El barrio de La Merced alberga a la casa más antigua de la Ciudad de México, una construcción hecha de piedra, tezontle, cantera y estuco, que ha logrado sobrevivir al paso del tiempo y ahora es un espacio cultural.
La casa ubicada en la calle de Manzanares 25 en el Centro Histórico, fue construida en el año 1580, tan sólo unos años después de la caída de Tenochtitlán. En ese entonces, era habitada por una familia adinerada de indígenas que sobrevivieron a la Conquista española, de acuerdo con la Secretaría de Cultura.
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Con el paso de los años, la estructura no solo ha sido testigo de grandes momentos históricos como los movimientos sociales de la mitad del siglo XX, sino también de invasiones, epidemias, inundaciones, terremotos y sobrevivió a decenas de fenómenos naturales como la inundación de 1629.
El inmueble tiene un estilo arquitectónico que es resultado de la mezcla entre lo prehispánico y lo colonial, que da muestra de la época en que se creó, de hecho, está dividido en 15 cuartos que se encuentran alrededor de un patio central, similar al estilo de “viviendas, propia de la tradición mesoamericana”.
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Sin embargo, la construcción fue abandonada por un tiempo, hasta que en el 2010, el arquitecto español, Juan Benito Artigas, “quien ha dedicado sus más recientes años como investigador a buscar edificios históricos y defenderlos del olvido”, lo encontró.
De esa manera, el INAH y el gobierno capitalino realizaron una restauración, y tras ocho años de rescate, convirtieron la casa en un nuevo centro cultural.
Actualmente se ofrecen talleres artísticos y de oficios dirigidos “a niños y niñas de toda la ciudad, pero principalmente para quienes habitan en los barrios de La Merced, Tepito y Candelaria”.