaje y actitudes revelaban la llegada de una inminente nueva época. Mimí fue una asidua asistente al cinematógrafo y tomó su apellido de la farmacéutica italiana Derba cuando se inventó como personaje actoral.
Inició su carrera artística en La Habana, Cuba en 1911 y con 18 años debutó como tiple en el Teatro Payret con la zarzuela El congreso feminista y molinos de viento. La figura de la tiple de zarzuela apareció como la nueva celebridad, gustaban por su belleza, su voz, su gracia y su comentario político, llegaron a ser muy reconocidas en la sociedad y eran parte fundamental de la crítica política de aquellos años. Mimí impactó inmediatamente en las audiencias por su voz y atrevimiento, y en tan solo un año ganó un espacio en el teatro Lírico de la Ciudad de México como una de las voces principales.
El poema de Alfonso Camín: “Mimí Derba con tres partes de Afrodita y otra de Minerva” se inspiró en la primera polémica de la actriz, quien en la obra El cabo primero portó un mono ceñido al cuerpo color piel, con él se podían reconocer cada una de sus formas, esta acción escandalizó a la sociedad porfirista y ultraconservadora. Mimí cuestionaba abiertamente a los políticos, las costumbres y las formas anquilosadas de vida, algo poco común en las mujeres de la época.
Mimí tuvo una vida política muy activa al interior y exterior de los escenarios. Una de las primeras luchas que asumió fue la defensa de los derechos de los actores. Fundó el primer sindicato de actores, motivo por el cual perdió algunos empleos. En aquellos años convulsos un amigo cercano de Mimí, el General Pablo González, reconocido militar revolucionario, le ofreció el apoyo económico para que Derba realizara un proyecto que tenía en mente.
En 1917 Mimí Derba junto a Enrique Rosas y con el apoyo de González, fundaron Azteca Films, con oficinas en el centro de la capital. El objetivo principal era establecer una casa productora pionera para hacer cien por ciento cine mexicano. Enrique Rosas había colaborado como fotógrafo, argumentista y director y Derba, tenía una amplia experiencia actoral y mucha sensibilidad en la escritura. La dupla Derba-Rosas, aunque breve, fue muy fructífera.
Azteca Films en un año realizó cinco películas. Las propuestas hacían eco del cine italiano, pero con referentes locales. El filme En defensa propia (1917) es considerado por algunos como la primera película mexicana, el guión, la producción y la actuación corrió por cuenta de Mimí y así la actriz se convirtió en la argumentista principal de todos los filmes de la productora. Le siguió Alma y sacrificio, La tigresa, La sombra y El automóvil gris, en ellas incursionó en todas las áreas, destacándose como la primera directora y argumentista de México. En muchos de los casos, los créditos de Mimí fueron obviados.
Azteca Films se enfrentó a la crisis provocada por la pandemia de la influenza española de 1918, la baja afluencia a las carpas y el decaimiento del cine pusieron en riesgo el proyecto. Derba intentó por vía de Pablo González encontrar un socio en EU, viajó a Nueva York con la esperanza de que las películas fueran aceptadas pero su empresa fracasó.
La productora no era redituable y Derba cerró Azteca Films. Pese a ello, Azteca Films continuó activa como distribuidora, principalmente por el filme El automóvil gris, película que siguió en carteleras de modo intermitente e incluso eventualmente se sonorizó. La trama se basó en hechos reales. Una banda de delincuentes vestidos a modo de oficiales y montados en un automóvil gris abusaban de su investidura para cometer robos y atrocidades.
La banda llegó a ser célebre y temida entre los habitantes de la Ciudad de México. Inició el chisme de que Pablo González era parte de esa banda y eso colmó de rumores al filme y en consecuencia atrajo un público curioso. Años después se demostró que el general nada tuvo que ver con la banda. La mayoría de los rollos de Azteca Films se perdieron en el incendio de la Cineteca Nacional en 1984.
Mimí deseaba que el cine se institucionalizara y convencida de que el gobierno debía de ser quien rigiera este proyecto, en los años veinte planteó el Centro Cultural de Estudios Cinematográficos al gobierno Callista por medio de Alfonso Cravioto, influyente intelectual y político, su propuesta fue rechazada.
