El 13 de agosto de 1521, tras una lucha de 90 días, los mexicas se enfrentaron a la caída de Tenochtitlán pese a que Cuauhtémoc tomó el mando para defender el territorio ante la conquista española.
Cuauhtémoc, quien fue el último Rey Tlatoani mexica o rey-sacerdote azteca, pronunció unas últimas palabras antes de la inminente caída de Tenochtitlán, la noche del 12 de agosto de 1521. Actualmente, el discurso es considerado un poema.
Aunque el discurso lo pronunció Cuauhtémoc, fue escrito por Tlatocan, es decir, un Consejo de Estado considerado el organismo más importante del Imperio Azteca, pues tenía funciones administrativas y judiciales.
¿Cuál fue el último discurso de Cuauhtémoc?
El último discurso de Cuauhtémoc, antes de la caída de Tenochtitlán fue el siguiente:
Nuestro sol se ocultó, nuestro sol desapareció su rostro y completa oscuridad nos ha dejado, pero sabemos que otra vez volverá, que otra vez saldrá y nuevamente nos alumbrara. Pero mientras allá esté en la mansión del silencio, permanezca muy pronto reunámonos y estrechémonos y en el centro de nuestro ser, ocultemos todo lo que nuestro corazón ama y que sabemos es gran tesoro.
Destruyamos nuestros recintos, al principio creador, nuestras escuelas, nuestros campos de pelota, nuestros recintos para la juventud, nuestras casas para el canto y el juego, que nuestros caminos queden abandonados y nuestros hogares nos resguarden, hasta cuando salga nuestro nuevo sol.
Los papacitos y las mamacitas que nunca olviden guiar a sus jóvenes, y hacer saber a sus hijos mientras vivan cuán buena ha sido hasta ahora nuestra amada madre tierra Anáhuac, al amparo y protección de nuestro destino.
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Y por nuestro gran respeto y buen comportamiento, confirmados por nuestros antepasados y que nuestros papacitos muy animosamente sembraron en nuestro ser. Ahora nosotros les encargaremos a nuestros hijos que no olviden informar a nuestros hijos cuán buena será, cómo se levantará y alcanzará fuerza y cuán bien realizará su gran destino en nuestra amada madre tierra Anáhuac.
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La tradición oral atribuye este poema como el último mensaje del Tlatocan y pronunciado por Cuauhtémoc antes de la caída de Tenochtitlán. Actualmente se encuentra en un mosaico ubicado en la calle República de Cuba, del Centro Histórico de la Ciudad de México.