HUESCA. Después de 18 años, el director, guionista y productor mexicano Michel Franco regresó a Huesca para recibir el Premio Ciudad de Huesca Carlos Saura de la 49ª edición del Festival de Cine Internacional. Fue en esta ciudad donde, en 2003, ganó el Premio Danzante con su cortometraje Entre dos, “es por mucho el premio más importante que he tenido en mi carrera, es el que me llevó a asumir que podría ser director de cine”, dijo y agradeció estar de vuelta en Huesca.
“Supone cerrar un círculo y es muy emotivo para mí. De algún modo, todo empezó en Huesca. Yo estudié Comunicación, que no terminé, y por ambición personal hice muchos cortos. La mayoría no funcionaron, porque el cine se aprende a base de ensayo y error”, expresó.
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Indicó que Entre dos era una producción muy pequeña, filmada en dos días entre ocho o diez estudiantes. “Fue el primer corto que me atreví a mandar a festivales porque, aunque era muy ambicioso, me parecía imposible hacer carrera en el mundo del cine. En México sabemos que Huesca es uno de los festivales de cortometrajes más importantes, y nunca pensé que lo fuesen a aceptar, pero para mi sorpresa lo aceptaron, me enviaron un boleto de avión y me pagaron el hotel”.
Sobre este nuevo premio Ciudad de Huesca Carlos Saura, dedicó el galardón a Pepe Escriche, fundador del Festival Internacional de Cine de Huesca y a Enrique Alagón, dueño del laboratorio mas importante en capacidad de producción de Latinoamérica, LaboFilms.
Muy emocionado recordó a Alagón, español, zapatero, aragonés, que llegó a México a empezar de cero y tras conocer a gente de la industria cinematográfica, trabajó en el sector. “Cuando yo empezaba me apoyó mucho, sin cobrarme nada y cuando logré un premio, tres años después de conocerlo, estaba vuelto loco”, aseguró.
En el marco de la recepción del premio, Franco también adelantó que pronto habrá una nueva película suya. “No hablo mucho de lo siguiente que haré y no por una cosa de superstición o falta de ganas de compartir la información, lo que pasa es que no quiero matar los elementos de sorpresa”.
Sin embargo, dio a conocer que terminó un rodaje justo antes de la pandemia, lo que le ha mantenido editando, haciendo post producción; “eso me ha mantenido ocupado, pronto habrá película”.
Apuntó que aún no ha determinado la fecha de estreno, porque Nuevo orden sigue siendo reciente y porque este filme todavía tiene vida, a lo que se suma lo complicado que es el mercado actual. “No hay prisa tampoco por salir con la nueva, no lo he decidido todavía”, añadió.
El cineasta recordó dos películas que vio a los quince años, “cuando la semilla del cine se plantó en mi cabeza o donde se plante, que es un germen que ya no te quitas de encima y tiene cosas buenas y otras muy difíciles”, que le marcaron profundamente: Los olvidados, de Luis Buñuel y Cría cuervos, de Carlos Saura.
Saura está en Huesca, ciudad del noreste español, para entregarle el premio y Franco puntualizó que “volví a ver Cría cuervos hace poco y tuvo en mí el mismo efecto que cuando era adolescente. Es una obra maestra, aunque no sabría decir si es la mejor de Saura porque tiene muchas obras maestras. Que él me dé el premio me provoca mucha ilusión”.
El mexicano, una de las voces más relevantes del cine iberoamericano en la actualidad, autor de obras como Chronic, premio al mejor guion en el Festival de Cannes; Después de Lucía, ganadora de la sección Un Certain Regard en el certamen francés o Las hijas de Abril, seleccionada por el Festival de San Sebastián, afirmó que su cine alcanza al gran público “y eso me hace muy feliz”.
Remarcó que “yo no hago películas para los festivales, sino para la audiencia, y no sólo para la audiencia mexicana, hago cine para el mundo”.
Ante la pregunta de qué cara de su país muestra, respondió que el México que retrata “es muy variado y no por formar parte de la clase privilegiada muestro sólo una parte del mundo. Por ejemplo, en A los ojos, que ha sido mi película menos vista, contaba una historia en las zonas marginales de México”.
Reconoció que hubo errores en el estreno mundial de ese filme, que tomó malas decisiones para ser proyectada en festivales y que rechazó una oferta que considera que tendría que haber aceptado y por ello tuvo parte de la culpa de esta falta de público, pero a la vez, “la gente no quiere ver miseria, México no quiere ver el propio México” y de hecho, en su momento, Buñuel fue perseguido por hacer Los olvidados, recordó.
Emocionado con la mezcla de recuerdos que trae su paso por el Festival Internacional de Huesca, Franco admitió que le resulta incómodo ver su propio trabajo, pero “con la contradicción que eso supone”, sí que volverá a ver hoy Entre dos, y “lo haré con mucha emoción, casi veinte años después”.
Sobre si volvería a hacer un corto, puntualizó que no es fácil y que es como para un novelista volver al cuento. “Mucha gente se equivoca pensando que es fácil hacer un corto y es difícil un largo y no se comparan, son formatos completamente diferentes y en esa época, en mi época de cortometrajista estaba obsesionado con los cortos, con el hecho de cómo en cinco, seis, 10 o 15 minutos se podía dar un golpe fuerte o conmover, pero es bien difícil hacerlo en un espacio corto por lo que no estoy seguro de querer volver a intentarlo”, acotó.
Subrayó que al corto se le valora poco siempre y por eso el Festival de Cine de Huesca es muy importante.