El Festival de Cannes se rindió este año ante Parásitos, la historia del director coreano, Bong Joon Ho. Alejandro González Iñárritu, quien fue presidente del jurado, le entregó la Palma de Oro y después alabó el filme en un texto de Variety donde la definió como “un picante guacamole de géneros con un mensaje social que nos habla a todos”.
La cinta trata el tema de la desigualdad social, y aunque se ubica en Asia, las problemáticas mostradas son globales. “Yo sólo quería mostrar al público la vida real que vivimos, como si la película fuera un espejo, donde difícilmente se puede predecir el final. Y lo logré, por eso es que a la gente le está gustando tanto”, dice el director en entrevista telefónica con El Sol de México.
Parásitos gira en torno a los Kim, una familia desempleada que vive apretada en el subsuelo de un barrio pobre. Gi Woo, el hijo mayor, comienza a dar clases de inglés en la multimillonaria casa de los Park, donde con mentiras infiltra a su hermana, su papá y a su madre para que todos trabajen ahí, pero una sorpresa en el sótano de esta mansión da un giro a la trama que termina en una situación caótica para todos.
“Decidí hacer esta historia porque a veces tenemos un poco de autocensura cuando se trata de ver tal cual la realidad y las diferencias sociales. Es hora de que aceptemos nuestra realidad, ver cómo es la vida crudamente; no sólo observar siempre lo bonito, lo hermoso y fantasioso, porque ya estamos cansados; siento que es momento de denunciar al capitalismo”, explica el director, quien antes de este filme realizó la cinta Okja, que también compitió por la Palma de Oro en 2017.
Parásitos, que también aspira a tres Globos de Oro, entre ellos el de Mejor Director, surgió por esta inquietud sobre las diferencias sociales en el mundo, pero cuando llegó el momento de hablar sobre la infiltración de los personajes pobres con una familia millonaria, Bong Joon Ho complementó en guion con una experiencia similar que él vivió.
“Estuve dando clases de matemáticas a un niño de secundaria en una casa muy rica, parecida a la de la película. Mi novia estaba dando clases de inglés ahí y me presentó con la familia para que yo entrara también, pero me despidieron a los dos meses –dice entre risas–. Y si me hubiera quedado más tiempo, yo también habría presentado a un familiar o a un amigo para trabajar, y así como en la película iba a infiltrar a más personas”, bromea.
En dos horas y 12 minutos, Bong Joon Ho transporta sutilmente al espectador entre la comedia, el terror, el suspenso y la tragedia, “pero nunca pensé que estos géneros estarían divididos en la película, porque en la vida todo eso está incluido naturalmente”, afirma el cineasta. “Desde el principio lo pensé todo junto, porque es la situación que está viviendo la humanidad ahora mismo y quería plasmarlo así, todo junto”.
Aunque Parásitos tiene casi asegurada su nominación al Oscar como Película Extranjera, los especialistas apuestan a que llegará a las categorías principales de Mejor Película y Mejor Director, como ocurrió el año pasado con Roma, de Alfonso Cuarón. Sin embargo, para Bong Joon Ho, hablar de galardones es un tema “chistoso”.
“Si ganara esos premios sería un incidente divertido, pero tampoco es necesario que lo haga, porque hacerlo o no, no cambiará en nada mi obra. La película está ahí tal cual se estrenó en Cannes. Es como El laberinto del Fauno de Guillermo del Toro, que ganó muchos Oscar, pero ¿si no hubiera sido así la película me habría gustado? Así que gane o no, no es importante para mí, pero sí sería algo gracioso”.