“El fenómeno de la violencia en México es muy complejo y corresponde a un montón de disciplinas de estudio. Yo trato de contar la historia de una mujer que tiene reflejos en muchas niñas de este país que son seducidas o presas del crimen organizado”, dice Alejandra Sánchez Orozco, quien retrató en Placeada la historia de una ex sicaria.
“Es una mujer que crece en el norte de México, que a los 12 años se enrola en el crimen organizado y poco a poco se descubren las causas. El público va a sentirse a veces conmovido y sorprendido por la historia que está directamente relacionada con el crimen dentro de un Estado desorganizado. Vamos a entender que quizá el tema del narcotráfico no es como nos lo han contado las series”, comentó.
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La trama se enfoca en Gabriela, una mujer que pasó 20 años en prisión; a su salida, busca la manera de darle sentido a su vida y adaptarse, cargando con su pasado, del que sigue siendo presa.
Su testimonio ofrece un panorama distinto sobre los posibles orígenes y causas de una violencia que se esparce cada vez más por el país.
“Gaby es una víctima-victimario, justamente es ese hilo más delgado de un entramado complicado, difícil, complejo. Operó en una etapa de adolescencia que es cuando los seres humanos confundimos la fantasía con la realidad.
“Creo que es un pequeño grano de arena para entender que el problema no son esos seres que están siendo halcones o preparados para ejecutar personas, el problema es una sociedad que no hemos podido organizarnos para exigir que el Estado cumpla con su obligación, que ofrezca una reconstrucción del tejido social, que dé espacios de bienestar, opciones distintas a lo que ofrece el crimen”, expresó.
Placeada está en cartelera en circuitos culturales de cine.
Por otro lado, la directora ya prepara su siguiente proyecto fílmico titulado tentativamente Rabioso rojo.
El guion fue seleccionado para enviarse a un laboratorio en Colombia y así ser revisado por expertos de allá, buscando un productor asociado.
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La historia apuesta por la unión de dos culturas y costumbres de estados distintos de la República Mexicana.
“Son dos chavas, una norteña y otra veracruzana. Es una apuesta para juntar las tradiciones en todos los sentidos, tanto las del norte como las del sur, contrastarlas.
“Somos distintos los norteños a los veracruzanos y es un poco explorar en la música, la comida, la forma de hablar, pero la premisa de estas dos chicas que son obreras de una maquila es cómo sobrevivir al machismo con audacia y un poco de diversión”, finalizó.
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