Como cada año, la gran fiesta de la guadalupana se hace presente, donde miles de peregrinos vienen a visitarla a la Villa, en la Ciudad de México, para agradecerle el 12 de diciembre por todo lo que les ha concedido.
Debido a la pandemia por Covid-19, las peregrinaciones tuvieron que suspenderse el 2020, sin embargo, este año con la nueva normalidad, los peregrinos regresan a la Basílica cargados de fe. Una fe, que desde hace años, ha estado presente en la historia de nuestro país, pero ¿cómo fue que nacieron los peregrinajes en México?
De Tonantzin al pueblo de Guadalupe
Según el artículo "Historia de la Villa de Guadalupe", de Guadalupe Lozada León, publicada en la revista Relatos e Historias en México, desde la época prehispánica, los pueblos acudían en numerosos grupos a adorar a la Tonantzin, vocablo náhuatl que significa “nuestra madre venerada", sin embargo, al llegar los españoles se inició con la evangelización cristiana.
Luego de 10 años, los frailes franciscanos consiguieron en el Tepeyac el llamado "milagro guadalupano", donde los indígenas finalmente dejaron de alabar a sus dioses en 1531 para luego fundar el pueblo de Guadalupe en 1533, donde se construyó la primera capilla que años después cedió su lugar a un templo más grande.
En 1676, se decidió construir quince grandes monumentos sobre la antigua calzada que unía al Tepeyac con Tlatelolco, para que los peregrinos tuvieran oportunidad de rezar diez aves marías al ir avanzando, pero fue en el siglo XVIII cuando el culto guadalupano se desarrolló en todo su esplendor.
"Esta explosión del guadalupanismo novohispano propició que los virreyes, antes de entrar a la capital que sería la sede de su mandato, pasaran ante la imagen de la Virgen de Guadalupe a implorar la protección de su patrocinio", señala Lozada León.
Una vez consumada la Independencia de México, la Virgen de Guadalupe se volvió un símbolo más para exaltar la fe del nuevo país y se creó una Orden Imperial de Guadalupe, con la que se premiaba a quienes habían participado con particular arrojo y valentía en la defensa de la patria.
Primera recepción oficial en la Villa
Fue en junio de 1864, cuando Maximiliano y Carlota decidieron que su primera recepción oficial fuera su visita a la Basílica, donde caminaron por la calzada de Guadalupe y mostraron su respeto por la madre espiritual de su nueva patria.
En julio de 1857, el presidente Ignacio Comonfort inauguró el ferrocarril a la Villa de Guadalupe, y desde entonces, los viajeros que se transportaban en él podían acceder con mayor facilidad al santuario, lo que aumentó el comercio y el intercambio cultural de zona.
Posteriormente, al ser reconocidas las Leyes de Reforma, el presidente Benito Juárez declaró el 12 de diciembre como día de fiesta nacional.
Construcción de la nueva Basílica de Guadalupe
El antiguo templo guadalupano, construido entre 1792 y 1797, sufría por la inestabilidad del subsuelo y un grave hundimiento, por lo que en 1950 se comenzó a realizar una colecta a nivel nacional para la construcción de la nueva Basílica.
Muchos fueron los personajes políticos, sociales y culturales que se sumaron a la causa, incluso Pedro Infante hizo un maratón televisado a la Virgen de Guadalupe, que duró más de 30 horas sin interrupciones.
En el siglo XX, durante el gobierno del presidente Miguel Alemán, se dio paso a la modernización de la calzada de Guadalupe, que consistió en derribar las casas que obstruían la vista del templo para construir frente a éste el llamado Atrio de las Américas (1952) y así también facilitar la entrada de los peregrinos.
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Lo anterior, se volvió una tradición, que año tras año cobra vida en sus fieles, quienes esperan ansiosos el 12 de diciembre para venir a la Villa y agradecer con fervor las peticiones cumplidas por la intervención divina de la Virgen de Guadalupe, madre de todos los mexicanos.
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