A unos días de que legisladores aprobaran la extinción de los fideicomisos, entre ellos Fidecine que apoyó la realización de más de 200 largometrajes, Alejandro González Iñárritu emitió un mensaje en el que recordó la importancia del cine y la cultura para el desarrollo social.
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El cineasta ganador de cuatro premios Oscar inauguró la decimoctava edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, donde se refirió a la situación que vive la industria cinematográfica de nuestro país tras esta decisión. “Se ha discutido mucho al respecto, sobre lo que se está jugando hoy en día. Quiero expresar lo que siento sobre un tema importante”, dijo.
“Nadie va a poder estar jamás en contra de apoyar a los que menos tienen. Creo que es importantísimo que los olvidados sean recordados, rescatados, apoyados y que sean los primeros que reciban y sean considerados. Nadie podría estar en contra de esa historia y de ese guion. Pero como ese guion (de Los olvidados) de Luis Alcoriza y Luis Buñuel, que es un guion perfecto, tiene que estar bien ejecutado. Por mejor que sea un guion, con un mal director es una mala película”, dijo.
El realizador de El renacido y Birdman consideró que para ello es importante replantear el concepto de pobreza, pensarlo en términos intelectuales, económicos y espirituales pues ahí es donde se encuentra el origen de la pobreza económica. “Tenemos que expresarlo porque eso es lo que va a prevenir la pobreza y la desigualdad, porque hay muchos ricos muy pobres intelectual, culturalmente y en todos los sentidos que crean la pobreza económica, entonces hay que enriquecer a los ricos; no solamente de pan vive el hombre”, apuntó.
Iñárritu recordó el papel que el séptimo arte y la cultura han jugado durante estos meses de confinamiento, por lo que instó a que se le valore de la misma forma. “El cine es una de las grandes expresiones mundiales, personales, industriales, de lo que quieran; pero la fuerza que tiene hoy es que un gran aliado de poder expresar cosas y reflejarnos”.
“Un país sin cine es un país ciego, no apoyarlo es no apoyar la causa de una pobreza económica que nadie quiere y que tenemos que atender, pero también tenemos que ver las causas. Entonces tenemos que redefinir la pobreza”, añadió.
A 20 años de estrenar su cinta Amores perros, el director recordó que en 1999 apenas se hacían siete largometrajes al año: “Hoy entraron 700 películas (en la convocatoria de) este festival. Es una industria que se ha multiplicado. Hay una cantidad de cineastas mexicanos, chicas y chicos, que están haciendo cosas extraordinarias, con una fuerza que jamás soñamos y no podemos desinflar eso”.
Alejandro González Iñárritu asistió a la decimoctava edición del Festival Internacional de Cine de Morelia donde presentó una versión restaurada de Amores perros, cinta que estrenó en el año 2000 como parte de la Semana de la Crítica en el Festival de Cannes.
Ahí el guionista y productor afirmó que esta cinta cambió su vida y la de quienes trabajaron en ella como parte del elenco y la producción: “Fue una película que nos transformó e un momento coyuntural donde después de 70 años México dejó de ser priista y dos días después entró el PAN; fue una coyuntura importantísima. Y fue una película que nos marcó a muchos, a todos, principalmente a mí”, afirmó.
Inauguración sobria
En octubre de cada año, la Calle de Santiago Tapia de la capital michoacana se cierra para montar unas vallas que darán forma a la alfombra roja por la que desfilan las estrellas del cine mexicano y mundial antes de la inauguración del Festival Internacional de Cine de Morelia.
Este 2020 las vallas sirvieron sólo para abrir paso a los contados invitados que asistieron a la Sala 4 de Cinépolis Centro. El público que abarrotaba alrededor para tomarse una foto o pedir un autógrafo se redujo a una cantidad mínima de gente que portando cubrebocas y con sana distancia esperaban ver a Alejandro González Iñárritu, quien minutos más tarde llegaría para inaugurar la edición 18 de este encuentro fílmico.
La crisis sanitaria en México por el coronavirus cambió la forma de realizar esta fiesta cinematográfica. No hubo alfombra roja, tampoco fotógrafos lanzado flashes al talento local e internacional. Pero sí hubo personal de seguridad que tomó la temperatura y ofrecían gel antibacterial a quienes ingresaban al recinto.
Por esta ocasión el FICM se realiza de manera híbrida, es decir con funciones presenciales en las salas de Cinépolis con el 50 por ciento de su capacidad y en línea a través de la plataforma de Cinépolis Klic y “sin perder su esencia que es la competencia con largometrajes, documentales y cortometrajes”, señaló Alejandro Ramírez, presidente de Cinépolis.
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