Las declaraciones de Derba fueron severas: “el problema de México es la inconsistencia”, “nunca podremos tener un cine de calidad sin personas preparadas”. A partir de ese momento no volvió a producir o gestionar espacios de producción cinematográfica.
En 1931 se proyectó la primera película sonora: Santa. La trama se basó en el libro homónimo de Federico Gamboa, cuya historia gira en torno a la pérdida de la inocencia de una joven, quien tras un aborto involuntario al filo de un pozo comenzó un andar de desventuras, terminando en una casa de citas en la ciudad de México. Mimí fue invitada al filme, había incertidumbre que una artista de cine mudo se trasladara al sonoro, muy pocos artistas lograron ser aceptados, ya fuese porque su voz no gustaba o porque las modulaciones de éstas no parecían convincentes.
Mimí fue de las pocas artistas mudas que lograron ser aceptadas en el cine sonoro, en Santa desarrolló entrañablemente el personaje de la madrota de la casa de citas. Derba ponía voz al cine, una voz que en el imaginario aún persiste. Con el tiempo también se le reconocería como la voz del cine mexicano.
La era del cine sonoro se había inaugurado y el teatro perdía fuerza, algunas tiples, migraron a los formatos de cine y muchas otras quedaban en el olvido. Mimí, aunque ya incorporada en la industria, obtuvo roles de corte muy distinto al del teatro, alejándose cada vez más de la figura exuberante y beligerante de sus inicios. En 1938, se presentó en el teatro del Palacio de Bellas Artes con La verbena de la paloma junto a su amiga María Conesa y cuarenta actores más. Después de una temporada, Mimí se despidió de los escenarios teatrales definitivamente, su última actuación estuvo seguida de grandes ovaciones.
Mimí se estableció como una artista de carácter, participó en 51 filmes, clásicos del cine de oro: Flor silvestre (1943), Ustedes los ricos (1948), Salón México (1949), La malquerida (1949), Dos tipos de cuidado (1953), entre otros.
La figura de Derba era parte obligada del cine, su voz se convirtió en la pauta moral. Era la voz de la madre que daba consejo y que advertía de los errores, al grado de que hoy es más reconocida por ser la madre de Jorge Negrete en todas sus películas. Algunos atribuyen esto al enorme parecido que tenía con la madre de Negrete y otros destacan que el trabajo de ellos era muy estable y sin contratiempos.
Una faceta muy poco explorada de Derba es su incursión en la radio, ya sea como escritora o locutora. De sus aportes como escritora no se tiene registro claro, salvo lo que se resguarda en sus memorias, pero de su participación al frente de los micrófonos, se sabe que, en 1939, Derba se instaló como voz protagónica en la estación XEQK, que, con motivo de sus inicios de transmisión, tenía como principal propuesta dar el micrófono a las mujeres por primera vez en la historia de la radio en México.
La capacidad de adaptación a formatos diferentes de Derba, hicieron que, en 1953, Fernando Soler la invitara como parte del programa de televisión Fernando Soler y sus comediantes, de todo el elenco Mimí destacaba por ser la única artista que había iniciado su carrera en el teatro frívolo y había migrado de formatos como ninguna otra actriz, del teatro al cine mudo, del cine mudo al sonoro, luego a la radio y finalmente a la televisión.
Derba no triunfó en Hollywood como muchas de su generación y tal vez por ello su muerte no causó impacto. Falleció tras una complicación postoperatoria después de sufrir una caída en el set de la película Casa de Muñecas en 1953. María Conesa, quien fuera su gran amiga, corrió con todos los gastos del sepelio realizado en la ANDA, al notar la resistencia de la Asociación.
Su velorio fue discreto y asistieron grandes personajes del cine: Fernando Soler, José Elías Moreno, Sara Montes, Aurora Walker, Gabriel Figueroa, María Luisa Infante, entre muchos otros.
Derba había dejado huella en diversos momentos y personas. La historia del teatro, del cine y de la radio no sería la misma sin el ímpetu con el que Derba los impulsó y cambió paradigmas de ser actriz y ser mujer.
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